1. Palabra de Jehová.
Ver com. Jer. 46: 1.
Óseas declara en forma muy directa, característica de los profetas, que el
mensaje que presenta no es de invención humana sino que procede de la
inspiración divina (cf. 2 Tim. 3: 16; 2 Ped. 1: 20-21).
2. Tómate una mujer.
Acerca de los sucesos que aquí se
describen, se han sostenido tres puntos de vista:
a . Que representa
únicamente un sueño o una visión, y por lo tanto no sucedieron en realidad en la
vida de Óseas.
b . Que el relato es sólo una parábola o alegoría.
c . Que lo que se describe es un resumen biográfico literal de la vida
personal y familiar de Óseas.
La principal objeción que se presenta
contra la interpretación literal, es que la orden de que tomara "una mujer
fornicaria, e hijos de fornicación" no parece concordar con el carácter de Dios.
Sin embargo, como no hay ninguna declaración directa o indicio alguno de
que el pasaje sea alegórico o que describa una visión o un sueño, la forma más
natural de entenderlo es considerándolo como un relato literal. Muchos
comentadores están a favor del punto de vista literal, aunque difieren mucho en
su comprensión de los detalles. Algunos han procurado justificar la orden de
Dios a Óseas, argumentando que cualquier cosa que Dios ordene es, por lo tanto,
correcta. Otros observan que el relato no establece, de ninguna manera, que el
carácter de Gomer fuera dudoso cuando Óseas se casó con ella, pues la frase
"hijos de fornicación" puede describir sencillamente a sus antepasados y no
necesariamente su carácter personal, o que quizá presente anticipadamente la
condición a la cual llegaría la mujer. Es evidente que más tarde ella fue infiel
(cap. 3: 1-3); sin embargo, no se indica con claridad el tiempo preciso de su
caída. Nacieron tres hijos, pero sólo del primero, de Jezreel, se dice que
"Gomer... le dio... un hijo" a Óseas.
Si Gomer tenía buena conducta
cuando Óseas la tomó por esposa, no puede haber duda en cuanto a la orden de
Dios para que se casara con ella. Quizá fue un permiso (cf. Núm. 13: 1-2; Deut.
1: 22; PP 407) para que se casara con alguien a quien ya amaba.
La
narración tiene la forma de un relato estrictamente histórico, y como no hay
ninguna prueba verdadera de lo contrario, es preferible considerarlo así.
La tierra fornica.
El caso personal de la familia de Óseas se
convirtió en la base de una importante instrucción y exhortación religiosa.
3. Gomer.
Quizá signifique
"terminación" o "consumación". No se ha dado ninguna explicación satisfactoria
en cuanto al significado de este nombre. Esto añade peso a la creencia de que
Gomer fue el nombre histórico de un personaje literal. Lo mismo puede decirse
acerca del nombre Diblaim.
4. Jezreel.
El significado de este nombre es "Dios sembrará" o "Dios esparcirá".
Algunos han destacado el juego de ideas que hay en el nombre hebreo.
Antiguamente la semilla se esparcía en el proceso de la siembra, y la palabra
"esparcir" llegó a tener el significado de "sembrar" o "plantar". El primer
significado del nombre Jezreel se aplicó al tiempo de la infidelidad de Gomer,
debido a la cual Óseas la "apartó", o le puso trabas, es decir la puso a buen
recaudo limitándole sus privilegios. Posteriormente, cuando ella se arrepintió,
Óseas la "plantó", es decir, le restituyó su condición anterior y sus
prerrogativas (ver com. cap. 2: 22). También hay un típico juego de palabras en
hebreo que contrasta las palabras Jezreel e Israel. La segunda se refiere a
prevalecer con Dios para salvación (ver com. Gén. 32: 28); la primera, tal como
se usa aquí, se refiere a ser esparcido por Dios para destrucción. Son
significativos los nombres de los tres hijos del profeta, pues señalan el
castigo de Dios sobre su pueblo debido a sus pecados.
Casa de Jehú.
El hijo de Jehú (Joacaz), su nieto (Joás) y su bisnieto (Jeroboam II)
fueron sus sucesores en el trono de Israel. Después Salum mató a Zacarías, hijo
de Jeroboam II, con lo que terminó ese linaje real (2 Rey. 15: 8-12). Así se
cumplieron tanto la profecía de Oscas como el mensaje previo del Señor a Jehú
(ver com. 2 Rey. 10: 30).
Sangre de Jezreel.
Jehú exterminó, por
orden de Dios, toda la casa de Acab en la ciudad de Jezreel (2 Rey. 9: 6-7; 10:
17). ¿Por qué, pues, debía ser castigado lo que hizo Jehú? Muy posiblemente
porque fue pecaminoso el motivo que tuvo al destruir la 913 dinastía de Acab. La
destrucción de la casa de Acab concordaba con el deseo egoísta de Jehú de
obtener el reino. El propósito de Dios al exterminar la casa de Acab era el de
hacer desaparecer completamente la idolatría tan difundida por Acab y Jezabel.
Jehú puso fin al culto de Baal, pero permitió que continuara el culto a los
becerros de Jeroboam (2 Rey. 10: 21-31). Ese cumplimiento a medias de la orden
divina revelaba un corazón dividido, lo cual trajo a Jehú una condenación mayor
por haber invalidado el designio del cielo. Antepuso sus propósitos a los de
Dios, y por eso se pronunció sobre él la sentencia: "Castigaré". Un hombre puede
ser utilizado por Dios para cumplir un propósito divino, y, sin embargo, ser
rechazado si su corazón no es recto.
Haré cesar.
Esto se cumplió
porque con el acontecimiento que terminó la casa de Jehú, o sea el asesinato de
Zacarías, comenzó el período de confusión política que rápidamente ocasionó la
caída del reino del norte (ver t. II, pp. 86-87). La notable prosperidad
material de la nación en el tiempo de Jeroboam II no fue una demostración del
favor divino. El resultado final de la desobediencia es siempre el mismo,
entonces como ahora: la destrucción.
5. En
aquel día.
Cuando el reino del norte fuera destruido.
Quebraré
yo el arco.
Es decir, destruiré la fuerza militar de Israel.
Valle de Jezreel.
Se describe el castigo de la nación como si se
efectuara en la misma región donde Jehú mató a la familia de Acab (2 Rey. 9:
15-37). En cuanto al significado de la palabra "Jezreel" , ver com. Ose. 1: 4.
6. Dio a luz una hija.
A algunos
les parece importante que el registro no diga, que " "le" dio a luz una hija a
Óseas, como se dijo en el caso de Jezreel (vers. 3). Esto ha hecho que se
deduzca que Lo-ruhama no era hija de Óseas, sino que nació como fruto de un
adulterio de Gomer. Esta opinión adquiere más peso si se acepta que el cap. 2
relata lo que realmente le aconteció al profeta con su esposa Gomer (ver com.
cap. 2: 4).
Lo-ruhama.
Heb. Lo , rujamah , "no compadecida".
Pablo se refiere a la profecía de Óseas, y es evidente que interpreta la frase
con el significado de "no amada" (Rom. 9: 25); y Pedro, sin duda refiriéndose al
mismo pasaje, habla de un pueblo que no había "alcanzado misericordia" (1 Ped.
2: 10). La nación de Israel había llegado al punto en que el Dios de amor no
podía compadecerse más de ella (cf. Gén. 6: 3).
Los quitaré del todo.
La LXX traduce: " "Ciertamente me dispondré en orden de batalla contra
ellos". " Indudablemente se hace referencia a la próxima cautividad a manos de
los asirios.
7. Tendré misericordia.
La condición espiritual del reino del sur, o sea "la casa de Judá", era
mucho mejor que la del reino del norte. Aunque en Judá había una declinación
espiritual, la nación en términos generales aún se aferraba, en cierta medida,
al culto a Dios, a la ley, a los servicios del templo y a los sacrificios que
prefiguraban al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29).
Esto merecía la compasión divina para el reino del sur, lo cual contrastaba
duramente con la misericordia que se negaba al reino de Israel.
Los
salvaré.
Dios libró a Judá de la suerte que sufrió Samaria en 723/722 a.
C. Más tarde, la salvó de Senaquerib matando a 185.000 en el campamento asirio
(2 Rey. 19: 35-36; Isa. 37: 36-37).
No los salvaré con arco.
Aunque Judá se había contaminado con la idolatría, en gran medida
mantenía su consagración a Dios y su confianza en él, y no en la fuerza militar
como lo hacía Israel. La mención detallada que aquí se hace de fuerzas armadas
destaca, en forma sorprendente, la verdad de que cuando Dios libera a su pueblo
no necesita ni de arco ni de espada, de caballos ni de jinetes para ganar la
victoria, y que cuando éstos se usan sin el Señor, no pueden salvar (Sal. 20: 7;
Isa. 31: 1).
8. Dio a luz un hijo.
Tampoco se indica explícitamente aquí que el profeta fuera el padre de
este hijo (ver com. vers. 6).
9. Lo-ammi.
Heb. Lo + % ammi , "no pueblo mío". Algunos ven en este nombre la
comprobación de que Oseas finalmente reconoció el adulterio de Gomer; es decir,
el profeta afirma que el niño no es de su familia. Sea como fuere, el nombre que
se le dio al niño simbolizaba la relación de Dios con Israel, el reino del
norte.
No sois mi pueblo.
Con este tono fuerte Dios indica su
rechazo de la nación de Israel debido a sus pecados, la ruptura del pacto que
tenía con ellos.
10. Con todo, será el
número.
La profecía 914 del quebrantamiento del reino de Israel (vers.
4) está mezclada con la promesa de restauración. Nótese aquí la semejanza con la
promesa dada a Abrahán (Gén. 22: 17) y la que fue dada a Jacob (Gén. 32: 12). La
restauración prometida no sería para las diez tribus nada más, sino para Israel
y para Judá juntos (ver com. vers. 11); sin embargo, los hijos de Israel no
vivieron a la altura del glorioso destino que el Señor había trazado para ellos
(ver pp. 30-32). El apóstol Pablo muestra cómo se cumplirá esta profecía en los
gentiles (Rom. 9: 25-26; ver pp. 37-38).
Hijos del Dios viviente.
Esta promesa halla ahora su cumplimiento en la iglesia cristiana.
Mediante la aceptación por fe del Evangelio, nosotros, seamos judíos o gentiles,
somos adoptados como individuos en la familia de Dios (Rom. 9: 24-26), y así nos
convertimos en herederos de la vida eterna (Juan 1: 11-12; Roma. 8: 14-17; Gál.
3: 26, 29; Apoc. 21: 7; compárese con la ilustración de Pablo del injerto en el
buen olivo del verdadero Israel, Rom. 11).
Dios reconoció a Israel como
su "pueblo" basándose en la relación del pacto. Por lo tanto, el nombre Lo &
# ammi implicaba la anulación del pacto, y la declaración "sois hijos del Dios
viviente", su restauración.
11.
Hijos de
Judá.
Se habla de Judá e Israel juntos para indicar que el plan de Dios
para su pueblo escogido era que estuviera unido en una sola nación. Profetas
posteriores destacaron esta misma verdad (Jer. 3: 18; 50: 4-5, 33; Eze. 37:
16-22; etc.). Representantes de las tribus de Israel estaban entre los
repatriados que volvieron después del cautiverio de Judá (ver com. Esd. 6: 17).
Subirán de la tierra.
Evidentemente una referencia a los que
volverían de los cautiverios asirio y babilónico.
Jezreel.
En el
vers. 4 Óseas usa el nombre " "Jezreel" para representar el esparcimiento del
pueblo; pero aquí (como en cap. 2: 22-23) el profeta emplea "Jezreel" para
expresar la siembra del amor y de la misericordia de Dios para con su pueblo.
Este capítulo da énfasis a la verdad de que "Dios no puede ser burlado"
(Gál. 6: 7). Si le desobedecemos, no podemos esperar que escaparemos del castigo
de nuestras transgresiones. Los tres hijos de Óseas, que representan a los
apóstatas hijos de Israel, proclaman con sus nombres los castigos cada vez más
severos debidos a esta apostasía. Sin embargo, aquí se presenta tan intensamente
la misericordia divina como el castigo divino. Dios es un Dios de justicia y
amor (cf. Sal. 85: 10; 89: 14).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE
WHITE T4
CBA LIBRO DE OSEAS CAPÍTULO 1
Muy buen comentario excelente para comprender más el capítulo 1 de Oseas.
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