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CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 52


CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 52

1. Sedequías.

Los vers. 1-27 y 31-34 son casi idénticos a 2 Rey. 24:18 al 25:21, 27-30 (ver com. allí). Es probable que este capítulo haya sido añadido a fin de mostrar cuán completo fue el cumplimiento histórico de las profecías de Jeremías en cuanto a la caída de Judá. Con referencia al autor de este capítulo, ver p. 380.

Veintiún años.

En el tiempo de la mayor crisis de su historia, Judá tuvo la desventura de ser gobernada por un rey joven, sin experiencia y vacilante.

Hamutal.

Sedequías era medio hermano de Joacim (2 Rey. 23: 36), pero hermano de padre y madre de Joacaz (2 Rey. 23: 31), 568 quien años antes había sido destronado por Necao II de Egipto, gran rival de Nabucodonosor.

3. La ira de Jehová.

Esta declaración no debe entenderse en el sentido de que la rebelión de Sedequías contra Babilonia fue obra de un Dios airado que así deseaba destruir a Judá. La perfidia del rey judío se debía a su propia elección.

Se rebeló Sedequías.

Ver com. 2 Rey. 24: 20. El joven e inexperto Sedequías afrontaba problemas que aun hubieran abrumado a muchos gobernantes de carácter más firme y de mayor sagacidad que él. Fue colocado en el trono, no por derecho de sucesión, sino por una potencia extranjera dominante que mantenía en el exilio al legítimo rey, junto con muchos de los dirigentes de la nación. Estaba rodeado de naciones ansiosas de rebelarse contra Babilonia y deseosas de que él se adhiriera a la causa de ellas. Vacilaba en sus determinaciones debido a la contienda entre el partido a favor de Babilonia que Jeremías apoyaba y un nacionalismo popular apoyado por los falsos profetas. Continuamente se sentía atraído por la quimera de que Egipto pudiera rescatar a su país de la opresión babilónica.

4. Nueve años.

Es probable que el asedio de Jerusalén haya comenzado el 15 de enero de 588 a. C. (ver com. cap. 39: 1) y duró dos años y medio, hasta el 18 de julio de 586 a. C. Sin embargo, la ciudad no estuvo asediada todo ese tiempo. En algún momento de esa campaña, el ejército de Apries, rey de Egipto (el Faraón Hofra, cap. 44: 30), avanzó hacia Palestina y los babilonios se retiraron por un tiempo (cap. 37: 5-11).

Contra Jerusalén.

Este asedio fue diferente de las invasiones anteriores porque ahora Nabucodonosor se proponía destruir la nación. Las invasiones anteriores de Judá habían disminuido el territorio y la población del país. Hay quien estima que el número de habitantes había disminuido por lo menos en un 50 por ciento, hasta no quedar más que la cifra de unos 150,000 (W. F. Albright, The Biblical Archaeologist [El arqueólogo bíblico], [IX:1, febrero, 1946], p. 4). En esta ocasión los babilonios atacaron a "todas las ciudades de Judá que habían quedado" , entre ellas, Laquis y Azeca (ver com. cap. 34: 7).

7. Fue abierta una brecha.

El contexto parecería indicar que la resistencia cedió debido al hambre.

8. Jericó.

Tal vez Sedequías huyó en dirección al valle del Jordán con la intención de escapar a la Transjordania, donde estaban los moabitas y amonitas. En la primera parte de su reino estas naciones habían procurado que Sedequías se aliara con ellos en contra de los babilonios (cap. 27: 3).

11. Le sacó los ojos.

Era práctica común cegar a los prisioneros punzándoles los ojos con la punta de una lanza. Además de tener que soportar la tortura de perder la vista, Sedequías sufrió la angustia mental de tener que recordar por el resto de su vida, como la última cosa que vio, la terrible escena de la ejecución de sus hijos.

12. Diez días del mes.

Es decir, el 17 ó 18 de agosto de 586 a. C. En relación con esta fecha se mencionan dos acontecimientos: (1) Nabuzaradán llegó a Jerusalén, y (2) quemó el templo y muchos otros edificios. Según 2 Rey. 25: 8, el relato paralelo, Nabuzaradán llegó el día 7 del mes (14 ó 15 de agosto de 586 a. C.). Es posible hacer concordar estos dos datos si se supone que el capitán entró en la ciudad el día 7 y quemó el templo el día 10. Es más probable esta explicación que la posibilidad de que hubiera un error de copia. Sería necesario que transcurriera suficiente tiempo como para que se sacaran los tesoros de la ciudad antes de la destrucción. Otra posibilidad sería que el incendio duró tres días (ver t. II, p. 100).

Año diecinueve.

El cambio de sistema para indicar la fecha que aquí se introduce -no computando los años del reinado de Sedequías, sino los de Nabucodonosor- es una admisión tácita de que el gobierno había pasado del rey judío al rey babilonio. Los eruditos modernos dependen de este tipo de cambios en las fechas de las antiguas tablillas y de otros documentos para obtener buena parte de su información respecto de las fechas aproximadas en las cuales comenzaron a reinar los reyes mesopotámicos (ver t. III, PP. 89-90).

13. Quemó la casa.

La destrucción del templo y de otros edificios públicos no fue resultado del asedio sino un acto deliberado de los babilonios, llevado a cabo un mes después de la caída de la ciudad.

14. Destruyó todos los muros.

Con referencia a los vers. 14-23, ver com. 2 Rey. 25:10-17.

22. Cinco codos.

En 2 Rey. 25: 17 se dice que estos capiteles tenían tres codos de alto. 569 Aquí existe también la posibilidad de que haya habido un error de copia (ver com. Jer. 52: 12), pero también es posible que se hubieran empleado diferentes formas de medir. Con referencia a los objetos de metal que fueron sacados del templo, Jer. 52 presenta varios detalles que no se encuentran en el relato de 2 Reyes. Un escritor puede haber excluido de la medida del capitel una abrazadera decorativa de su parte inferior o una parte ornamental encima del conjunto de granadas esculpidas, mientras que el otro la incluyó. Quienes trabajan de continuo con datos tomados de libros de referencias saben cuántas veces lo que parece ser un error o una discrepancia no es más que una diferencia de punto de vista.

24. El principal sacerdote.

No sólo fueron eliminados los dirigentes políticos de la nación, sino también los dirigentes religiosos. Sólo poco tiempo antes de esto Sofonías, el segundo sacerdote, había escuchado a Jeremías cuando predecía la muerte de los dirigentes de Jerusalén (cap. 21: 1, 7).

25. Siete hombres.

En 2 Rey. 25: 19 se lee "cinco hombres" . Si se tuviera más información respecto a la clasificación de los cautivos, es posible que se comprendiera mejor esa aparente discrepancia.

28.
El año séptimo.

Se supone que este versículo describe una campaña estival realizada en 598 (ver com. Jer. 52: 29), el año previo al cautiverio de Joaquín, que acaeció en el año 8.º, es decir, el 597 (2 Rey. 24: 12).

29. El año dieciocho.

Esto ocurrió en el año anterior a la toma de Jerusalén (Jer. 52: 12), probablemente en el verano de 587 a. C. Se acostumbraba realizar campañas militares en primavera y verano (ver com. 2 Sam. 11: 1; t. II, p. 111, nota 3). Algunos eruditos han supuesto que este año 18 fue el año de la caída de la ciudad y que Jer. 52: 12 da una fecha equivocada (t. III, p. 96, nota 6), pero no hay razón para suponer una contradicción. En el vers. 30 se registra otro cautiverio en el año 23, que no se menciona en ningún otro pasaje. Es pues obvio que no hay razón para dudar que también en los años 7 y 18 algunos judíos fueron llevados cautivos. En vista de que en esa época era común realizar campañas anuales, sin duda los babilonios tomaron cautivos con frecuencia y en repetidas ocasiones. Por eso la captura de las 832 personas en el año 18 no debe considerarse como equivalente con el gran cautiverio del año 19.

El registro de las diversas deportaciones no especifica si las cifras dadas representan el número de personas que iniciaron el viaje al exilio o si se refieren a las que sobrevivieron a los rigores del viaje y llegaron a Babilonia. Según lo que se registra en los documentos históricos de la antigüedad, generalmente el resultado de esas deportaciones era que los sobrevivientes representaran sólo una fracción de los que habían comenzado la marcha forzada. Si el número de cautivos se refiere al número de personas que llegaron a Babilonia, debe pensarse que Nabucodonosor tomó cautivos a muchos más, que murieron antes de llegar a Babilonia. Por otra parte, si las cifras dadas se refieren a los que iniciaron el viaje encadenados (cap. 40: 4), debe haber sido tristemente pequeño el número de personas que en diversos grupos llegaron a Babilonia.

31. Veinticinco días.

En 2 Rey. 25: 27 dice día 27. De nuevo se trata de un acontecimiento que ocurrió en varias etapas que no necesariamente transcurrieron el mismo día (ver com. Jer. 52: 12). Por eso es imposible saber si esta discrepancia representa un error de copia o dos fechas válidas escogidas por diferentes autores que registran un mismo acontecimiento general.

Alzó la cabeza.

Aproximadamente en el año 561 a. C. (ver t. II, p. 165). Con referencia a los vers. 31-33, ver com. 2 Rey. 25: 27-29.

34. Continuamente se le daba una ración.

En los registros babilónicos de 592 a. C., sólo pocos años después de haber comenzado el exilio del rey judío (ver t. 11, p. 98), el nombre de Yaukin (Joaquín), figura como quien recibía una ración de parte del rey. Evidentemente, estuvo libre al principio, pero más tarde fue puesto en la cárcel, donde permaneció hasta que Evil-merodac lo libertó y le asignó una ración de alimentos mientras viviera.


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4

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