1. Leviatán.
Ver com. Job 41: 1; Sal. 74:
13-14. En la mitología antigua cananea el "leviatán" era la serpiente de siete
cabezas que luchaba contra los dioses y las fuerzas del bien, y era considerada
la personificación de las fuerzas del mal. Antiguos textos cananeos hallados en
Ras Shamra (ver t. I, pp. 135-136) se refieren a un monstruo de siete cabezas,
"Lotán", que se cree que corresponde al "leviatán" bíblico (Heb. liwyathan ). En
Tell Asmar, Mesopotamia, se encontró un sello cilíndrico en el cual aparece un
dragón de siete cabezas que es derrotado por dos héroes. Estas y otras leyendas
sugieren que los antiguos tenían un concepto confuso, pero persistente, de la
lucha entre el bien y el mal, cuyas tuerzas algunas veces eran personificadas
bajo la figura de un dragón o una serpiente. En la Biblia, el dragón y la
serpiente claramente se emplean para representar a Satanás (Gén. 3: 15; cf.
Apoc. 12: 3-4).
Por el contexto de la descripción, el "leviatán" de Job
parece ser un animal real (Job 41), el cual por lo general se identifica con el
cocodrilo. Refiriéndose a la destrucción "el ejército egipcio en el Mar Rojo, el
salmista dice que el Señor quebrantó "las cabezas del leviatán" (Sal. 74:
13-14). Un cocodrilo de muchas cabezas sería un monstruo simbólico muy adecuado
para designar a Egipto. El cocodrilo abundaba en el Nilo. En Isa. cap. 27, 30 y
31 se nombra repetidas veces a Egipto, y esto tiende a confirmar la posición de
que el "leviatán" es aquí, en primer término, un símbolo de Egipto. Compárese
también el "dragón" del cap. 27: 1 con el de Eze. 29: 3; cf. cap. 32: 2, 4.
En el Apocalipsis se representa a Satanás como "un dragón escarlata, que
tenía siete cabezas" (Apoc. 12: 3). También se afirma que "Miguel y sus ángeles
luchaban contra el dragón" , y que " "fue lanzado fuera el gran dragón, la
serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero" " (Apoc. 12: 7, 9). Al parecer, "aquel día" en que Jehová matará al
"leviatán" " es el día cuando " "Jehová sale de su lugar para castigar al
morador de la tierra por su maldad" " (Isa. 26: 21). No hay certeza de que
puedan aplicarse las palabras de Isaías a Satanás.
2. La viña del vino rojo.
En el cap. 5: 1-7 Isaías entonó
una endecha acerca de Israel simbolización por una viña improductiva. Aquí el
canto es mucho más agradable, porque esta viña improductiva llena todo el mundo
con su fruto (cap. 27: 6).
3. Yo Jehová la
guardo.
El contraste entre esta viña y la anterior es notable. En el
cap. 5: 1-7 el Señor quitó el vallado de la viña, la dejó desierta y ordenó que
no lloviera sobre ella. En ese caso se dijo precisamente que la viña era "la
casa de Israel, y los hombres de Judá" (cap. 5: 7). Aquí parece entenderse lo
mismo (cap. 27: 6). También Cristo compara a sus discípulos con los sarmientos
de una vid (Juan 15: 1-8).
4. No hay enojo
en mí.
Dios no está airado con su viña.
Espinos y cardos.
En la viña anterior los cardos y las espinas reemplazaron a la vid
original, y el Señor pronunció sentencia contra Israel (cap. 5: 6). Las espinas
y los cardos representan la obra del enemigo; Dios los consumirá con fuego (Mat.
13: 30).
5. ¿O forzará alguien mi
fortaleza?
Mejor, "o que se acojan a mi amparo" " (BJ); "a no ser "246
"que se pongan bajo mi protección" (NC). En el tiempo del conflicto, cuando el
enemigo dirige sus ataques contra el pueblo de Dios, se amonesta a la iglesia
que busque protección en Dios. Si la iglesia obedece, los esfuerzos del enemigo
no tendrán éxito; el pueblo de Dios habrá hecho la paz con él, y sabrá que Dios
es su amigo y no su enemigo; puede confiar en él, y en medio de las mayores
pruebas su alma puede reposar en paz. Estas palabras se aplican especialmente al
tiempo de angustia durante las siete últimas plagas, cuando Satanás hará todo lo
que pueda contra los santos.
6. Jacob.
Es decir, Israel (ver com. Gén. 32: 28).
Fruto.
Cf. com.
Isa. 5: 2; Juan 15: 2-8. Dios deseaba que Israel llevara a todo el mundo el
conocimiento de la salvación (ver pp. 30-32). Cuando Israel fracasó como nación,
esta tarea le fue encomendada al Israel espiritual, la iglesia cristiana. La
iglesia, compuesta de judíos y gentiles, es representada por ramas injertadas
que reemplazan a las ramas naturales del árbol de Israel, las cuales fueron
quebradas (Rom. 11:11-12, 15-26).
7. ¿Acaso
ha sido herido?
¿Ha herido Dios a su propio pueblo así como hirió, a los
que guerreaban contra él? Isaías hace notar el contraste entre el trato de Dios
con su propio pueblo y su trato con los enemigos de su pueblo. El pueblo de Dios
puede sufrir pruebas y tribulaciones, pero no será totalmente destruido. Dios
"hiere" a su pueblo para su propio bien (Heb. 12: 5-11; Apoc. 3: 19), para
remediar los defectos de su carácter, no para destruirlos. "¿Acaso le ha herido
como hirió a quien le hería?" (BJ).
8. Con
medida.
Tradicionalmente se ha entendido que la frase besa'ss'ah
incorpora la palabra se'ah , medida de unos 7 lt (ver t. I, p. 176). Se ha
usado, por lo tanto, este texto para indicar que Dios no castiga más de lo que
se puede tolerar, que sus juicios son siempre atemperados con clemencia y
misericordia. Si bien esta idea es claramente bíblica, no es prudente basarla en
este pasaje. La frase besa'ss'ah sólo aparece aquí y probablemente significa
"con expulsión" o "con expulsarla", o, según la LXX, "con guerra" . Se
traduciría entonces: " "Con expulsarla, con despacharla, tú peleas con ella". "
El vers. 8 describe el castigo del pueblo escogido; el vers. 9 habla de las
condiciones para su restitución.
El los remueve.
El hebreo dice
"la removió", lo cual se interpreta como " "Jehová removió a Israel". "La echó
con su aliento áspero como viento de Oriente" " (BJ).
El sentido de este
versículo no es totalmente claro. Parecería decir que Jehová expulsó a Judá,
como con un recio viento solano, viento quemante del desierto, símbolo apropiado
de la muerte y la destrucción (Gén. 41: 6; Job 27: 21; Sal. 48: 7; Jer. 18: 17;
Ose. 13: 15). En forma figurada, el aliento de Dios es como ese viento y trae
consigo el castigo merecido por los pecados de Judá. Este versículo pareciera
referirse al futuro cautiverio babilónico, que sería un castigo disciplinario
para el pueblo de Dios (Isa. 48: 10; Jer. 30: 11-17; Ose. 2: 6-23; Miq. 4:
10-12).
9. La iniquidad de Jacob.
El Señor desea purificar a su pueblo, no destruirlo (ver com. vers.
7-8). El castigo del vers. 8 es un instrumento de purificación.
El
fruto.
Es decir, el resultado. El "fruto" del castigo será el
arrepentimiento, con el consiguiente perdón y la eliminación de todo vestigio de
idolatría. El cautiverio babilónico curó de idolatría a los judíos (PR 520).
Como piedras de cal desmenuzadas.
Las piedras de los altares
serían desmenuzadas como si fueran de cal; los símbolos de Asera (ver com. Exo.
34: 13; Deut. 7: 5; 16: 21; 2 Rey. 17: 10) y los ídolos serían derribados y
destruidos. Dios permite que su pueblo soporte pruebas para que pueda ser
purificado de sus iniquidades.
10. La
ciudad fortificada.
Esto es, Jerusalén, símbolo del pueblo de Dios. La
ciudad floreciente se convertiría en un lugar desolado. Donde hubo casas,
crecería pasto (cap. 7: 23-25). Esta predicción se cumplió un siglo más tarde,
en el año 586 a. C. (Dan. 9: 16-17).
11. Encenderlas.
En este versículo se continúa la
descripción de la última parte del versículo anterior. Un árbol cuyas ramas son
deshojadas (vers. 10), se seca y muere. La madera se seca. Luego se cortan las
ramas y se las usa para hacer fuego. La figura es similar a la de Eze. 31:
12-13, en donde se compara la destrucción de Asiria con un árbol cuyas ramas se
han caído. Tanto Juan el Bautista como Jesús compararon a los impíos con árboles
que eran cortados y echados al fuego (Mat. 3:10; Juan 15: 6). Pablo comparó a
los judíos literales con ramas naturales que fueron cortadas y reemplazadas por
las ramas injertadas: la iglesia (Rom. 11: 12-20). 247
12. En aquel día.
Ver com. cap. 26: 1-2.
Trillará.
Aquí la trilla representa el gran día del juicio, cuando se juntará el
trigo en el alfolí celestial y el tamo será quemado (Joel 3: 13; Mat. 3: 12; 13:
39-40; Apoc. 14: 14-19).
Hasta el torrente de Egipto
La tierra
que se le prometió a Israel se extendía desde el Eufrates hasta el torrente de
Egipto (ver com. Gén. 15: 18; 1 Rey. 4: 21; 8: 65). Las naciones comprendidas
entre esos límites serían trilladas y sus tierras entregadas al pueblo escogido
de Dios.
Uno a uno
Figura empleada para indicar que Dios se
preocuparía de cada persona del remanente de los hijos de Israel.
13. En aquel día
Ver com. cap. 26:
1; ver com. cap. 11: 16. Con referencia a la restauración de Israel después del
cautiverio, ver las pp. 30, 33.
CBA T4
CBA - Libro de Isaías Capítulo 27
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