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CBA LIBRO DE LAMENTACIONES CAPÍTULO 3


CBA LIBRO DE LAMENTACIONES CAPÍTULO 3

1. Yo soy.

En el hebreo, este poema es un acróstico triple; es decir, cada letra del alfabeto hebreo es la inicial de tres versículos sucesivos, en orden alfabético (ver com. cap. 1: 1). Ver en el t. III, PP. 19-30 un estudio de la poesía hebrea.

El hombre.

Son dos las opiniones más aceptadas en cuanto a la identidad de quien habla en este pasaje: (1) Que Jeremías relata sus propias tribulaciones, o (2) que el profeta presenta el cuadro general de los sufrimientos de Judá como si fuera una narración de su caso personal. Si el poema presenta el caso personal de Jeremías, es ciertamente típico de la situación vivida por el pueblo de Judá. Sin embargo, hay muchos detalles que llevan a pensar que este capítulo se refiere al cuadro general de los judíos en ocasión de la caída de su reino. Los cap. 1 y 2 establecen un precedente, pues en ellos se personifica a la ciudad y a la nación. En este capítulo se continúa con este recurso. En los vers. 40-47 hay un cambio brusco, y se emplea la primera persona plural, y después, en el vers. 48, se vuelve a emplear la primera persona singular.

El látigo de su enojo.

En los vers. 1-18 se presenta en lenguaje poético la severidad de los castigos divinos. En el AT con frecuencia se emplea la figura de una "vara" (Isa. 10: 5), de un "azote" (Job 21: 9) o de un "látigo" para referirse a un instrumento de castigo. Según Jeremías, los castigos de Dios son correcciones, disciplinas, manifestaciones de su amante cuidado para con su pueblo a fin de que se vuelva a él con un corazón sincero (Lam. 3: 32-33, 39-40).

3. Ciertamente.

Heb. 'ak (ver com. Sal. 62: 1).

Revolvió.

En el sentido de "volver de nuevo" la mano contra alguien. El Señor repetidas veces volvió su mano contra su pueblo. 586

Nótese la sucesión de figuras poéticas que se emplean para ampliar el vers. 3, en las cuales se presentan diversos tipos de castigos: vers. 4, enfermedad; vers. 5, asedio; vers. 6, tinieblas; vers. 7-9, prisión; vers. 10-11, fiera que acecha; vers. 12-13, cazador.

5. Edificó baluartes contra mí.

Podría entenderse que Dios ha encerrado a su pueblo dentro de un recinto amurallado o que lo ha sitiado con máquinas de guerra, así como lo hizo Nabucodonosor cuando sitió la ciudad de Jerusalén.

Amargura.

Heb. ro'sh , "hierba amarga y venenosa" (ver com. Sal. 69: 21). Esta palabra también se emplea para designar la ponzoña de la serpiente (Deut. 32: 33; Job 20: 16).

6. Me dejó.

En el hebreo, este versículo es casi idéntico a la última parte de Sal. 143: 3. Su uso aquí indica que Jeremías conocía muy bien los Salmos.

Oscuridad.

Así se testifica de la verdad que el lugar donde descansan los muertos es un recinto de oscuridad e inactividad (ver com. Ecl. 9: 10; Isa. 38: 18).

8. Cuando clamé y di voces.

Mejor, "cuando grito y pido auxilio" (BJ), lo cual indica una acción continuada o repetida.

Cerró.

A primera vista, esto parecería contradecir las muchas afirmaciones de que Dios escucha la oración (Sal. 65: 2; 91: 15; " Joel 2: 32). Sin embargo, debe observarse que en este poema existe cierta progresión de ideas. En este pasaje Jeremías habla de su propia actitud o la de su pueblo, que contempla su situación ruinosa. El Señor no ha escuchado las plegarias que han elevado los suyos en procura de liberación. En su desánimo, les parece que nunca los escuchará. Pero todavía hay esperanza. Al desarrollarse el poema, se presenta la seguridad de que "bueno es Jehová a los que en él esperan... Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová" (Lam. 3: 25-26). Muchas veces las oraciones que no parecen recibir respuesta son tan sólo una prueba para saber si el suplicante está plenamente preparado para apreciar y utilizar al máximo la dádiva que ha solicitado.

9. Torció mis senderos.

El cuadro es que los caminos principales están cerrados con muros, y que cuando el que habla se ve obligado a andar por los caminos laterales, los encuentra tortuosos y difíciles.

13. Entrañas.

Literalmente, "riñones", órgano que representa las vísceras en general. En cierta época, se creía que allí tenían su sede las emociones (ver com. cap 2: 11). Las saetas de Dios habían herido la parte más vital de la nación, no sólo desde el punto de vista físico, sino también en lo psicológico (vers. 14). Jeremías emplea la palabra "riñones" muchas veces con este sentido (Jer. 11: 20; 12: 2; 17: 10; 20: 12).

14. Burla de ellos.

"Su copla" (BJ). Referencia al canto de burla y triunfo, sobre todo en el caso de una victoria sobre un enemigo (ver com. Job 30: 9; Sal. 69: 12).

15. Me embriagó.

"Me ha abrevado" (BJ). Literalmente, "me ha hecho beber hasta saciarme". La idea básica no es tanto la de embriaguez o pérdida de la razón, sino de ser llenado en exceso.

Ajenjos.

Una hierba muy amarga, símbolo de las desgarradoras vicisitudes de los judíos (ver com. Prov. 5: 4).

16. Mis dientes quebró.

Se continúa con la misma figura del alimento iniciada en el vers. 15. No sólo Judá debía saciarse con una amarguísima bebida, sino que su comida estaba llena de "guijarros" (BJ). La Midrás (comentario rabínico) afirma que mientras iban en camino al exilio en Babilonia, los judíos debieron asar el pan en fosos, por lo cual salía mezclado con arena.

Ceniza.

Símbolo común del luto (2 Sam. 13: 19; Job 2: 8).

17. Mi alma.

Expresión idiomática que podría traducirse sencillamente como "yo" (ver com. Sal. 16: 10).

Paz.

Ver com. Jer. 6: 14.

18. Mis fuerzas.

Heb. netsqj (ver com. 1 Sam. 15: 29).

19. Acuérdate.

También sería posible traducir como lo hace la BJ: "Recordar mi miseria y vida errante es ajeno y amargor

Ajenjo.

Ver com. vers. 15.

Hiel.

Ver com. vers. 5.

20. Aún en memoria.

Si el estado de ánimo es adecuado, la continua reflexión en los castigos divinos proporciona humildad de espíritu.

22. Misericordias.

Heb. jésed (ver la Nota Adicional del Sal. 36). Aquí aparece la forma plural para indicar que las manifestaciones del amor de Dios son multiformes y nunca acaban.

Los vers. 22-41 son el meollo y el pináculo, no sólo de este poema, sino de los cinco capítulos de Lamentaciones. Aquí se revela la verdad sublime acerca de las verdaderas intenciones del Señor para con su pueblo afligido. 587 Estos versículos responden en forma totalmente positiva a las muchas preguntas negativas que pueden surgir al leer los capítulos con los cuales comienza y termina este libro. Aquí se revela el Señor como Dios que, a pesar de que debe castigar, "no aflige ni entristece voluntariamente" (vers. 33), cuyas misericordias "nunca decayeron" (vers. 22).

23. Nuevas son cada mañana.

Las bondadosas misericordias de Dios -la vida, la salud, el alimento, el abrigo, la vestimenta, el afecto humano, el compañerismo y otras incontables bendiciones- se renuevan cada día de la vida del ser humano, con tal constancia, que se las puede considerar fácilmente como merecidas, olvidando que cada una de ellas es una dádiva, una manifestación del constante amor de Aquel que es el Dador de toda dádiva y todo don perfecto (Sant. 1:17).

25. Bueno.

Los vers. 25-27 no sólo comienzan con la misma letra, sino con la misma palabra, tob , "bueno". Esta es la palabra tónica de esta parte del poema.

Esperan.

Aquí está la clave para lograr la confianza en la adversidad. Esperar implica fe y paciencia.

26. Esperar, en silencio.

De nuevo se hace resaltar la importancia de someterse valientemente a los caminos de Dios, los cuales, a la larga, siempre son los mejores (ver com. Rom. 8: 28).

27. Yugo.

Símbolo de sumisión y servicio (Jer. 27: 8, 11-12).

Desde su juventud.

La persona que aprende esta lección en sus años mozos recibe una bienaventuranza especial, pues toda su vida será moldeada por una paciencia piadosa. Jeremías mismo había sido llamado siendo joven a ejercer la misión profético, llena de dificultades y pesares (Jer. 1: 6).

28. Se siente solo.

Ver cap. 1: 1, donde en el hebreo se aplican las mismas palabras a la ciudad de Jerusalén (ver también Jer. 15: 17). Aquí se reconoce que esa soledad es provechosa para Jerusalén.

En los vers. 28-30 se explica lo que significa realmente "llevar el yugo" (vers. 27). Este pasaje es aún más enfático cuando se recuerda que esta paciente humillación debe ser soportada desde los días de la juventud.

Se lo impuso.

El hecho de que es Dios quien impone las dificultades, es la razón básica para que sea saludable soportar el yugo.

29. Su boca en el polvo.

Una descripción gráfica de lo que representa una sumisión plena. En la antigüedad, se practicaba comúnmente esta señal de humillación (ver com. Gén. 17: 3). Por ejemplo, en el famoso Obelisco Negro de Salmanasar III, aparece Jehú, rey de Israel, postrado con el rostro en tierra delante del rey asirio, mientras sus siervos entregan el tributo (ver el t. II, frente a la p. 64).

30. Dé la mejilla.

Una clara afirmación del AT de la enseñanza de Cristo en cuanto al deber de volver la mejilla (Mat. 5: 39). La conducta de David con Simei fue un ejemplo notable de este principio (2 Sam. 16: 11-12).

31. Porque el Señor.

En los vers. 31-33 se halla la clave para comprender debidamente todo el libro de Lamentaciones. Aquí se revela el amor de Dios detrás de todo el sufrimiento que permite que sobrevenga a sus hijos. El Señor no permite la adversidad sin tener en cuenta la conducta del hombre. Si bien algunas veces Dios permite que sobrevenga la aflicción, también es verdad que muchas veces el hombre ocasiona el mal que le viene. El castigo es para Dios su "extraña obra" (Isa. 28: 21). Algunas veces, debido a su providencia que está por encima de todas las situaciones, Dios "permite que ocurran males a fin de que puedan evitarse males aún mayores que sobrevendrían" (EGW RH 4-21 909).

32. Misericordias.

Ver com. vers. 22. La constancia, la variedad, y el número de las bendiciones diarias, "comunes", que todo hombre recibe, debieran ser una prueba para el que está en adversidad de que su Dios todavía "se compadece" de él.

33. No aflige ni entristece voluntariamente.

El maravilloso amor de Dios para sus hijos irradia claramente en este pasaje. No es el deseo ni la voluntad de Dios herir ni destruir a ninguna de sus criaturas. No quiere " "que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" " (2 Ped. 3: 9). Debido a que el Señor desea llevar a los hombres a la salvación, prodigará abundantes manifestaciones de sus misericordias. Algunas veces, cuando ningún otro método ha sido efectivo, el Señor, por su amor para el hombre, permitirá que le sobrevengan aflicciones a fin de llevarlo al arrepentimiento. Así ocurrió con la nación de Judá en los días de Jeremías. "Dios había demorado mucho sus castigos porque no estaba dispuesto a humillar a su pueblo escogido, pero ahora le manifestaría su desagrado como un último esfuerzo para refrenarlo 588 en su camino de impiedad" (4T 165).

34. Desmenuzar.

Una vívida referencia que quizá aluda a la costumbre de los antiguos vencedores de colocar el pie sobre el cuello de los enemigos vencidos. Así aparece Darío el Grande en la inscripción de Behistún, con un pie sobre el cuerpo de Gaumata, el usurpador (ver t. III, PP. 71-72; también la ilustración del t. I, p. 106).

Encarcelados.

Evidentemente, esta figura representa a toda la humanidad, según está delante de Dios.

35. El derecho.

Esta expresión parece dar la misma idea que la frase "derechos humanos". Al crear al hombre, Dios le dotó de ciertos derechos inalienables, los cuales ni él mismo le quitará. Considerando la época y las circunstancias en las que se escribieron estas palabras, constituyen una notable declaración de la dignidad de la persona.

36. Trastornar.

Se habla aquí de emplear métodos fraudulentos para obtener una decisión contraria a una persona que ha presentado una causa justa delante de un juez.

39. Se lamenta el hombre viviente.

Con referencia a este versículo, el comentario tradicional judío dice tan sólo: "Es suficiente para él el hecho de qué vive" ( Midrás Rabbah , Lamentaciones , sección 9). El que un hombre tenga vida - un don de Dios- basta para recordarle que la mano divina lo conserva (Hech. 17: 28). Aquí el poeta emplea cierta ironía para avergonzar al que se sienta tentado a quejarse en momentos de prueba. Una persona que a cada momento respira porque Dios se lo permite, ¿se atreverá a hablar en contra de la manera en que Dios dirige los asuntos del universo?

40. Escudriñemos nuestros caminos.

Las aflicciones y las dificultades que a todos sobrevienen son recordativos de que el hombre ha de escudriñar su corazón, y que si descubre que sus caminos no son los de Dios , debe modificarlos.

41. Nuestros corazones.

Ver com. cap. 2: 19. No se trata de que se deba levantar el corazón en las manos, sino que, a fin de que la oración sea efectiva, no sólo deben alzarse las manos, sino también el corazón (Luc. 18: 10-14).

42. Nosotros. . . tú.

El empleo de los pronombres en el hebreo es enfático y destaca el abismal contraste entre el pueblo y su Dios. En el vers. 42 termina el argumento que comienza en el vers. 37. En los versículos siguientes se vuelve a la descripción de los castigos que Judá debió sufrir.

No perdonaste.

Heb. salaj , "perdonar". Este verbo siempre se emplea para describir un acto de Dios, y nunca lo que hace el hombre. Con frecuencia esta palabra hace resaltar el resultado del perdón como lo demuestra la remisión del castigo (Jer. 36: 3; Amós 7: 2; ver com. 2 Rey. 24: 4). Pareciera que ésta es la idea que prima aquí. Jeremías no dice que Dios no perdonará a Judá sus pecados ni que no la restaurará, porque ha de hacer eso (Jer. 33: 6-8); pero el profeta afirma que el Señor no ha liberado a Judá del castigo que le corresponde.

44. Para que no pasase.

Ver com. vers. 8. Era el pecado de Judá el que formaba como una pared, por la cual sus oraciones no podían pasar (Isa. 59: 2).

45. Oprobio.

Literalmente, "lo que se barre", es decir, la "basura" (BJ).

46. Todos.

La letra hebrea pe' , con la cual comienzan los vers. 46-48, aparece antes de la letra 'áyin , con la cual comienzan los vers. 49-51, aunque en el alfabeto hebreo la 'áyin siempre aparece antes de la pe' (cf. cap. 4: 1617; ver com. cap. 2: 16).

47. Temor y lazo.

En el hebreo hay una aliteración notable, que no se puede reproducir en la traducción.

48. Ríos... mis ojos.

Ver Sal. 119: 136; Lam. 1: 116; 2: 18.

49. Destilan.

"Fluyen" (BJ). Esta expresión vigorosa es paralela con la del vers. 48.

51. Contristaron mi alma.

Esto podría entenderse como que: (1) La incomodidad física que sienten los ojos por el continuo llorar, agrava las emociones ya perturbadas del poeta; o (2) que lo que sus ojos contemplan entristece su corazón. Esta última interpretación corresponde mejor con el espíritu del libro.

53. Cisterna.

Algunos han pensado que los vers. 52-57 son autobiográficos, que relatan lo que le pasó a Jeremías en el calabozo de Malquías (Jer. 38:1-13). Sin embargo, no hay mención de que Jeremías hubiera sido apedreado ni de que hubiera estado realmente en el agua. Con todo, si estas expresiones deben tomarse en forma figurada, parecería que todo el pasaje debería entenderse como una referencia a lo que le sucedió a toda la nación.

Piedra.

Heb. 'ében . Si bien esta palabra está en singular, parece tener un sentido colectivo 589 con el significado de "piedras", y es posible que aluda a la costumbre hebrea de apedrear a un reo. El cuerpo de Absalón fue colocado de ese modo en un "gran hoyo" y se amontonaron piedras sobre él (2 Sam. 18: 17). Si la palabra se entiende en singular, podría suponerse que el preso afligido no sólo fue puesto en una cisterna, sino que se puso una piedra en la boca de esa cisterna para que no pudiera escapar.

54. Aguas.

Figura que representa gran angustia (ver com. Sal. 42: 7).

56. Mis suspiros.

Heb. rewajah , del verbo rawaj , que significa "sentir alivio". Esta palabra sólo aparece aquí y en Exo. 8: 15, donde se traduce como "reposo" , y se refiere al "respiro", al "alivio" que tuvieron los egipcios después de la plaga de las ranas. Si bien el sentido exacto no es del todo claro en este versículo, podría traducirse de la siguiente forma: "No escondas tu oído de mi clamor en procura de alivio".

57. No temas.

Ver com. Isa. 41: 10.

58. Ahogaste, Señor, la causa.

Jehová es el abogado de Israel (cf. 1 Juan 2: 1).

Redimiste.

Se emplea esta palabra para describir el proceder del pariente cercano que venga la sangre de uno que ha sido muerto (Deut. 19:6, "vengador" ), o que compra de nuevo la propiedad que ha sido vendida por un pariente (Lev. 25: 25), o que se casa con una parienta viuda (Rut 3: 13, "redimir" ). Así Jehová es el vengador de Israel (ver com. Deut. 32: 35), su redentor (ver com. Sal. 107: 2) y su nuevo esposo (ver com. Isa. 54: 4-6).

63. Su levantarse.

Es decir, todos los aspectos de su vida (Sal. 139: 2).

Su canción.

Ver com. vers. 14.

64. Dales el pago.

Literalmente, "tú harás volver a ellos". Pareciera que debe entenderse que los vers. 64-66 son una predicción del castigo que Jehová traerá sobre los que han asolado a Judá, y no una plegaria en procura de venganza (ver t. III, p. 630), como podría pensarse a primera vista.

66. Persíguelos. . . y quebrántalos.

El hebreo dice: "tú los perseguirás y los quebrantarás".


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4 

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