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CBA LIBRO DE EZEQUIEL CAPÍTULO 36


CBA LIBRO DE EZEQUIEL CAPÍTULO 36

1. Profetiza.

" En este punto, Ezequiel deja de pronunciar un mensaje de castigo para Israel y las naciones vecinas, y dirige palabras de ánimo a sus compatriotas. Desde la caída de Israel, los enemigos habían gozado burlándose a expensas del pueblo de Dios. Esta situación no había de continuar. Aunque Israel había sido humillado, y estaba sufriendo el castigo de su rebelión, Dios todavía reconocía a los judíos como pueblo suyo. El aparente triunfo de los enemigos del pueblo de Dios sería pasajero. Aunque humillado y desvalido, Israel se levantaría más glorioso que nunca. "

Montes de Israel.

" Deben compararse las promesas de restauración que aquí se presentan con las acusaciones que se dirigen a los montes de Israel en el cap. 6. "

2. Alturas eternas.

" Heb. bamoth 'olam , expresión muy parecida a gib'oth 'olam , "collados eternos" " (Gén. 49: 26; Deut. 33: 15). Sin duda esta expresión es sinónima con "montes de Israel". La LXX reza "desolaciones eternas", como si el texto hebreo dijera shimemoth 'olam , frase que aparece en el cap. 35: 9.

Nos han sido dadas.

Comparar cap. 25: 3, 8, 15; 26: 2; 35: 10.


3. En boca de habladores.

Comparar Deut. 28: 37; 1 Rey. 9: 7; Sal. 44: 14.

5. El fuego de mi celo.

La misma expresión aparece en Sof. 3: 8; cf. Sof. 1: 18. Dios se atribuye emociones humanas a fin de que los hombres puedan entender.

7. Yo he alzado mi mano.

En señal de juramento (cap. 20: 5).

Han de llevar su afrenta.

Israel había tenido que llevar la afrenta que los paganos le habían infligido (vers. 6). Ahora los paganos llevarían su propia vergüenza o afrenta. Esto no sería a modo de desquite, sino como resultado de sus propios pecados. Dios no hace acepción de personas. El pecado, dondequiera se lo encuentre, recibe su justa retribución. Israel había sufrido por sus pecados, y las naciones paganas, a su turno, sufrirían por los suyos.

8. Daréis vuestras ramas.

La tierra de Israel, representada aquí por sus montes, había de prepararse para el retorno de los exiliados. El pasto debía brotar para alimentar a los animales, y los árboles debían dar fruto para alimentar a los nuevos habitantes. Esta es una manera muy llamativa de describir la seguridad del retorno de los exiliados.

Cerca están.

Debe entenderse esta afirmación en un sentido relativo. Probablemente quedaban todavía unos 50 años de los 70 predichos por Jeremías Jer. 25: 11).

9. Yo estoy por vosotros.

En pasajes anteriores se había presentado a Dios como contrario a Israel (cap 5: 8; 13: 8). Este cambio no indica que Dios había variado. Dios había castigado a Israel por causa de sus pecados. Derramaría gracia sobre su pueblo si éste se arrepentía.

10. Toda la casa de Israel.

Dios tenía el propósito de que tanto Judá como Israel regresaran del cautiverio. De nuevo habría de existir un reino unido y próspero, donde se replantaran las viñas, se reconstruyeran las casas y se renovaran los rebaños. Esta gloriosa 726 perspectiva debía servir a Israel como un incentivo para que aceptara la gracia ofrecida por Dios, y de ese modo se efectuara un reavivamiento espiritual. Estas promesas eran sólo para un Israel regenerado (ver com. vers. 26).

11. Mayor bien.

Estas promesas de abundantes bendiciones sólo se cumplieron escasamente cuando Israel volvió del cautiverio. Dios deseaba realizar mucho más que lo que alguna vez se realizó en la historia de Israel después del exilio (PP. 28-32).

14. No devorarás más hombres.

Este mensaje está dirigido a la tierra misma, no a sus habitantes (ver Núm. 13: 32). Algunos han sugerido que los paganos que vivían en torno de Palestina, que habían visto desarraigar primeramente a los cananeos y después a los israelitas, atribuían supersticiosamente el fracaso de estas naciones a algo inherente a la tierra misma. No reconocían que la verdadera causa de la ruina era la mano de Dios que guiaba el destino de hombres y naciones. Sin embargo, en la edad de oro que anticipaba el profeta, el pueblo viviría seguro. No podría repetirse más esa acusación.

16. Palabra, de Jehová.

Los vers. 17-38 constituyen una profecía separada, aunque estrechamente relacionada con la primera parte del capítulo. El profeta repasa brevemente la historia de Israel a fin de mostrar que la restauración no se debería a ningún mérito de la nación, sino sería por causa del nombre de Dios.

17. La contaminó.

Ver Núm. 35: 34. Con referencia a la "inmundicia de monstruosa", ver Lev. 15: 19.

20. Profanaron mi santo nombre.

La conducta de los israelitas y la desgracia que la acompañó deshonraron a Yahweh ante los paganos, quienes naturalmente entendieron que si el Dios de Israel no podía hacer nada más por sus seguidores, no era mejor que los ídolos. Los paganos consideraban a Yahweh meramente como el Dios nacional de los israelitas (Núm. 14: 16; Jer. 14: 9).

21. He tenido dolor.

Dios se propone actuar debido al honor de su nombre. Restablecerá a su pueblo, no meramente por amor a ellos, pero por amor a su propio nombre.

22. No lo hago por vosotros.

Por causa de su santo nombre, el Señor iba a restablecer a su pueblo (cf. Exo. 32: 12-14; Núm. 14: 13-20). El pueblo no debía considerarse en modo alguno que era favorecido por el cielo. Dios había elegido a la nación para que fuera el medio de realizar su propósito de salvar a todo el mundo (PP. 28-32). Al aumento de privilegios acompañaba el aumento de responsabilidades.

23. Delante de sus ojos.

Algunos manuscritos, tanto hebreos como de la antigua versión latina, dicen "delante de vuestros ojos" Las dos frases son igualmente aceptables. Si se considera que se trata de "vuestros ojos", se destaca la importante verdad de que sería necesario, en primer lugar, que Dios fuera santificado a la vista de su pueblo, mediante un arrepentimiento y una reforma, antes de que pudiera ser santificado a la vista de los paganos. Su nombre había sido profanado entre los paganos por la vida inconsecuente de su pueblo profeso. La restauración de Israel vindicaría el nombre de Dios entre los paganos. En ese momento, se demostraría con toda claridad que Yahweh no era como los débiles dioses de los paganos, sino que es omnipotente (Deut. 28: 58; Mal. 1: 11).

25. Agua limpia.

Sin duda se toma esta figura de las diversas purificaciones ordenadas por la ley ceremonial (Núm. 8: 7; 19: 9, 17-18), en las cuales se empleaba agua.

26. Corazón nuevo.

En este versículo se presenta el meollo de la enseñanza de Ezequiel. Las promesas de restauración dependían de la renovación espiritual y moral del pueblo. Siempre, desde el Sinaí, Dios había procurado introducir los principios del nuevo pacto, pero el pueblo se negaba a aceptarlos (ver com. cap. 16: 60). Los israelitas no comprendían que sin la gracia divina y sin la renovación del corazón no podían prestar la obediencia necesaria. Los profetas constantemente intentaron elevar la vida espiritual del pueblo. En el pasaje que se considera aquí, con todo fervor Ezequiel muestra a los cautivos que la única base que puede existir para la restauración y el éxito futuro es el "corazón nuevo". ¿Abandonarían al fin su justicia propia para aceptar las gloriosas estipulaciones del nuevo pacto? ¿Cesarían en sus vanos esfuerzos por establecer su propia justicia para aceptar la justicia de Dios? De ellos dependía aceptar el ofrecimiento. La historia registra que no aceptaron lo que Dios les ofrecía y se pusieron aún más intolerantes (ver PP. 34-36).

Existe un grave peligro de que en nuestra época de tanta luz, los hombres todavía escojan vivir bajo las condiciones del viejo pacto. 727 Comprenden que la obediencia es condición necesaria para obtener la salvación, pero sus esfuerzos nacen de corazones no santificados. Intentan hacer lo imposible. Se desaniman. Claman: "Miserable de mí" (Rom. 7: 24). Si en ese momento de desesperación encuentran a Jesús, él hace por ellos lo que "era imposible para la ley" (Rom. 8: 3). Cuando Cristo vive en una persona, "la justicia de la ley" se cumple en nosotros (Rom. 8: 4).

27. Haré que andéis.

Ver com. cap. 11: 20.

28. Me seréis por pueblo.

La condición para que se cumpliera esta promesa era la pureza espiritual ya descrita. Si se hubiera efectuado el reavivamiento necesario, Israel habría vivido en forma permanente en el país. Jerusalén habría existido para siempre. Desde allí habría salido la paloma de la paz que habría traído a todo el mundo bajo la influencia de la verdadera religión (ver DTG 530; CS 21). La palabras: " "Me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios" " (ver Eze. 11: 20; cf. Jer. 7: 23; 11: 4; 30: 22), describen las consecuencias del pacto que Dios proponía a Israel. Este pacto significaba más que independencia y prosperidad de la nación. Incluía el plan de convertir a Israel en el núcleo espiritual de un programa misionero mundial. El rechazo del pacto (Mat. 21: 43) dio por resultado la eliminación de este privilegio espiritual. No implicaba necesariamente que los judíos nunca establecerían un estado político independiente. De ningún modo puede entenderse que estas antiguas predicciones han hallado su cumplimiento en el establecimiento del actual Estado de Israel. Tampoco se cumplirían estas profecías si hubiera un retorno masivo de los judíos a Palestina. Jesús afirmó positivamente (Mat. 21: 43) que la promesa del pacto había sido dada a otra "gente" , es decir, a la iglesia cristiana. Por medio de ella Dios obra ahora para evangelizar al mundo (Rom. 2: 28-29; 9: 6; Gál. 3: 29; PP. 35-38).

29. De todas vuestras inmundicias.

Se promete la gracia divina para que no haya una reincidencia en las antiguas prácticas. Esta vivencia demanda la renovación diaria de la consagración, una recepción cotidiana de nuevas fuerzas espirituales, y el mantenimiento de una constante vigilancia contra el enemigo.

30. Multiplicaré asimismo el fruto.

Israel podría haber recibido estas bendiciones temporales cuando entró en Canaán (Deut. 28: 3-6). El pecado produjo sequía y hambre. Estas promesas no se aplican en forma tan directa o literal a los cristianos de hoy como a los israelitas de antaño. En aquellos tiempos Dios actuaba con una nación geográficamente aislada. La prosperidad de la nación había de ser una lección objetiva para las otras naciones. Hoy día los cristianos están esparcidos en todos los países y comparten las calamidades que ocurren en sus respectivas naciones. Sin embargo, Dios no olvida a su pueblo en los desastres. Con frecuencia interviene para protegerlo y bendecirlo.

31. Os avergonzaréis.

Ver com. cap. 20: 43. Cuando se abran los portales del cielo para que entren allí quienes han guardado la verdad, habrá otra vez un sentimiento de gran indignidad. Cuando los redimidos contemplen las glorias que sobrepasan a toda imaginación humana, echarán sus coronas al pie de su Redentor y le rendirán todo honor a él (PE 288).

32. No lo hago por vosotros.

Ver com. vers. 22.

35. Como huerto del Edén.

Palestina recibiría tales bendiciones que su esplendidez y prosperidad se asemejarían a las del huerto del Edén. El cumplimiento de esta promesa también dependía de que el pueblo fuera fiel y obediente. No pudo cumplirse por la apostasía de Israel. Sin embargo, ningún fracaso humano puede frustrar el eterno propósito de Dios. "Al Israel espiritual le han sido devueltos los privilegios que fueron concedidos al pueblo de Dios cuando se le libertó de Babilonia" (PR 527). Los redimidos pronto habrán de habitar la "tierra nueva" (Apoc. 21: 1) que se asemejará al huerto del Edén en hermosura y fertilidad.

36. Las naciones que queden.

Ezequiel describe las condiciones que podrían haber existido. Era el plan divino que por medio de la restauración de Israel pudiera darse al mundo una demostración de la bondad y de la benevolencia del verdadero Dios, a fin de que las naciones pudieran ser atraídas y tuvieran la oportunidad de formar parte de un nuevo sistema de gobierno espiritual. Desgraciadamente, los judíos que volvieron del exilio crearon una impresión completamente diferente. Otras naciones, en vez de ser atraídas, fueron inducidas a blasfemar al Dios a quien esos rebeldes pretendían adorar (ver PP. 33-34).

Hoy día la situación es un tanto diferente. 728 En vez de tener a una nación aislada como ejemplo de las ventajas del plan divino, Dios pide a cada cristiano que haga tan atractiva su vida como para que otros sean inducidos a buscar al Dios a quien adoran los cristianos.

37. Seré solicitado.

Anteriormente Dios había rehusado escuchar (cap. 14: 3-4; 20: 3). Pero habría de llegar el momento cuando "la casa de Israel", purificada en cuerpo y en espíritu, comprendería su dependencia de Dios y lo buscaría para lograr el consejo y la conducción sin los cuales sería imposible que como nación lograran el elevado destino que les aguardaba (ver PP. 28-32).

38. Las ovejas de Jerusalén.

Se compara a la densa población que Palestina habría de tener con los grandes rebaños que se sacrificaban en Jerusalén durante las importantes fiestas anuales.

Sabrán.

Este estribillo tan común en Ezequiel se comenta en el cap. 6: 7. Aparece cuatro veces en el cap. 36 (vers. 11, 23, 36, 38).


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4

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