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CBA LIBRO DE AMÓS CAPÍTULO 6


CBA LIBRO DE AMÓS CAPÍTULO 6

1. Los reposados.

O sea, los que estaban en un estado de complacencia propia e imaginaria seguridad (ver Isa. 32: 9; Sof. 1: 12). Sión también es censurada, pues esta peligrosa condición apóstata y de apatía también existía en el reino del sur (Amós 2: 4).

Monte de Samaria.

Cf. Amós 3: 9; 4: 1; ver com. 1 Rey. 16: 24. Los habitantes de Samaria sin duda la consideraban casi inexpugnable porque estaba situada sobre un monte que dominaba la pequeña planicie circundante, y por estar poderosamente fortificada con gruesos muros. Su poderío fácilmente podría haber creado un sentimiento de confianza en los que dependían de fortificaciones materiales antes que de la protección de Dios. Sabemos que esas fortificaciones eran poderosas porque el formidable ejército del imperio asirio necesitó dos años (tres de acuerdo con el cómputo inclusivo, ver t. II, pp. 139-140) para poder tomar Samaria (ver com. 2 Rey. 18: 9- 10).

Notables.

Del verbo nagab , "distinguir"; es decir los caudillos de la nación.

Principales entre las naciones.

"Primera entre las naciones". "Capital de las naciones" (BJ). Los israelitas ostentaban este orgulloso título de "capital", porque habían sido escogidos por Dios para llevar al resto del mundo el conocimiento del Dios del cielo (cf. Exo. 19: 5; 2 Sam. 7: 23; ver pp. 28-32).

A los cuales.

Se refiere a los caudillos de la nación, a quienes correspondía guiar al pueblo y que, por lo tanto, deberían haber sido modelos de rectitud y justicia.

2. Calne.

Probablemente deba identificarse con Kullani , hoy Kullankoy, cerca de Arfad (ver com. Isa. 10: 9; ver el mapa frente a la p. 321). Tiglat-pileser III, rey de Asiria, se jactó de haber tomado la ciudad.

Hamat.

Importante ciudad de la antigüedad, situada a orillas del río Orontes (ver com. Gén. 10: 18; ver el mapa frente a la p. 321). Tiglat-pileser III cobró tributo a Hamat, separó 19 distritos de la ciudad y los dio a sus generales. Sargón II se jactaba de haber destruido las raíces de la ciudad.

Gat.

Una de las cinco ciudades principales de los filisteos (1 Sam. 6: 17), situada cerca del valle de Ela. Es evidente que las tres ciudades que se mencionan en este versículo se presentan a Israel como ejemplos de lugares prósperos que más tarde fueron destruidos o subyugados, y que por lo tanto eran ejemplos adecuados de lo que sucedería con la impía Samaria. Tanto Gat como Asdod Fueron destruidas por Uzías, quien derribó sus muros (2 Crón. 26: 6); sin embargo, Asdod (Azoto) fue reedificada, y se la menciona más tarde, aun en el período intertestamentario (1 Mac. 5: 68; 10: 84). Gat desapareció de la historia después de que fue destruida por Uzías. Amós, que fue contemporáneo de Uzías, presenta este suceso como una apropiada ilustración de la inminente suerte de Samaria.

Mejores que.

El profeta pregunta a los israelitas si tienen derecho a esperar una suerte mejor que la de Gat, Calne y Hamát.

3. Dilatáis.

"Creéis alejar" (BJ). La complacencia pecaminosa de Israel lo hacía creer que postergaba el tiempo del juicio divino.

Silla de iniquidad.

"Reino de violencia" (BJ). Israel creía alejar el día de la calamidad, pero al mismo tiempo entronizaba la iniquidad (o "violencia") en su medio.

4. Camas de marfil.

Mejor, lechos con incrustaciones de marfil, en los cuales se recostaban los ricos como parte de su derroche y libertinaje. Amós, un sencillo "boyero" y recogedor de "higos silvestres" " (cap. 7: 14), expresa su sorpresa ante la vida voluptuosa de las clases superiores de Samaria.

Engordadero.

Es evidente que los novillos eran engordados para las mesas de los holgazanes de Israel.

5. Flauta.

Heb . nébel. Ver com. cap. 5: 23.

Como David.

David prestó mucha atención a la música y elaboró minuciosos planes para fomentar el canto coral y su acompañamiento musical para honrar a Dios en el templo (1 Crón. 15: 16; 23: 2-5; 2 Crón. 29: 25-30). Estos apóstatas eran músicos como David; pero, a diferencia de éste, su canto y su música eran degradantes.

6. Tazones.

Heb. mizraq , recipientes usados en los sacrificios para libaciones de vino y para asperjar sangre (Exo. 38: 3; Núm. 7: 13; 1 Crón. 28: 17 ; 2 Crón. 4: 8, 22; Zac. 14: 20). Los sacrilegos príncipes, entregados a la disipación, los usaban en sus fiestas, con lo que demostraban su falta de piedad y su complacencia en las orgías (cf. Dan. 5: 2-4).

Ungüentos más preciosos.

Quizá los que únicamente debían usarse en el culto divino (ver Exo. 30: 23-25). Si el pueblo hubiese comprendido realmente su pecaminosidad, se habría lamentado y no se hubiera ungido (ver 2 Sam. 14: 2).

No se afligen.

La lujuria de Israel ahogaba el pensamiento del sufrimiento, pues un pensamiento tal perturba el sentimiento de despreocupación. El pueblo se había entregado de tal manera a la sensualidad que no se preocupaba por la ruina venidera de Israel. El egoísmo del pecado engendra dos males: menosprecio de Dios y del hombre. El caso de Adán ilustra esto: Adán menospreció a Dios cuando desobedeció la orden divina de que no comiera del árbol prohibido; y menospreció al hombre cuando echó la culpa de su desobediencia a su amada Eva (Gén. 3: 16, 9-12).

Quebrantamiento de José.

Las dificultades existentes en el reino del norte, que aquí es llamado "José", poco perturbaban a los que se entregaban al placer desenfrenado.

7. Van a cautividad.

En los vers. 7-11 se predice el castigo de la nación por los crímenes mencionados en los vers. 1-6. Los israelitas, rechazados por Dios, debían experimentar el cautiverio y una ruina completa. La sombría distinción que se le hace a Israel es que irá "a la cabeza" de los dos reinos hebreos que serán llevados cautivos.

Placeres.

Heb. mirzaj , "fiesta religiosa", o sea una de las fiestas orgiásticas que se celebraban en honor de un ídolo.

8. Juró.

Aquí Jehová se adapta al lenguaje y a las circunstancias humanas (cf. Jer. 51: 14; Amós 4: 2). Dios de los ejércitos. Ver com. Jer. 7: 3; t. 1, p. 182.

Grandeza.

Heb. ga'on , "altura", "eminencia" u " "orgullo" " (ver com. Jer. 12: 5). Aquí se hace una clara referencia a los palacios y otros edificios que eran motivo de orgullo para Israel (cf. Dan. 4: 30; ver com. Ose. 5: 5). Es malo malgastar dinero que se ha ganado honradamente, construyendo edificios lujosos; 998 pero los israelitas habían alcanzado su lujo y esplendor mediante fraudes y, particularmente, cometiendo injusticias contra los pobres (Amós 2: 6-7; 3: 10; 4: 1). El odio divino por la " "grandeza" y los "palacios" de Israel revela que Dios no odia a los hombres sino sus hechos pecaminosos y sus obras (Eze. 18: 29-32; Ose. 11: 1-4, 8; Juan 3: 16).

La ciudad.

Es decir, Samaria.

9. Diez.

Quizá sea una referencia a los " "diez" del cap. 5: 3, el remanente de las guerras reñidas en las últimas etapas de la historia de Israel. Es bueno recordar que Israel no perdió su prosperidad en un solo desastre, sino que la desintegración de la nación se produjo en etapas graduales (2 Rey. 15: 19-20, 29; 17: 5-18).

Morirán.

Si esos "diez" " se hubiesen salvado de la muerte en la guerra, habrían muerto de hambre y pestilencia en el sitio contra Samaria (2 Rey. 17: 5).

10. Un pariente.

Es decir, el pariente más cercano que hubiera sobrevivido.

Lo quemará.

El pariente entraba en la casa para celebrar los ritos funerarios cerca del cadáver. Algunos creen que los ritos consistían en quemar incienso cerca del cuerpo; pero otros piensan que la acción de quemar que aquí se menciona era una verdadera cremación. Generalmente los judíos enterraban a sus muertos, pero en ciertos casos recurrían a la cremación (Lev. 20: 14; 1 Sam. 31: 12). La cremación puede haber sido necesaria en ese tiempo debido a la gran cantidad de muertes o a la naturaleza de la pestilencia, o porque no se podía llegar, por causa del asedio, al lugar donde se los sepultaba fuera de la ciudad. Si el pariente cercano no podía sepultar el cuerpo, se veía forzado a quemarlo.

Los huesos.

Es decir, el cadáver.

Los rincones.

El pariente es presentado aquí como si hablara con algunos sobrevivientes en algún rincón de la casa.

No podemos mencionar.

Esta prohibición ha sido interpretada de varias maneras. (1) Que emanaba de una profunda desesperación de los sobrevivientes, quienes creían que como ese era el día del juicio, resultaba demasiado tarde para invocar el nombre de Jehová. No invocaron a Dios en vida, por tanto no podían invocarlo en la muerte. (2) Que el "no" señala la dureza de corazón y la incredulidad del pueblo, que a pesar de sus desgracias no estaba dispuesto a confesar el nombre de Jehová. (3) Que la prohibición expresaba el temor de que al invocar el nombre de Dios, los ojos del Altísimo se dirigieran a ese sobreviviente, y él también tendría que enfrentarse al castigo de la muerte. (4) Que el que habla piensa que Dios es el autor de sus desgracias, y por eso está impaciente ante la sola mención del nombre de Jehová. (5) Que probablemente había algún decreto que prohibía "mencionar" el nombre de Jehová, o que el hacerlo causaba ridículo o hubiera acarreado alguna otra forma de presión social; por lo cual era preferible que el que amaba sinceramente a Jehová y procuraba obedecerle, se callara para evitar represalias. la mejor explicación para esta prohibición sería, quizá, un sentimiento de desesperación que prevalecía en los israelitas sobrevivientes: el sentimiento de que ahora no valía la pena invocar a Jehová.

11. Jehová. . . herirá.

Una repetición y confirmación de los castigos con que el profeta había amenazado anteriormente (vers. 8).

12. Peñas.

La parte final de este capítulo revela la necedad de los que piensan que pueden desafiar los juicios de Dios con su propia fortaleza y resistir al enemigo enviado para castigarlos: los caballos no pueden galopar sobre peñas rocosas.

En ellas.

Estas palabras no están en el hebreo. "Por las peñas" es el lugar donde aran los bueyes y por donde corren los caballos.

Con bueyes.

Heb. babbeqarim. Algunos creen que esta palabra hebrea debería puntuarse y dividirse de otra manera: bebaqaryam , "con buey mar". Se leería entonces así: ",¿Arará uno el mar con buey?" Sea como fuere, la lección es que las tentativas de Israel de evitar el castigo inminente serían inútiles. Un mal proceder inevitablemente traería el desastre sobre la nación.

Veneno.

Heb. ro ' sh , "hierba venenosa" (ver com. Sal. 69: 21). La justicia se había convertido en la más mortífera injusticia, y todos sufrirían los terribles e inevitables resultados.

Ajenjo.

Heb. la'anah , planta del género Artemisa, sumamente amarga (Deut. 29: 18; ver com. Prov. 5: 4). Israel había pervertido la justicia; su fruto era la más amarga injusticia y el mal más amargo.

13. En nada.

Heb. lo'dabar. Amós destaca la necedad de los que ponen su fe en lo que realmente no existe, en sus ídolos, su alardeada seguridad y el poder de que se vanagloriaban. Algunos eruditos bíblicos creen 999 que las referencias en estos versículos son a nombres propios. Lodebar era el nombre de un lugar de Galaad (2 Sam. 9: 4-5; 17: 27).

Poder.

Heb. qarnáyim. Algunos piensan que esta palabra se refiere a Carnáyim, una poderosa fortaleza que se menciona en 1 Mac. 5: 26; 2 Mac. 12: 21. Por esto la traducción de la BJ es la siguiente: " "Vosotros que os alegráis por Lo-Debar, que decís: "¿No tomamos Carnáyim con nuestra propia fuerza?" " Por otra parte, qarnáyim significa "dos cuernos", y en el AT el cuerno es símbolo de poder (ver com. 1 Rey. 22: 11).

14. Una nación.

Una referencia a los asirios que, como instrumentos de la ira de Dios (Isa. 10: 5-6), invadirían a Israel desde el norte, específicamente "desde la entrada de Hamat", ciudad del norte de Siria (ver com. Núm. 34: 8; Amós 6: 2). Compárese con expresiones similares presentadas en otras ocasiones como una advertencia de que persistir en no arrepentirse ocasionaría el desastre nacional (ver Isa. 5: 26; Jer. 5: 15).

Arabá.

Arabá es la depresión que se extiende desde el mar de Galilea hasta el golfo de Akaba (ver com. Deut. 1: 1). El arroyo de Arabá quizá fuera algún curso de agua que desembocaba en el extremo norte del mar Muerto. Es muy significativo que estos linderos, el norte y el sur, limitaban el territorio que recuperó Jeroboam 11 en el tiempo de la mayor prosperidad de Israel (2 Rey. 14: 25).


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4  

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