1. Palabra de Jehová.
En los vers. 1-7 se
reproduce en lenguaje claro la enigmática parábola ya presentada (cap. 20: 45-
49).
2. Contra Jerusalén.
En vez de
la triple mención del sur (cap. 20: 46), se emplean las palabras "Jerusalén',
"santuarios' y "tierra de Israel'.
3. Mi
espada.
Se muestra aquí que el "fuego" de la enigmática parábola (cap.
20: 47) es la espada del invasor.
4. Al
justo.
Ver com. cap. 20: 47. En ocasiones de castigos nacionales, los
inocentes muchas veces sufren los mismos castigos temporales de los culpables.
5. No la envainaré más.
Hasta que
la misión no se hubiera cumplido. Entonces la espada debía volver a su vaina.
Esta frase debe entenderse en un sentido limitado, semejante al del fuego que no
sería apagado (cap. 20: 48; ver allí el comentario). Se interpretan a veces
algunas expresiones similares como si indicaran que el castigo no tendrá fin. En
cada caso, la duración deberá ser determinada por el contexto (ver com. cap. 30:
13).
6. Quebrantamiento de tus lomos.
Comparar con Nah. 2: 1, 10. Al profeta se le manda representar
vívidamente ante sus oyentes cuán profundamente se conmoverían todos por la
noticia de la caída de Jerusalén.
7. Hará
que desfallezca todo corazón.
Comparar con Luc. 21: 26.
8. Palabra de Jehová.
Podría
denominarse a los vers. 8-17 como "El cantar de la espada afilada y bruñida". En
general, estos versículos son una ampliación del mensaje de los vers. 1-6.
10. ¿Hemos de alegrarnos?
Esta
parte del versículo y la que sigue son difíciles de entender en el hebreo. Dicen
literalmente: "O nos regocijaremos, el cetro de mi hijo, rechazando todo árbol".
La LXX dice: "Prepara para la ruina, mata, pon por nada, desprecia cada árbol"
(es posible que estos "árboles" sean los del cap. 20: 47). Los exégetas o
intérpretes de la Biblia hebrea dicen que se trata de un texto modificado y no
lo tratan de explicar. Si se modifica la vocalización de una palabra, podría
interpretarse la última parte de la siguiente manera: "En lo que a vara [es
decir, "castigo" (ver Prov. 10: 13)] se refiere, mi hijo, tú has despreciado
todo lo de madera", entendiéndose que, por lo tanto, su castigo sería con algo
que no fuera madera, es decir una espada metálica.
11. Matador.
El rey de Babilonia (vers. 19).
12. Hiere, pues, tu muslo.
En señal
de extremo dolor o gran vergüenza (cf. Jer. 31: 19). El propósito de los gestos
era el de atraer la atención y suscitar preguntas (ver com. Eze. 4: 1).
13. Porque está probado.
La
traducción de este pasaje en todas las versiones representa un intento de
aclarar un pasaje muy oscuro. El problema es similar al del vers. 10.
Nácar-Colunga opta por omitir esta parte del versículo. La BJ intenta hacer la
siguiente interpretación: "Pues la prueba está hecha, y ¿qué pasaría si no
hubiera cetro desdeñoso?" Dujovne-Konstantynowski dice: "Porque se hará prueba
de ella; ¿y si la vara castigadora no prospera tampoco?"
14. Bate una mano contra otra.
Un gesto que revela gran
emoción, en este caso, evidentemente de horror (véase Eze. 21: 17; cf. Núm. 24:
10).
Triplíquese.
Sin duda estas frases hacen notar cuán
terrible sería la matanza. El hebreo 681 de este pasaje es muy oscuro. En parte,
el sentido de este versículo se ha derivado de las versiones.
15. Espanto de espada.
La palabra
traducida como "espanto", 'ibjah , sólo aparece aquí y se desconoce su
traducción precisa. Algunos han pensado que la palabra debe escribirse tibjah ,
vocablo que significa "matanza" o "carne" (1 Sam. 25: 11; Sal. 44: 22; Jer. 12:
3). De este modo debería leerse: "yo he puesto una espada para la matanza".
16. Corta a la derecha.
La forma de
las palabras hebreas muestra que es la espada la que recibe la orden.
17. Yo también batiré mi mano.
Se
emplea aquí una figura para atribuirle a Dios actos y sentimientos humanos. Dios
hace aquí lo que mandó que hiciera el profeta (ver com. vers. 14).
Haré
reposar mi ira.
Ver com. cap. 16: 42.
18. Palabra de Jehová.
Aquí comienza la tercera profecía de
este capítulo, más específica que la anterior.
19. Dos caminos.
En este pasaje se representa al rey de
Babilonia en la encrucijada de dos caminos, indeciso si ha de tomar primero el
camino a Jerusalén o el que va a la capital de los amonitas (vers. 20).
Pon una señal.
Heb. "pondrás una mano" para indicar el camino.
Esta señal se ubicaría a varios centenares de kilómetros al oeste de Babilonia,
quizá en Tadmor (ver com. 1 Rey. 9: 18), o quizá aun en el valle del Orontes.
21. Para usar de adivinación.
Los
paganos recurrían a la adivinación cuando había que tomar decisiones
importantes. Aquí se menciona tres tipos específicos de adivinación.
Idolos.
Heb. terafim , estatuillas de figura humana (ver com.
Gén. 31: 19). No sabemos hoy cómo se las empleaba para la adivinación.
Miró el hígado.
Este método de adivinación, llamado hepatoscopía
(ver com. Dan. 1: 20), era común entre los babilonios. Se han encontrado hígados
de oveja, hechos en arcilla, marcados con líneas e inscripciones, que
evidentemente se usaban para instruir en el uso de este método.
Aunque
en la iglesia cristiana no se admite ningún tipo de adivinación, muchos
cristianos intentan lograr una indicación de la conducción divina por métodos
que Dios no puede aprobar y que en esencia son similares a los antiguos métodos
de adivinación. Cualquier método de hacer una decisión que incluya el factor
azar, ya sea el de tirar una moneda o abrir las páginas de la Biblia para
encontrar donde se ponga el dedo la respuesta al problema, entra en la misma
categoría de la adivinación con ídolos o hígados.
Ha sacudido las
saetas.
El método babilonio quizá era similar al que más tarde usaron
los árabes. Varias saetas, sin cabeza y con mensajes apropiados, eran sacudidas
al mismo tiempo en un carcaj u otro recipiente, y se sacaba una, o se hacía
girar el recipiente y era elegida la que caía primero. Lo que se había escrito
sobre esa saeta se suponía que indicaba la voluntad de los dioses.
No se
niega que algunas veces el Señor ha guiado mediante algunos de estos métodos,
sobre todo a quienes tienen poca instrucción, o tal vez en casos de emergencia.
Sin embargo, estos métodos de azar deberían descartarse a medida que el alma
crece en la gracia.
Si en todas las decisiones de la vida el hombre
recibiera una respuesta directa de Dios mediante alguna señal visible, se
convertiría en mera máquina. Se robaría a sí mismo el derecho básico y la
libertad humana: la autodeterminación, facultad que le ha sido concedida por
Dios.
Echar suertes está en la misma categoría y no debería emplearse.
Se nos ha dado el siguiente consejo: "No tengo fe en eso de echar suertes...
Echar suertes para nombrar los oficiales de la iglesia no armoniza con el plan
de Dios" (EGW, carta 37, 1900).
22. Su mano
derecha.
Es decir, la suerte que le correspondía a Jerusalén estuvo a la
mano derecha del rey.
23. Como adivinación
mentirosa.
Es decir, al parecer de los habitantes de Jerusalén.
Solemnes juramentos.
Esto podría entenderse como una referencia
a los judíos que habían formulado solemnes juramentos de lealtad a Babilonia (2
Crón. 36: 13; Eze. 17: 18-19). Esos juramentos habían sido invalidados. Este
significado parecería ser el más sencillo de todos.
El trae a la
memoria.
El sujeto tácito de esta frase podría ser el Señor, y la
"maldad" sería la del pueblo. También podría ser Nabucodonosor el que va a
recordar y castigar a Judá por haber quebrantado su juramento (2 Crón. 36: 10,
13; Jer. 52: 3; Eze. 17: 15-19).
24. Descubriendo vuestros pecados.
Esos pecados deberían
haber sido cubiertos o expiados 682 en el servicio del día de expiación (Lev.
16). Debido a que Israel se había negado a reconocer su culpa, el pecado había
quedado "descubierto", y demandaba castigo. Cada nueva transgresión recordaba
todo el registro de los pecados anteriores, y a esta fecha el total acumulado
exigía un castigo inmediato.
25. Impío
príncipe.
Sedequías.
26. Tiara.
Heb. mitsnéfeth , "turbante". Viene de la raíz tsanaf , "atar
alrededor". En este caso, en la cabeza. Sólo aquí se traduce como "tiara". En
los otros casos (Exo. 28: 4, 37, 39; 29: 6; 39: 28, 31; Lev. 8: 9; 16: 4), se
traduce mitsnéfeth como "mitra". Este turbante era símbolo de autoridad, ya
fuera del sumo sacerdote o del rey.
No será más así.
Habría un
completo cambio en el orden constituido.
27. A ruina.
La triple repetición de esta palabra
intensifica la idea. El edicto se refiere al trono de la casa de David. "Hasta
que Cristo mismo estableciese su reino, no se iba a permitir a Judá que tuviese
rey" (PR 332; Ed 174).
28. Acerca de los
hijos de Amón.
Aunque el rey de Babilonia había decidido atacar a
Jerusalén en vez de asediar a Rabá (vers. 20- 22), los amonitas no escaparían al
castigo (cap. 25: 1-7).
29. Profetizan.
Heb. jazah , "ver". Verbo que muchas veces se emplea para referirse a
las visiones del vidente o profeta. Aquí sin duda son los adivinos amonitas los
que "profetizan".
Para que la emplees.
Es decir, la espada
descrita en el vers. 28.
30. ¿Lo volveré?
En hebreo es un imperativo: "Vuélvela a la vaina" (BJ). La orden está
dirigida a los amonitas (vers. 28). Sus esfuerzos serían vanos. En su propia
tierra recibirían el castigo de sus impías acciones.
31. Temerarios.
Del Heb. be'ir , "ganado" , "bestia" (Sal.
49: 10; 92: 6), cuyo significado es ,"estúpido como animal'. Estos "hombres
bárbaros" (BJ) aparecen de nuevo en Eze. 25: 4, 10.
32. No habrá más memoria de ti.
En contraste con la
gloriosa promesa hecha a Israel (vers. 27).
COMENTARIOS DE
ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE EZEQUIEL CAPÍTULO 21
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