1. Venid.
Los vers. 1-3 están más íntimamente
relacionados en pensamiento con el vers. 15 del capítulo anterior, que con los
otros versículos del cap. 6.
El arrebató.
El amor que Dios nos
tiene hace que cuando nos castiga haga una "extraña obra" (Isa. 28: 21); una
obra que está poco dispuesto a realizar. El propósito esencial de la disciplina
que emplea es causar una reforma de la vida (Sal. 119: 75; Lam. 3: 31-33; Heb.
12: 5-11).
Nos curará.
El verdadero Médico es el Señor, y no el
"Jareb" asirio (ver com. cap. 5: 13) ni ningún otro ser humano (Deut. 32: 39).
2. Después de dos días.
La
expresión "después de dos días; en el tercer día" parece ser un recurso
literario para denotar un tiempo indefinido (cf. 2 Rey. 9: 32; Amós 4: 8). Óseas
había predicho que el Señor curaría (cap. 6: 1). Ahora añade que el período de
la curación sería en un tiempo situado en un futuro indefinido, aunque quizá no
lejano. No hay ninguna prueba específica de que este pasaje es una predicción
mesiánica de la resurrección de Cristo, aunque esa creencia ha sido generalmente
aceptada.
Viviremos delante de él.
Vivir a la vista de Dios es
estar en plena armonía y amante comunión con él (Núm. 6: 25-26; Sal. 11: 7; 17:
15; 27: 8-9; 51: 11; 67: 1; 119: 135).
3. Conoceremos ... a Jehová.
Ver com. cap. 4: 6.
Como el alba.
Nuestro Redentor, el Señor Jesucristo es,
apropiadamente, el alba o la Aurora que proviene de lo alto (Luc. 1: 78). Así
como el alba matinal aparece queda y suavemente sobre la tierra, despejando las
sombras de la noche y despertando el mundo a una nueva vida y actividad, así
también "nacerá el Sol de justicias y en sus alas traerá salvación" (Mal. 4: 2).
Cristo no vino con un despliegue externo de gloria para deslumbrar los sentidos
humanos; más bien dio a los hombres la medida precisa de luz necesaria para la
salvación de su alma.
Su salida.
El adjetivo "su" claramente
corresponde con "Jehová". El pasaje adecuadamente describe la obra del Mesías
venidero (PR 507).
Lluvia tardía y temprana.
La lluvia temprana,
que venía después del verano y caía desde fines de octubre hasta comienzos de
diciembre (ver Deut. 11: 14; Joel 2: 23), permitía la siembra en el otoño cuando
comenzaba el año civil y agrícola Judío. La lluvia tardía en marzo y abril, que
precedía y favorecía la cosecha, concluía la época de las lluvias (ver t. II,
pp. 111-112). Con este lenguaje 928 figurado y muy expresivo, Oseas aseguró a su
pueblo las bendiciones de Dios, las cuales revitalizarían y nutrirían su vida
espiritual.
4. ¿Qué haré?
Dios
había tratado de diversas maneras de persuadir a Israel y a Judá para que se
arrepintieran; pero llegó a la conclusión de que sus esfuerzos eran
infructuosos, y por eso preguntó con dolor qué más podía hacer antes de desatar
el castigo (ver com. Isa. 5: 4).
Rocío de la madrugada.
Las
preguntas divinas fueron motivadas por la fugaz piedad del pueblo. La historia
de la nación elegida por Dios ilustra ampliamente su piedad efímera y
contradictoria. Todos necesitamos aprender esta misma lección, pues el bien es
de poco valor real a menos que se convierta en algo permanente en la vida.
5. Los corté.
El hebreo se refiere
a cortar piedras para edificar, símbolo adecuado de la forma en que el Escultor
divino talla el alma humana "a la semejanza de Dios" (Sant. 3: 9).
Tus
juicios.
La LXX y las versiones siríacas traducen: "Mis juicios" . De
todas maneras, la referencia es una clara alusión al castigo divino.
6. No sacrificio.
Ver com. cap. 5:
6.
Conocimiento.
La misericordia es la religión puesta en
práctica. El conocimiento guía a una conducta adecuada. Sin estos dos elementos
básicos, la religión tiende a ser una mera forma vacía, y causa el desagrado
divino (1 Sam. 15: 22; Prov. 21: 3; Isa. 1: 11-17; 2 Tim. 3: 1-5).
7. Ellos, cual Adán, traspasaron.
El amor supremo de Dios por sus hijos hizo que colocara a Adán en el
jardín del Edén, para que fuera su representante en la tierra y para que la
dominara (Gén. 1: 26); pero nuestro primer padre violó la orden de Dios de que
no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gén. 3: 6, 22-24; Isa.
59: 1-2). Israel y Judá, como Adán, habían recibido de Dios un lugar para que
vivieran; pero, a semejanza de Adán y debido a su iniquidad, habían quebrantado
el pacto de Dios con ellos; y como Adán, serían arrojados de la tierra
prometida.
Israel "prevaricó" al transgredir el pacto, por lo que no fue
más pueblo de Dios, lo que estaba explícito en el nombre Lo-ammi (ver com. cap.
1: 9; 2: 23). La prevaricación de Israel se ilustra de diversas formas (cap. 6:
4; 7: 8, 11, 16).
8. Galaad, ciudad.
O, "Galaad, lugar". Galaad es el nombre de toda la tierra al este del
jordán, entre los ríos Yarmuk y Jaboc (ver com. Gén. 31: 47). Aquí se describe a
los galaaditas como asesinos natos (cf. 2 Rey. 15: 25), por lo que no es extraño
encontrarlos entre los primeros del reino del norte que fueron llevados cautivos
por Asiria (2 Rey. 15: 29).
9. Como
ladrones.
Una terrible descripción de la impiedad de los sacerdotes de
los lugares altos (ver com. cap. 4: 13).
11. Para ti... está preparada una siega.
Puede entenderse
en el buen sentido de una recompensa, o en el mal sentido de un castigo. Muchos
eruditos prefieren la última interpretación, ya que Judá apostató como Israel,
lo cual daría una cosecha de sufrimiento en el cautiverio (cf. 2 Crón. 36:
1-21).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE OSEAS CAPÍTULO 6
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