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CBA - Libro de Isaías capítulo 63


CBA - Libro de Isaías capítulo 63

1. Edom.

En este pasaje Edom representa a los enemigos de Dios y de su pueblo (ver com. cap. 34:5). Los edomitas eran descendientes de Esaú (Gén. 25:30), hermano gemelo de Jacob (Gén. 25:24-26). Habían adoptado una actitud de persistente hostilidad contra Israel (Gén. 27:41; Núm. 20:14-21). Más tarde, durante el reinado de Acaz, en los días de Isaías, los edomitas habían hecho una campaña militar contra Judá y "habían llevado cautivos" (2 Crón. 28:17). En Amós 1:6-11 se acusa a Edom, junto con Gaza y Tiro, de haber tratado cruelmente a los cautivos. En Isa. 63:1-6, el profeta describe la victoria del Mesías sobre todos sus enemigos. Nótese el diálogo en los vers. 1-3.

Rojos.

Así reza la LXX. El hebreo emplea la palabra jamuts , de una raíz que significa "estar fermentado", "leudado", lo cual suele interpretarse como que indica vestimentas de un color brillante.

Bosra.

Ciudad importante de Edom, situada a unos 38 km. al sur del mar Muerto. Isaías ya había mencionado los "sacrificios en Bosra" (ver com. cap. 34:5-6).

Para salvar.

Isaías indica la naturaleza doble de la obra que el Mesías habría de realizar. Se revelaría en "la grandeza de su poder" para destruir a sus enemigos, pero sería "grande para salvar" a sus hijos.

2. Lagar.

Heb. gath . En la antigüedad, se colocaban las uvas en el lagar, donde los hombres las pisoteaban para exprimir el jugo. Las vestimentas de los que pisaban en el lagar se manchaban con el jugo de la uva. Juan emplea la misma figura (Apoc. 14:19-20; 19:15).

3. Lagar.

Heb. purah . Aunque esta palabra es un sinónimo de gath (ver com. vers. 2), se refiere más específicamente a la batea del lagar.

Solo.

Cuando el Mesías vino al mundo, sufrió solo su amarga agonía en el Getsemaní. Sus discípulos que deberían haberlo consolado se habían dormido (Mat. 26:36-45). Su humanidad rehuía los terribles episodios por los cuales estaba a punto de pasar. Contemplando el destino inminente de un mundo condenado, aceptó "su bautismo de sangre, a fin de que por medio de él los millones que perecen puedan obtener la vida eterna" (DTG 642). En la cruz, rodeado de tinieblas sobrenaturales, se sintió aun más solo (Mat. 27:46; DTG 702).

Los pisé con mi ira.

Con referencia a la ira divina, ver com. 2 Rey. 13:3. El Mesías se habría alegrado de proporcionar salvación a todos, pero ellos rechazaron la oferta divina y por ello escogieron la muerte (CS 40- 41).

4. El día.

Ver com. cap. 34:2-10; 35:4.

El año.

Compárese con cap. 34:8. El tiempo de la destrucción de los impíos es cuando se efectuará la salvación de los justos.

5. No había quien ayudara.

"No había auxiliador" (BJ). El rollo 1QIsb de los Manuscritos del Mar Muerto dice "no había nombre".

Me maravillé.

De la raíz shamam , que en la forma verbal que aparece aquí significa "quedar atónito". La misma palabra se traduce como "estaba espantado" (Dan. 8:27). Esta expresión hace resaltar el hecho de que la situación era desesperada. El Mesías advirtió la triste situación en que se encontraba el hombre y decidió rescatarlo él mismo de su angustioso estado.

Mi brazo.

Ver com. cap. 40:10; 51:9; 52:10.

Ira.

Heb. jemah , palabra empleada 81 veces en el AT para describir la indignación divina. Con referencia a la ira de Dios, ver com. 2 Rey. 13:3.

6. Hollé.

Se representa a los impíos con la figura de uvas que habían de ser pisoteadas en el lagar de la ira de Dios.

Los embriagué.

Muchas veces se representa a las naciones como si bebieran la copa de la ira que es derramada por el Señor (Job 21:20; Sal. 75:8; Isa. 51:17, 22; Jer. 25:15; Apoc. 14: 10).

7. Haré memoria.

A partir de este versículo comienza una nueva sección que concluye con el fin del cap. 64. Es un salmo de alabanza y acción de gracias. Sión recuerda la longanimidad y las tiernas misericordias que Dios ha derramado sobre su pueblo, a pesar de la ingratitud y de la rebelión de Israel. Este poema comienza afirmando la determinación de pensar en la misericordia y la bondad de Dios y hacer saber sus misericordias a otros (cf. Sal. 89).

8. Porque dijo.

Sin duda este pasaje se refiere a la intervención divina para librar a Israel de la esclavitud en Egipto.

Mienten.

Heb. shaqar , "engañar", "actuar falsamente". Hoy nos parece que sin duda Israel guardaría el pacto de Dios. Parece difícil comprender que alguien hubiera sido tan necio como para quebrantar ese pacto, perdiendo así las bendiciones prometidas. Compárese con Sof. 3:7, donde se expresa una 362 convicción similar en cuanto a la conducta de Israel, pero donde otra vez aparece como un pueblo desobediente.

Salvador.

Heb. moshia' , de la raíz yasha' , que significa "salvar". De esta misma raíz viene el nombre de Jesús (ver com. Mat. 1: 21). Cristo fue el Salvador de su pueblo, tanto en los tiempos del AT como en los del NT (PP 382). A pesar de las repetidas transgresiones de Israel, Cristo intervino vez tras vez en su favor.

9. El fue angustiado.

Esta traducción está basada en varios manuscritos hebreos y en la tradición masorética. Sin embargo, la traducción literal es más bien "no fue adversario" . Así como un padre amante y tierno sufre cuando sufren sus hijos, lo mismo ocurre con Dios. El Señor vio la aflicción de su pueblo en Egipto (Exo. 3:16) y lo salvó cuando clamó a él en su opresión. Hoy es nuestro gran sumo sacerdote que puede compadecerse "de nuestras debilidades" (Heb. 4:15).

El ángel de su faz.

Este era el ángel en quien moraba la presencia de Dios (Exo. 14:19, 24; 23: 20-23; 32: 34; 33: 14-15; Deut. 1: 32-33). Era Cristo mismo (PP 382). Cristo estuvo siempre con su pueblo, guiándolo de día, protegiéndolo de noche, y conduciéndolo a la tierra prometida, a pesar de toda la oposición del enemigo. Cuando se erigió el tabernáculo, Cristo manifestó su presencia en la gloria que se asentó sobre el propiciatorio, entre los querubines (Núm. 7: 89).

Los trajo.

Mejor, "los levantó", pues el verbo hebreo natal , en la forma en que aparece aquí, tiene ese sentido. Se representa a Cristo como un padre que cuida tiernamente de sus amados hijos (Exo. 19: 4; Deut. 1: 31; 32: 11-12; 33: 27; Isa. 46: 4).

Los levantó.

Mejor, "los llevó" (BJ).

10. Mas ellos fueron rebeldes.

Se hace notar en marcado contraste la deslealtad de Israel y la amante ternura y fidelidad de Dios (cf. Sal. 106).

Hicieron enojar su santo espíritu.

El Espíritu Santo era conocido y actuaba en los tiempos del AT, así como lo hizo en tiempos del NT Pablo amonestó a la iglesia para que no contristara al Espíritu (Efe. 4: 30). En tiempos de Noé, Dios había dicho que su Espíritu no contendería "con el hombre para siempre" (Gén. 6: 3). Las murmuraciones y las quejas de Israel en el desierto no estaban dirigidas tanto contra Moisés como contra Dios (Exo. 16: 8-9).

Se le volvió enemigo.

Es decir, pareció ser su enemigo. En realidad, los castigos que sobrevinieron al pueblo tenían un propósito misericordioso. Dios estaba procurando la salvación final del individuo.

11. Pero se acordó.

No es del todo claro cuál es el sujeto tácito de esta oración. Algunos piensan que se refiere a Dios, quien recuerda lo que ha hecho en lo pasado y se propone repetir sus gloriosas hazañas. Otros piensan que es el pueblo quien recuerda las glorias del pasado.

¿Dónde está?

Aquí se ve claramente que es el pueblo el que habla. Si se sigue el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto y las versiones siríacas, también puede traducirse " "¿Dónde está el que hizo subir del mar a los pastores de su rebaño?" " Algunas versiones, entre ellas la LXX, emplean la palabra "pastor" en el singular, refiriéndose sin duda a Moisés. Si se emplea el plural, habría que pensar en Moisés, Aarón y otros dirigentes.

En medio de él.

Esto podría referirse a Moisés, quien recibió un don espiritual especial (Núm. 12: 1-8), o al pueblo (Neh. 9: 20).

12. La diestra.

La mano derecha era considerada como un símbolo de fuerza y de acción (Sal. 20: 6).

Brazo de su gloria.

Compárese con los cap. 40: 10; 53: 1. Este era el brazo mediante el cual Dios había obrado tantas maravillas para la liberación de su pueblo de Egipto (Exo. 6: 6; 15: 6, 12; Deut. 4: 34; 7: 8).

Dividió las aguas.

Se hace referencia aquí a la milagrosa división de las aguas del mar Rojo (Exo. 14: 21; Sal. 106: 9).

Nombre perpetuo.

La fama del nombre de Jehová se había divulgado en todo el antiguo Cercano Oriente debido a sus obras maravillosas que acompañaron la liberación del pueblo de Israel de su esclavitud en Egipto (Jos. 2: 10; 2 Sam. 7: 23).

13. Por los abismos.

Es decir, a través de las aguas del mar Rojo (Sal. 106: 9).

Como un caballo.

En una zona que normalmente estaba cubierta de agua, los hebreos pudieron caminar con la misma facilidad con que un caballo caminaría sin tropezar por una amplia planicie.

14. Como a una bestia.

Literalmente, "cual ganado" (BJ). Así como se lleva el ganado a un valle tranquilo y fértil, donde puede hallar 363 buenos pastos y descanso reparador después de un viaje largo y dificultoso, así también los hijos de Israel después de 40 años de peregrinación fueron llevados a la tierra de Canaán, su hogar prometido.

15. Mira desde el cielo.

En esta plegaria se pide el socorro de Dios. En tiempos antiguos, Dios había guiado y bendecido maravillosamente a su pueblo. ¿Acaso ahora lo habría olvidado? El celo y el poder que en tiempos de antaño se habían manifestado tan gloriosamente en favor de los hijos de Dios, ¿dónde estaban ahora?

Tus entrañas.

Se consideraba que la sede de las emociones y de la compasión estaba en las entrañas (Gén. 43:30; 1 Rey. 3:26; Isa. 16:11; Jer. 4: 19; Lam. 1: 20).

16. Pero.

0. "porque" (BJ). Por cuanto Dios era el Padre de Israel, los israelitas podían buscarlo en procura de ayuda y orientación. Podían basar su ruego en el hecho de que Dios, como su Padre, sentiría cierta responsabilidad para con ellos y que su corazón suspiraría por ellos. Abrahán, su padre terrenal, había muerto y no estaba en condiciones de ayudarlos, pero Dios podía hacerlo.

Nuestro padre.

Compárese con 1 Crón. 29: 10; Isa. 64:8 donde también se emplea la expresión "nuestro padre" para dirigirse a Dios. En cuanto a la paternidad de Dios, ver Deut. 32:6; Jer. 3:4; Mal. 1:6; 2:10; 1 Cor. 8:6; Gál. 4:4-6; Efe. 4:6.

Nuestro Redentor.

"Tu nombre es 'El que nos rescata, desde siempre" " (BJ). Desde tiempos antiquísimos, Dios se había dado a conocer a su pueblo como Aquel que rompía sus ataduras (Jer. 2:20) y los redimía.

17. Nos has hecho errar.

Por la forma en que se expresan los autores de la Biblia, muchas veces dan la impresión de que Dios hiciera lo que no impide que ocurra (ver com. 1 Sam. 16:14; 2 Crón. 18:18). Este pasaje podría entenderse así: " "¿Por qué nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos?" " (BJ). Puesto que Dios nunca fuerza la voluntad, no impide que los hombres sigan el mal camino que han escogido. En cierto sentido, los hombres en realidad no tienen permiso de Dios para hacer lo malo, pero sí para hacer lo bueno (Deut. 30:19). Debido a que tienen libre albedrío Dios no les impide que sigan el camino del mal si así eligen. Difícilmente diríamos de nuestros hijos -si algunos de ellos llegan a ser adultos y abandonan el camino recto- que tienen nuestro permiso para hacer lo malo. Puesto que han llegado a la madurez, sencillamente no interferimos más con su elección.

La frase del Padrenuestro que dice "no nos metas en tentación" debe entenderse del mismo modo. Dios no tienta a los hombres a pecar (Sant. 1: 13), pero permite la prueba sólo si es para nuestro bien (ver com. Mat. 6:13). Esa frase equivale a decir: " "no nos dejes caer en tentación" " (BJ).

Endureciste.

Ver com. Exo. 4:21.

Vuélvete.

Compárese con Sal. 80:14; 90:13.

18. Por poco tiempo.

A Abrahán se le hizo la promesa de que la tierra de Canaán le sería dada a él y a su descendencia en heredad perpetua (Gén. 13:14-15; 17:8). En comparación con la eternidad, el tiempo que transcurrió desde Josué hasta Isaías resultaba "poco". Las promesas de Dios son condicionales. Debido a su impiedad, los judíos perdieron las promesas que habían sido hechas a Abrahán.

Han hollado tu santuario.

En el tiempo de Isaías, los asirios habían saqueado la mayor parte de Palestina (cap. 36-38), aunque abandonaron el intento de conquistar a Judá. Un siglo más tarde los babilonios, bajo el mando de Nabucodonosor, acabaron con la nación de Judá y destruyeron la ciudad de Jerusalén juntamente con su templo y sus muros (2 Rey. 25:8-16). El templo todavía estaba en pie cuando Isaías pronunció estas palabras. Sin embargo, él estaba proyectándose proféticamente al tiempo cuando el templo ya no existiría (cap. 64: 11; ver t. I, pp. 31-32).

19. Hemos venido a ser.

El ruego de los israelitas se funda en el hecho de que se habían hundido hasta el nivel de los paganos, quienes nunca habían reconocido a Dios. ¿Es correcto esto? ¿Debe Dios permitir que los hijos de Abrahán, que lo han reconocido como a su Padre (vers. 16), estén en la misma condición de los que Dios nunca reconoció? La confesión de Isaías a favor del pueblo (ver com. cap. 59:12- 13), llega aquí a su profundidad más angustiosa. El pueblo se siente profundamente humillado porque le parece que Dios lo ha rechazado, y ruega humildemente que no lo deseche del todo. Este espíritu de completo desaliento y desesperación es el que lo hace elevar la vista al cielo y pronunciar la plegaria con la cual comienza el capítulo siguiente. Con referencia al marco de esta situación, ver com. cap. 40: 1.

CBA T4

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