1. Así dijo Jehová.
En vista de las muchas
similitudes entre este capítulo y el cap. 7, muchos comentadores piensan que los
dos discursos de Jeremías presentados en los capítulos mencionados datan de la
primera parte del reinado de Joacim. La estrecha relación entre los
acontecimientos de este capítulo y los de los cap. 25, 20 y 36, respectivamente,
indican que los acontecimientos del cap. 19 indican con toda probabilidad
ocurrieron durante el cuarto año del reinado de Joacim, probablemente 605/04 a.
C. (ver PR 318).
Ancianos.
Es decir, los representantes de más
edad entre los dirigentes civiles y eclesiásticos.
2. Valle.
El valle de Hinom se encontraba al sur de
Jerusalén (ver mapa de la p. 523 y com. cap. 7: 31). El nombre del valle pudo
deberse a su primer dueño o a alguna persona que acampó allí. Ver com. 2 Rey.
23: 10; Mat. 5: 22.
Puerta oriental.
Mejor, la "puerta de las
Tejoletas" (BJ), o "del alfarero" (VM) o "de fragmentos de alfarería". Quizá se
le daba este nombre porque cerca de allí se arrojaban los tiesos o pedazos de
vasijas quebrados. Si así fue, la escena misma proporcionaba una impresionante
ilustración de lo que estaba a punto de suceder a los judíos por su apostasía.
3. Oh reyes de Judá.
Es posible que
se emplee el plural para incluir tanto a Joacim, que reinaba entonces, como
Joaquín, su sucesor.
Le retiñan los oídos.
Esta expresión
aparece por primera vez en el AT en una profecía que predijo la destrucción del
santuario en Silo (1 Sam. 3: 11; Sal. 78: 60); y se presenta otra vez aquí para
referirse a la destrucción de Jerusalén y de su templo (Jer. 7: 14; cf. 2 Rey.
21: 12-15).
4. Enajenaron este lugar.
"Han hecho extraño este lugar" (BJ). Lo había convertido en santuario
para dioses extraños (ver 2 Rey. 21: 1-5, 10-12; 2 Crón. 33: 1-7).
Sangre de inocentes.
Evidentemente, una referencia al cruento
sacrificio de los niños en los ritos de Moloc (ver com. 7: 31).
5. Lugares altos a Baal.
Ver cap.
2: 23.
Quemar con fuego a sus hijos.
Ver com. cap. 7: 31.
No les mandé.
Dios no sólo no había ordenado esos sacrificios:
los había prohibido bajo pena de muerte (Lev. 18: 21; 20: 1-5; Deut. 12: 31; 18:
9- 10; Jer. 7: 31).
6. Tofet.
Como
lo indica este versículo, el valle de Tofet era el valle de Hinom (vers. 2),
donde en tiempos de Isaías y Jeremías se hacía pasar a los niños por fuego en
sacrificio a los dioses paganos (2 Rey. 23: 10; ver com. Jer. 7: 31).
Valle de la Matanza.
En justa retribución por el culto idólatra
y cruel de Judá, este sitio abominable sería convertido en un lugar de "matanza"
cuando Jerusalén fuera tomada por los babilonios (2 Rey. 25: 1-9).
7. Desvaneceré.
Mejor, "anularé",
"vaciaré" (BJ).
Comida a las aves.
Ver Jer. 7: 33; 16: 4; 34:
20; Apoc. 19: 17-18.
8. Espanto y burla.
Ver com. cap. 18: 16.
Destrucción.
Literalmente, "sus
azotes", es decir, las heridas y la matanza que ocasionarían los babilonios en
el país.
9. Les haré comer.
Ver
Deut. 28: 49-57; Lam. 2: 20. Flavio Josefo registra el caso de una madre que se
comió a su propio hijo debido a la terrible hambre que hubo en Jerusalén, cuando
Tito la sitió en el año 70 d. C. ( Guerra de los judíos, vi. 3. 4).
11. Que no se puede restaurar más.
En repetidas ocasiones el Señor había advertido a su pueblo que lo
castigaría por sus pecados (cap. 4: 6-7; 18: 11; etc.); y ahora el profeta,
mediante una lección llena de dramatismo, habría de hacerle comprender esa
realidad. El rompimiento de la vasija ilustró claramente cuáles serían los
efectos de la invasión babilónica. Sin embargo, la amenaza era condicional. Aún
no era demasiado tarde para evitar la sentencia que pendía sobre la ciudad y la
nación. Dios había afirmado: "En un instante hablaré contra pueblos y contra
reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se
convirtieron de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que
había pensado hacerles" (cap. 18: 7-8).
Las palabras "que no se puede
restaurar más no implicaban que Dios había retirado sus promesas de un retorno y
de un restablecimiento en la tierra prometida después del cautiverio babilónico
(ver p. 33). Estas promesas más tarde fueron repetidas (Jer. 29: 10; 30: 3;
etc.). Esta profecía de ningún modo contradice esas promesas.
Pero
cuando los judíos rechazaron a Cristo fueron final y definitivamente desechados
como pueblo de Dios (Mat. 21: 33-43). En cuanto a la relación del retorno de los
judíos en esos tiempos con la antigua profecía, ver p. 35.
En Tofet se
enterrarán.
Ver com. vers. 6. Este entierro masivo en Tofet, expresa,
sin duda, el terrible castigo que Dios enviaría sobre los apóstatas por sus
iniquidades.
No habrá otro lugar.
Ver com. cap. 7: 32.
12. Como Tofet.
Un impresionante
símil para describir la ruina y destrucción que sufrirían la ciudad y el valle
de Hinom (ver com. vers. 2). El oprobio sugerido por el nombre Tofet se
proyectaría sobre toda la ciudad de Jerusalén (ver com. cap. 7: 31).
13. Sobre cuyos tejados.
Los techos
planos de las casas antiguas eran lugares muy a propósito para rendir el culto a
los cuerpos celestes (ver. 32: 29; Sof. 1: 5).
Ejército del cielo.
El sol, la luna y las estrellas (cap. 8: 2).
14. La casa de Jehová.
Desde el valle de Hinom, en donde
había presentado en forma objetiva el mensaje a los dirigentes del pueblo (vers.
1-2), el profeta se dirigió al templo para anunciar a todo el pueblo que el
castigo divino sería ejecutado.
15. Así ha
dicho Jehová.
Es evidente que en este discurso dirigido al pueblo,
Jeremías repitió lo que ya había dicho a los dirigentes en el valle de Hinom,
por lo cual este versículo sólo contiene un breve resumen del mensaje.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 19
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