Lección 1 | Viernes 1º de enero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
En el contexto de Isaías 1:4, Elena de White escribió: “El que pretendía ser el pueblo de Dios se había separado del Eterno, y había perdido su sabiduría y pervertido su entendimiento. No podía ver muy lejos, pues se olvidó de que había sido limpiado de sus antiguos pecados. Se movía inquieta e inseguramente en la oscuridad, procurando borrar de su mente el recuerdo de la libertad, la seguridad y la felicidad que antes había tenido. Se hundieron en toda clase de locuras insolentes y temerarias; se opusieron a las providencias de Dios, y ahondaron la culpa que ya pesaba sobre ellos. Escucharon las acusaciones de Satanás contra el carácter divino, y representaron a Dios como desprovisto de misericordia y perdón” (CBA 4:1.159).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo puedes “lava[rte]” (Isa. 1:16)? ¿Qué significa esa frase? (Ver Fil. 2:12, 13.)
2. ¿Cómo adaptó, expandió y aplicó Jesús el canto de amor de la viña? Mateo 21:33–45; Marcos 12:1–12; Lucas 20:9–19. ¿Qué lecciones encontramos en la historia anterior para nosotros, como adventistas del séptimo día?
3. ¿Cuál es la relación entre el perdón que Dios ofrece y la transformación que realiza en nuestra vida? ¿Qué viene primero, la transformación y luego el perdón, o el perdón y luego la transformación? Y ¿por qué es importante saber qué está primero?
4. En la cita anterior, Elena de White dice que las personas se opusieron a “las providencias de Dios”. ¿Qué significa eso?
Resumen: Cuando el pueblo de Dios lo olvida y da por sentadas sus bendiciones, él les recuerda que son responsables de su pacto con él. Afortunadamente, señala su condición, les advierte sobre las consecuencias destructivas de abandonar su protección y los insta a permitirle que los sane y los limpie.
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