1. Todas las familias de Israel.
En el capítulo
31 continúa el registro de lo que Jeremías escribió con referencia a la
restauración de toda la nación de Israel. Este capítulo, como el cap. 30, fue
escrito a continuación del intercambio de cartas entre el profeta y los
desterrados (ver com. cap. 30: 2), en los comienzos del reinado de Sedequías
(ver com. cap. 29: 2).
2. Halló gracia.
En los vers. 2 y 3 Dios asegura a su pueblo que la prueba de su amor
hacia ellos en lo pasado es la garantía de su amor futuro. Sus antepasados
escaparon de la espada de los egipcios durante el éxodo, y, en esa forma
hallaron "reposo" por medio de la liberación divina.
3. Eterno.
Ver com. Exo. 12: 14; 21: 6; 2 Rey. 5: 27. El
profeta consuela a su pueblo con la afirmación de que el amor divino que se
manifestó hacia sus padres aún se extiende a ellos, porque es eterno (cf. Isa.
49: 14-16). No podrán dejar de ser atraídos hacia Dios con las cuerdas de su
amor (Ose. 11: 4), si no oponen resistencia ante su gracia.
4. Te edificaré.
Los repatriados
restauraron la ciudad de Jerusalén y su templo con la bendición de Dios.
Restablecieron, al menos en cierta medida, su vida religiosa, social y política.
Pero la medida completa de prosperidad predicha en el cap. 31 nunca se cumplió,
porque vez tras vez el pueblo se apartó de su glorioso destino (ver PR 520; PP.
32-34).
Virgen de Israel.
Ver com. cap. 14: 17.
Panderos.
Heb. tof, tamborcito de mano (ver t. III, p. 32).
5. Samaria.
Se menciona la capital
del reino del norte, de Israel, para indicar que algunos de los que pertenecían
a las diez tribus también volverían del exilio.
Disfrutarán de ellas.
Quienes plantaran, disfrutarían. Quizá haya aquí una alusión a la
reglamentación de Lev. 19: 23- 25.
6. Los
guardas.
El hecho de que los "guardas" de Efraín -la tribu dominante del
reino del norte- instaran a la gente a que subiera, "a Sión", es decir,
Jerusalén, destaca nuevamente lo que se revela en el versículo anterior que las
doce tribus se unirían como un solo Israel. No se restauraría el culto idólatra
rival que se había establecido en Bet-el y Dan (1 Rey. 12: 26-33) y cuyo objeto
fue impedir que las diez tribus del reino del norte fueran a adorar en el templo
de Jerusalén.
7. A la cabeza de naciones.
Se refiere a la excelsa posición del Israel redimido (Deut. 28: 13; cf.
Exo. 19: 5-6; Lev. 20: 24, 26; Deut 7: 6; 26: 18-19).
Haced oír.
Es decir, "proclamad".
El remanente.
Ver com. Joel 2:
32.
8 Tierra del norte.
Ver com.
cap. 3: 18.
9. Irán con lloro.
Acerca del cumplimiento parcial de esta profecía, ver com. Esd. 3:
12-13.
Efraín.
Como es la más destacada de las diez tribus del
norte, se nombra a Efraín para representarlas (Exo. 4: 22; Eze. 37: 19; Ose. 11:
1-3).
10. Las costas que están lejos.
Ver Isa. 41: 1; 49: 1; 66: 19.
12. Vendrán con gritos de gozo.
En los 498 vers 12-24
Jeremías habla de las bendiciones y la prosperidad de que disfrutarían los
repatriados. "Su lloro" de entonces se transformaría en eterno "gozo" y consuelo
si permanecían obedeciendo el plan del Señor para su nación restaurada.
15. Voz fue oída.
El profeta emplea
otra imagen para contrastar la angustia presente y el gozo futuro de los
cautivos.
Ramá.
Con referencia a la ubicación de Ramá, ver la
Nota Adicional de 1 Sam. 1. Aunque había varios lugares conocidos con este
nombre, es muy probable que el profeta se refiera aquí a la Ramá que estaba
cerca de la tumba de Raquel, la cual estaba a su vez "en el territorio de
Benjamín, en Selsa" (1 Sam. 10: 2). Ramá (quizá la precursora de la moderna
Ramalá) estaba a la orilla del camino por el cual serían transportados los
desterrados judíos rumbo a Babilonia, y parece haber sido el punto de reunión de
los cautivos antes de que emprendieran el arduo viaje al cautiverio (ver com.
Jer. 40: 1). Esta imagen es apropiada, pues los babilonios reunieron a los
cautivos y mataron a algunos de los israelitas cerca de la tumba de Raquel. Se
presenta a Raquel como si fuera testigo de la angustia experimentada por sus
descendientes y como si llorara amargamente por sus hijos. Mateo, inspirado por
el Espíritu Santo, aplicó el cumplimiento de este pasaje a la matanza de los
niños de Belén ordenada por Herodes (ver com. Mat. 2: 18).
Raquel.
La madre de José y Benjamín, y esposa preferida de Jacob, evidentemente
se la considera como madre de todos los hijos de Israel.
16. Reprime.
El profeta insta de nuevo a Judá para que
acepte el inevitable cautiverio (ver cap. 29: 5-7) y espere por fe la
restauración de la nación.
17. Tu porvenir.
Ver com. cap. 29: 11.
Los hijos volverán.
Se refiere en
primer lugar, al retorno de los desterrados por el cautiverio. En segundo lugar,
al tiempo cuando la restauración será permanente, "los tiempos de la
restauración de todas las cosas" (Hech. 3: 21), cuando Jesús venga por segunda
vez. Las promesas de Jer. 31: 16-17 bien pueden darle a cualquier Raquel moderna
la seguridad de que si ella es fiel al Señor, sus hijitos que hayan sido
arrebatados por la muerte le serán devueltos por el gran Dador de la vida en la
feliz mañana de la resurrección (ver CS 703; PR 180).
18. Efraín que se lamentaba.
El profeta se anticipaba al
tiempo en que se arrepentirían, por lo menos, algunos de los desterrados. Los
Israelitas reconocerían contritos y arrepentidos que sus pecados habían merecido
el castigo de Dios.
Como novillo indómito.
Un animal aún no
domado se resiste en vano al yugo, en la misma forma Israel había aprendido,
mediante su triste experiencia, que al oponerse a la voluntad de Dios habían
dado "coces contra el aguijón" (Hech. 9: 5). Sin embargo, cuando el
arrepentimiento sincero subyugó su obstinado corazón, clamaron: "Conviérteme, y
seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios".
19. Después que me aparté.
Israel continúa con la misma
contrición expresada en el vers. 18. La imagen de herir o golpear el muslo
indica un gran dolor por haber pecado (cf. Luc. 18: 13).
20. Hijo precioso para mí.
Ver com. vers. 9. El amoroso
corazón de Dios simpatiza con Efraín, así como un padre siente un ardiente
cariño por su hijo amado (Isa. 49: 14-16).
Desde que hablé de él.
También podría traducirse: "Aun cuando hablo contra él, me acuerdo de él
con ternura" (VM). Aunque Dios tuvo que castigar a su pueblo por sus pecados, su
amor no podía abandonar a su pueblo escogido.
Mis entrañas.
Para
los hebreos las grandes emociones emanaban de las entrañas (ver com. cap. 4:
19).
Misericordia.
"Compasión" (VM) o "ternura"(BJ).
21. Establécete señales.
Dios insta
a Israel a que se relacione de tal modo con el Señor, en obediencia y devoción,
que pueda seguir con gozo y satisfacción las "señales" o los "hitos" (BJ) del
camino que -por así decirlo conducirán con seguridad de regreso a su propia
tierra (cap. 6: 16).
Virgen de Israel.
Ver com. cap. 14: 17.
22. Andarás errante.
"Dar rodeos"
(BJ) equivale a vacilar entre la obediencia y la apostasía (cf. Ose. 2: 7).
La mujer rodeará al varón.
Es oscuro el significado de esta
declaración. Los eruditos han hecho varias conjeturas: (1) que Israel, la mujer,
volvería a Jehová, su esposo; (2) que las condiciones serían tan pacíficas, que
una mujer podría actuar como protectora, lo que 499 normalmente le corresponde
al hombre; (3) que la mujer es la Virgen María, y el varón es Jesús; ésta fue la
opinión de los padres de la iglesia, entre ellos San Agustín; (4) que la mujer
representa a Israel, quien después de su restauración sería más fuerte que sus
anteriores vencedores.
23. Aún.
Heb. 'od , "otra vez", "todavía". Esta profecía revela que el reino del
sur, Judá, también será restaurado.
24. Labradores.
0 "agricultores" (ver con. Isa. 65: 21-23).
25. Satisfaré.
Paz y contentamiento
aguardan a todos los que andan en los caminos de justicia.
26. En esto me desperté.
Sin duda,
Jeremías había recibido en sueños la visión de los versículos que anteceden (cf.
Jer. 23: 28; Joel 2: 28). Cuando despertó y pensó en las maravillosas promesas
que Dios le había dado, el sueño fue "agradable".
27. Sembraré.
El propósito divino siempre ha sido que en
esta tierra haya una población de seres humanos y animales para gloria de Dios y
regocijo del hombre (Isa. 11: 6-12; 65: 17-25; Eze. 36: 8-11; Joel 2: 21-23).
28. Para arrancar.
Así como Dios
había castigado a su pueblo por sus pecados, del mismo modo su amor redentor le
daría paz y prosperidad; velaría sobre ellos "para edificar y para plantar"
(cap. 1: 10).
29. Las uvas agrias.
Es evidente que los apóstatas de la época de Jeremías tranquilizaban su
conciencia culpando a sus padres por sus sufrimientos y angustias (ver com. Eze.
18: 2). Jeremías, junto con Ezequiel, recibió la comisión divina de informar a
los transgresores que la culpa es algo individual, y que cada hombre es
responsable por sus propias acciones (Jer. 31: 30; ver com. Eze. 18: 4).
31. Nuevo pacto.
Los israelitas no
habían cumplido con los requerimientos divinos porque habían procurado ser
justos por medio de sus propios esfuerzos inútiles. El Señor conoce esta
tendencia inherente en el hombre, y le prometió "un nuevo pacto", y por medio de
ese pacto el hombre llega a ser santo por la fe en el Redentor y Santificador
(Gál. 3; Heb. 8: 8-10; ver com. Eze. 16-60). Dios deseaba que los repatriados
experimentaran de todo corazón y con toda el alma la realidad del nuevo pacto.
Pero la nación no alcanzó este ideal (ver PP. 31-34).
33. La escribiré en su corazón.
La ley de Dios no había de
ser sólo una norma externa de justicia: debía ser el móvil determinante que
guiara y rigiera la conducta humana (ver Rom. 8: 1-4; 2 Cor. 3: 3-6).
34. No enseñará más ninguno.
El
fracaso de los siervos de Dios, que en gran medida no instruyeron al pueblo en
el verdadero conocimiento del Altísimo, debido al cumplimiento imperfecto de los
ritos y las ceremonias del antiguo pacto, habría de ser corregido mediante el
íntimo conocimiento y la comunicación que tendrían los creyentes con su Señor
por medio de la fe que les infundiría el nuevo pacto (Juan 6: 45-46; 1 Cor. 2:
6-16; Col. 1: 27-28).
35. Las leyes de la
luna.
Dios se refiere a la seguridad y estabilidad de las leyes y el
orden en la naturaleza, como garantía de la certeza y la permanencia del "pacto
eterno" (Jer. 32: 40; cf. Isa. 55: 3; Eze. 37: 26).
Jehová de los
ejércitos.
Ver com. cap. 7: 3.
36. Descendencia de Israel.
Esta promesa, que no se cumplió
en el Israel literal (ver com. vers. 31), se cumplirá en el Israel espiritual,
que es ahora la verdadera "descendencia" de Abrahán (Gál. 3: 29).
37. Se pueden medir.
Así como el
nuevo pacto es una demostración de la estabilidad y permanencia de Dios (vers.
35- 36), también se destaca la verdad de que el intelecto humano no puede
sondear la profundidad del conocimiento del propósito divino en relación con el
pueblo de Dios (Rom. 11: 33).
38. La ciudad
será edificada.
Dios describe, en palabras que serían comprendidas por
la gente de esa época, la plena reconstrucción de Jerusalén. La "torre de
Hananeel" estaba situada en el muro norte (ver mapa de p. 523), y "la puerta del
Ángulo" estaba en la esquina noroeste del muro (Zac. 14: 10). Así la ciudad
estaría completa de un extremo al otro.
39. Gareb.
Ni Gareb ni Goa se mencionan en otros pasajes
del AT. Cualquier intento de ubicar estos lugares sería pura especulación.
40. Valle de los cuerpos muertos.
Evidentemente se refiere al valle de Hinom (ver com. cap. 19: 2). El
"arroyo de Cedrón" era el barranco profundo del lado oriental de la ciudad, y
"la puerta de los caballos" se encontraba al este del templo. Toda esta zona fue
"destruida" por los babilonios, pero el profeta la ve restaurada y hecha santa
"a Jehová".
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 31
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