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CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 30


 CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 30

1. Palabra.

Ver com. cap. 1: 1.

2. Escríbete en un libro.

Se ordenó al profeta que escribiera lo que le había sido revelado en cuanto a la restauración de Israel. Esto se encuentra registrado en los cap. 30 y 31. El profeta registró estas promesas de futura restauración, inmediatamente después del intercambio de cartas del cap. 29 (ver EGW, Material Suplementario com. cap. 25; 27-29; 30; 31).

3. Haré volver.

La promesa divina del cap. 29: 10-14 se amplía ahora para incluir no sólo el renio del sur, a Judá, sino también el reino del norte, Israel. La simpatía del profeta no sólo acompañaba a los cautivos en Babilonia, sino también los que se encuentran en Asiria y en las ciudades de los medos (2 Rey. 17: 5-6).

5. Voz de temblor.

La LXX traduce, "voz de temor". Dios presenta al profeta a los israelitas sumidos en una situación sumamente angustiosa (Lam. 2: 18-22). Estas palabras se cumplirán de nuevo en el tiempo de angustia "que habrá de soportar el pueblo de Dios inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo" (ver PP 199).

No de paz.

Ver com. cap. 6: 14.

6. El varón da a luz.

Es imposible describir en forma más gráfica los terribles sufrimientos de los hombres (cf. cap. 4: 31; 6: 24; 13: 21).

7. ¡Cuán grande es aquel día!

En primer lugar, el profeta contempla aquí la angustia que pronto traerían sobre Jerusalén y sobre Judea los babilonios bajo el mando de Nabucodonosor, el gran conquistador (2 Rey. 25; 2 Crón. 36: 17-21). Cuando se aplica al tiempo del fin, "aquel día" se refiere al gran día del Señor y al fin de la historia del mundo actual. La destrucción de Jerusalén, tanto por los babilonios como por los romanos "no fue más que un pálido reflejo" (CS 40) de lo que será el acontecimiento del fin del mundo (ver com. Jer. 30: 5; Joel 1: 15).

Tiempo de angustia para Jacob.

La LXX traduce: "tiempo de angustia es para Jacob". Jeremías ilustra la intensidad de la experiencia por la cual Israel habría de pasar (ver com. vers. 6), comparándola con el caso de Jacob cuando luchó con el ángel (ver com. Gén. 32: 24-26). Jacob estaba amenazado por un hermano airado que estaba dispuesto a matar a fin de vengarse por agravios pasados. Pero Jacob se preparó para la crisis: se detuvo y paso la noche en oración, Su gran anhelo era tener todo en orden delante de Dios. Jacob había procurado reparar, hasta donde le había sido posible, todos los males que había cometido. Debido a su persistencia y a su fe, antes de que pasara esa noche Jacob recibió la seguridad de que Dios lo había bendecido. Previendo lo que experimentarían los hijos de Jacob, Jeremías muestra que durante la invasión babilónico (ver com. Jer. 34: 7) pasarían por una agonía similar a la de su antepasado. Pero junto con la predicción de esa terrible "angustia", el profeta dio a cada alma fiel la seguridad de que "de ella" sería librada.

El Israel espiritual habrá de experimentar este mismo intenso escudriñamiento del alma después del fin del tiempo de gracia, precisamente antes de la segunda venida del Señor. Sólo los que hayan confesado todo pecado conocido podrán salir victoriosos de ese tiempo de agonía espiritual que se conoce como "tiempo de angustia para Jacob" (ver CS 673-681).

8. Quebraré su yugo.

Se refiere en primer lugar al yugo de los babilonios, el cual fue quebrantado cuando, por orden de Ciro, los desterrados pudieron regresar a su tierra (2 Crón. 36: 22-23; Esd. 1: 1-4).

10. No temas.

Esta segura y consoladora promesa se repite (cap. 46: 27-28; cf. Isa. 41: 8-16; 43: 5-7).

Jacob.

Aquí se emplea este nombre como sinónimo de Israel (Gén. 32: 27-28) para representar al pueblo de Dios.

Te salvo de lejos.

El contexto indica que esto se refiere en primer lugar, al retorno de los desterrados por causa del cautiverio babilónico.

Vivirá tranquilo.

Las promesas de prosperidad futura estaban condicionadas por la obediencia (ver PP. 33-34).

11. Te castigaré con justicia.

Aquí Dios proporciona a su pueblo la certeza de que, a pesar de que por su transgresión ha debido castigarlo, lo restaurará cuando haya aprendido la lección de la obediencia. Dios, por causa de su amor, no destruirá a los suyos como destruiría a los paganos opresores de su pueblo.

12. Incurable es tu quebrantamiento.

La razón por la cual Dios no se atrevía a dejar a Judá "sin castigo" (vers. 11), era que para entonces el pueblo estaba demasiado sumido en el pecado. En los vers. 12-15 se describe la lamentable situación de Judá. Desde el punto de vista humano, no había más esperanza; sin embargo, Dios prometía sanar sus heridas (vers. 17).

13. No hay quien juzgue tu causa.

Judá había sido abandonada por sus amantes (ver com. vers. 14), y ahora se encontraba sola, pues se había apartado de su Dios.

No hay para ti medicamentos eficaces.

La traducción literal del hebreo es: "para úlcera curaciones saneamiento no hay para ti". La BJ dice: "Para una herida hay cura, para ti no hay remedio" . Esta traducción es similar a la de la LXX. En este pasaje se repite la verdad del vers. 12 (Isa. 1: 5-6; Ose. 5: 13). De nuevo Dios exhorta a su pueblo pecador a que busque la salvación de su alma mediante su Señor, quien es el único bálsamo de Galaad para las heridas del pecado (ver com. Jer. 8: 22).

14. Todos tus enamorados.

Los aliados (ver com. cap. 22: 20) comprenden ahora que la situación de Judá es desesperada frente a la oposición babilónico.

15. ¿Por qué gritas?

Una gráfica descripción de la situación lamentable de Judá, que está enferma y herida (cf. Lam. 1).

Incurable.

Ver com. vers. 12-13.

16. Los que te consumen.

A pesar de que Dios había empleado a los babilonios como instrumento suyo para castigar a su pueblo debido a la apostasía, los caldeos mismos no escaparían a la retribución divina por causa de su propia iniquidad (ver com. cap. 25: 12).

17. Yo haré venir sanidad.

Aunque los antiguos aliados de Judá se burlaran de ella por sus desgracias y la consideraran como proscrita (ver com. vers. 13-14), Dios no olvidaría a su nación escogida. Con amor sanaría sus "heridas" (ver Ose. 6: 1).

18. Yo haré volver los cautivos.

En los vers. 18-21 se describe la prosperidad que podría haber disfrutado Israel si el pueblo hubiera aceptado su destino divino y hubiera cumplido lealmente la misión que el cielo le había encomendado (ver PP. 33-34). Para la iglesia de Dios (ver PP. 37-38), estos versículos predicen que finalmente será liberada de este mundo impío (ver PR 395).

19. Los multiplicaré.

El profeta contempla la difusión del conocimiento del verdadero Dios y la congregación de los conversos de todas partes del mundo (ver PP. 31-32).

21. Su príncipe.

La voz hebrea aquí significa "poderoso", "espléndido". En Sal. 8: 1 esta palabra se traduce "glorioso".

22. Me seréis por pueblo.

Dios deseaba que en Judá se cumpliera plenamente todo lo implicado en esta frase, pero su pueblo escogido no vivió a la altura de sus privilegios. Ahora la promesa pertenece a la iglesia cristiana (Heb. 8: 10). Esta relación se manifestará plenamente en la tierra nueva (Apoc. 21: 3).

23. Tempestad.

Imagen descriptiva del castigo de Dios sobre los pecadores impenitentes (cap. 23: 19-20; 25: 32- 33).

24. No se calmará.

La liberación del pueblo de Dios sería acompañada por la caída del Imperio de Babilonia, el cual había tenido cautivo a Israel (cap. 25: 12, 26), y finalmente por el castigo de los impíos de todas las naciones (cap. 25: 31-33). Dios anuncia su propósito de cumplir esto completamente.

En el fin de los días.

Es decir, cuando se cumpliera la predicción y después de su cumplimiento. En ese momento el futuro parecía oscuro, pues delante estaban la invasión y la deportación. El cumplimiento de las gloriosas promesas parecía casi increíble, pero el futuro confirmaría los misericordiosos propósitos de Dios.


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4

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