1. Oíd esto.
La exhortación es para las
diferentes clases de personas del reino del norte: sacerdotes, ciudadanos y
miembros de la familia real. En el dominio divino de los requisitos morales y
espirituales, todos son iguales y libres para obedecer o desobedecer la divina
ley de justicia. No se hace acepción de personas. Todos están en el mismo nivel,
y serán juzgados por la misma norma (ver com. Deut. 10: 17).
Para
vosotros es el juicio.
Los sacerdotes estaban autorizados para enseñar
al pueblo (2 Crón. 15: 3); y el rey y sus príncipes tenían el derecho y la
prerrogativa de ejecutar la justicia civil en Israel. Sin embargo ahora, debido
a que toda la nación estaba atrapada en el pecado, tanto los gobernantes como
los simples ciudadanos quedaron sometidos al juicio divino, pues aquellos
gobernantes habían "sido lazo" para la nación en vez de ser la salvaguardia del
pueblo.
El anuncio del "juicio" cumplía la amenaza contenida en el
nombre simbólico de Lo-ruhama (ver com. cap. 1: 6). Aquí juicio" equivale a
Lo-ruhama: "no compadecida" o "sin misericordia" (ver com. cap. 2: 23).
Mizpa.
Mizpa y Tabor se mencionan juntos quizá para mostrar la
amplia propagación de la mala influencia en el país, pues el monte Tabor está al
oeste del Jordán y Mizpa quizá en Galaad. Generalmente se da por sentado que
esto no se refiere a la Mizpa de Benjamín, puesto que ésta estaba en el reino
del sur.
2. Haciendo víctimas han bajado.
"Han ahondado la fosa de la perversión" (BJ). " "Se han abismado en el
degüello" (VM). Es incierto el hebreo de la primera mitad del vers. 2. "Texto
corregido" (BJ, nota).
Yo castigaré.
Los pecadores pueden
abandonar a sabiendas y alocadamente todo criterio de rectitud; pero Dios no
puede ser excluido de la conciencia y de las experiencias humanas (cf. Hech. 26:
14). El pecador no necesita otro testigo contra el pecado sino su propia
conciencia. El impío no puede librarse del Reprensor omnisapiente ni evitar la
pena que merecen sus faltas (Sal. 33: 13-15; Heb. 4: 13).
3. No me es desconocido.
Ver com. vers. 2.
Oh
Efraín.
Esta tribu poderosa y principal presidía, aparentemente, el
culto a los becerros y en otros actos de idolatría, y todo Israel se contaminó
por su mala influencia.
4. No piensan en
convertirse.
"No les permiten sus obras volver a su Dios" " (BJ). Habían
caído tan profundamente en la transgresión, que les resultaba imposible
convertirse y arrepentirse en conjunto como nación. Cuán claramente señala esto
el poder del hábito en la vida humana (Jer. 13: 23; 2 Ped. 2: 12-14). Las
acciones de la gente indicaban que se habían corrompido tanto que "el hombre
interior" no podía ser alcanzado por el Espíritu (Efe. 3: 16).
Espíritu
de fornicación.
Ver com. cap. 4: 12.
5. Soberbia.
Heb. ga'on (ver com. Sal. 47: 4; Jer. 12: 5).
"Orgullo" " (BJ). Podría referirse al Señor que era la excelencia de Israel. En
este caso, el Dios que debería haber sido el orgullo o gloria del pueblo, pero
que era ignorado y menospreciado por ellos, testificaría contra ellos "en su
cara" mediante los castigos que les sobrevendrían. Por otro lado, "soberbia"
aquí podría referirse a la prosperidad y auge de Israel en los días de Óseas
(ver com. Ose. 2: 8), que produjo la altivez de ese pueblo y ocasionó su
renuencia a no cumplir la voluntad de Dios. Según la LXX ese orgullo "será
abatido ante su rostro" " (cf. Prov. 16: 18; 18: 12).
Judá tropezará
también.
El peso del mensaje del profeta se dirigía contra Israel; pero
a veces "también" se incluía el reino de Judá.
6. Con sus ovejas.
Efraín procuró con sus muchos y
costosos sacrificios que el Señor le fuera propicio (1 Sam. 15: 22; Ose. 6: 6).
No le hallarán.
El pueblo de Israel no era movido por un
verdadero arrepentimiento, sino por el temor de la aflicción venidera. En su
corazón no estaba el amor a Dios que produce obediencia (Heb. 12: 16-17; ver
com. Gén. 27: 38).
7. Hijos extraños.
Ver com. cap. 2: 4.
En un solo mes serán consumidos.
Algunos han sugerido que esta expresión se refiere a que sólo quedaba
muy poco tiempo antes de la destrucción del reino. También es posible
interpretar que la luna nueva los consumirá. Esto implicaría que sus
festividades rituales y sus sacrificios en el novilunio no los salvarían de la
ira divina. Todo el capítulo registra cómo el pueblo sustituyó el culto de 926
Dios con el culto de los ídolos, y este pasaje puede ser una alusión a la
sustitución del mes señalado por Jehová por un mes diferente para propósitos
religiosos. Esa sustitución fue impuesta a la nación por Jeroboam 1 (1 Rey. 12:
33).
8. Bocina.
"El cuerno" (BJ).
Heb. shofar (ver t. III, p. 41). Óseas presenta una gráfica descripción de los
enemigos de Israel como si ya estuvieran listos para ejecutar el castigo divino.
Gabaa.
Gabaa y Ramá estaban en Benjamín, cerca de su frontera
norte y dentro del reino del sur. Por su posición en las alturas eran adecuadas
para dar la señal de la proximidad de un peligro.
Bet-avén.
Ver
como cap. 4: 15.
9. Asolado.
"Un
horror" o "lo que causa horror". En el día del reproche es cuando Dios reprueba
el pecado mediante un castigo.
10. Traspasan los linderos.
El que se atrevía a cambiar de
lugar los hitos de su vecino, violaba uno de los preceptos de Jehová (Deut. 19:
14; 27: 17). Los gobernantes de Judá, dominados completamente por el desprecio
temerario y egoísta de los derechos de otros, no vacilaron eh cometer faltas
tales como la de quitar esos hitos. Óseas mezcla en este capítulo en forma
interesante y significativa la condenación y el castigo consiguientes, tanto de
Israel como de Judá. No es difícil descubrir la razón de esto, pues el castigo y
cautiverio de Judá siguieron, antes de mucho, al castigo y cautiverio de Israel.
Los reinos podían ser diferentes, pero su destino final sería el mismo. A esto
se debe este cuadro mixto del profeta.
Derramaré... mi ira.
O
sea, un intenso y fuerte desborde de ira divina, que abrumaría completamente a
esos gobernantes impíos.
11. Vejado,
quebrantado.
U "oprimido y aplastado". Dios iba a usar a los paganos
para castigar a su pueblo.
En pos de vanidades.
Los profetas con
frecuencia denunciaron a los ídolos como vanidad (Jer. 18: 15). Siempre es
vanidad obedecer a los hombres y no a Dios (Mat. 15: 7-9). Quizá la "vanidad" "
específica a la cual se hace alusión es la adoración de los becerros, ordenada
por Jeroboam 1 (1 Rey. 12: 25-33).
12. Como
polilla.
Una figura gráfica que describe la declinación y decadencia
gradual de la vida moral y espiritual de Israel. La polilla que come la ropa
representa adecuadamente una destrucción lenta, pero segura (Job 13: 28).
13. Su enfermedad.
Israel y Judá se
dieron cuenta de su declinación nacional; sin embargo, en lugar de regresar a
Dios en busca de ayuda, Efraín se volvió a Asiria. Se dice que Efraín buscó esa
ayuda, porque el reino del norte fue el primero en tener tratos con Asiria (2
Rey. 15-18).
Jareb.
Heb. yareb. No sabemos a qué rey de Asiria
se aplica este nombre, si es que se aplica a alguno. Hay quienes sugieren que
yareb no es un nombre propio sino un vocablo descriptivo, derivado quizá de la
raíz rib , "luchar". Por esto se sugiere la frase: "El rey que lucha". Otros
suponen que la raíz es rabab, "ser grande", e insinúan que es el título "el gran
rey". Este último significado tiene el apoyo del título usual de los reyes de
Asiria, sharru rabu: "el gran rey" (compárese con el ugarítico mlk rb , "el gran
rey", y también con el origen del título "rabí" ; ver com. Isa. 19: 20). La LXX
dice Iarim, lo que sugiere el título malki ram, "rey excelso".
No os
podrá sanar.
Oseas recuerda a su pueblo que sería vana cualquier ayuda
que buscara fuera de Dios.
14. Como león.
Símbolo de un conquistador que destruye. Así como el león primero
destroza su presa y después se la lleva, el pueblo de Dios sería primero
desgarrado, hecho pedazos, y después llevado al cautiverio.
15. Andaré y volveré.
Así como el
león dispone de su presa y después se retira a su cueva o caverna, el profeta
representa a Dios como si volviera a su morada en el cielo después de castigar a
su pueblo con el cautiverio. Cuando el pueblo se arrepintiera de verdad como
resultado de "su angustia", entonces, y sólo entonces, encontraría a Dios, como
Jeremías lo expresa tan bella y tiernamente en su profecía (Jer. 29: 10-14).
Reconozcan.
Los dos pasos necesarios en el arrepentimiento son
la confesión del pecado y la entrega a Dios (Sal. 32: 1-2, 5-6; Isa. 59: 1-2).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE OSEAS CAPÍTULO 5
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