Lección 13 – Material auxiliar para el maestro
El sábado enseñaré…
Texto clave: Juan 10:10
RESEÑA
El Pacto entre Dios y
la humanidad va más allá del dogma religioso y la doctrina únicamente; más
bien, define nuestra relación con el Cielo. Al aceptar el Pacto, abrimos
nuestra vida al amor de Dios y su promesa de salvación.
COMENTARIO
El pintor Willem de
Kooning, que vivía en la ciudad de Nueva York, pasó un tiempo en la zona rural
de Carolina del Norte, y una noche él y su esposa salieron de una fiesta a
caminar afuera. El cielo estaba despejado; las estrellas titilaban. “Era un
espectáculo que nunca se veía en la ciudad, donde el reflejo de las luces
apagaba las estrellas y solo una porción del cielo era visible desde una
ventana del altillo. ‘Volvamos a la fiesta’, dijo de repente De Kooning: ‘El
universo me pone los pelos de punta’ ”.
¿Los pelos de punta?
¡Claro!, un lugar
medido en años luz por seres como nosotros, que medimos en metros y pulgadas,
resultaría espeluznante. Y además, inclinados durante milenios en el centro del
universo (o eso pensamos), solo para ser ignominiosamente exiliados a las márgenes
de una galaxia entre billones; ¡nuestro ego ha recibido un golpe!
David Hume se
lamentaba: “La vida de un hombre no es de mayor importancia para el universo
que la de una ostra”.
En realidad, eso
depende del universo… En un mundo sin sentido, sin propósito y sin Dios, tal
vez sería un argumento válido (aunque, seamos honestos, ¿una ostra?). Pero no
en el universo que la Escritura describe así: “Y despertando José del sueño,
hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la
conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”
(Mat. 1:24, 25). La humanidad es tan importante que el Dios que creó el
universo se convirtió en parte misma de ella. (En comparación con lo que costó
hacer el universo de la nada, llegar a ser parte de él sería fácil). Aquel cuya
creación se mide en años luz, se redujo a Alguien medido en metros y pulgadas,
y tiempo.
Willem de Kooning,
limitado por las leyes de la naturaleza, no pudo transformarse en una de sus
creaciones. Pero Dios, que no está limitado por esas leyes, pudo transformarse,
y lo hizo, y así llegó a ser Jesús de Nazaret. El Creador se transformó en una
persona, un ser humano, uniéndose así a nosotros con lazos que nunca se
romperán.
Lo que Cristo hizo al
venir y morir fue para que nosotros tengamos la promesa de la vida eterna; esta
es toda la esencia de la promesa del Pacto. La vida eterna es nuestra no por
obras, sino por gracia, que llega a ser nuestra por fe.
Y la fe, como la
rueda de un carro, nos lleva a los portales de la gracia. Creer en Cristo
significa creer que la muerte de Cristo posee la omnipotencia para erradicar
todos los pecados pasados. Esto se llama justificación por la fe. Creer en
Cristo también significa creer que el Paráclito (el Consolador cósmico), a
través del sacerdocio de Cristo, puede impartir gracia omnipresente para
superar las deficiencias de nuestro carácter. A esto se le llama santificación
por la fe. Además, creer en Cristo significa confiar en su omnisciencia.
Implica apoyar toda nuestra personalidad sobre la mente y el corazón impecables
y transformadores de la Resurrección y la Vida. Sí, somos salvos por gracia,
pero la fe es el viaje en autobús que nos transporta al sitio de la gracia.
El Nuevo Pacto y la vida eterna
“A lo largo y ancho
de todo el NT estas buenas nuevas de la resurrección son algo más que datos
interesantes sobre el futuro. Transforman la vida del presente al revestirla
con significado y esperanza. Debido a que confían en la certeza de su destino,
los cristianos ya viven una nueva clase de vida. Los que viven en la esperanza
de compartir la gloria de Dios son transformados en personas diferentes.
Pueden, incluso, regocijarse en el sufrimiento, porque sus vidas están
motivadas por la esperanza” (J. C. Brunt, “Resurrección y glorificación”, en
Tratado de teología adventista del séptimo día, t. 9, p. 396).
Nuevo Pacto y misión
“El enfoque final de
toda la profecía bíblica y de la historia de la salvación es el establecimiento
del Reino de Dios en la Tierra. Las Escrituras comienzan con el paraíso creado
por Dios y perdido (Gén. 1-3), y termina en el NT con el paraíso restaurado
(Apoc. 21; 22). La elección de Israel como el elegido pueblo de Dios del Pacto
no fue un fin en sí misma, sino el camino señalado por Dios para establecer una
señal visible ante las naciones de la justicia y la paz del venidero Reino de
Dios.
“Jesucristo enseñó al
pueblo del Nuevo Pacto, su iglesia, a orar: ‘Venga tu reino. Hágase tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra’ (Mat. 6:10). De esa
manera el mensaje del evangelio apostólico recibió su perspectiva apocalíptica
en continuidad fundamental con el Pacto de Dios con el antiguo Israel” (H. K.
LaRondelle, “Remanente y mensajes de los tres ángeles”, en Tratado de teología
adventista del séptimo día, t. 9, p. 964).
APLICACIÓN A LA VIDA
Para reflexionar: Al hojear un libro de frases, quizá notes que
las citas más fascinantes muchas veces son las que formula la gente en su lecho
de muerte. Las últimas palabras de un famoso ateo fueron: “¡A punto de dar un
terrible salto hacia la oscuridad!” Todos los pactos de Dios, todas sus
promesas, están vinculadas a un simple deseo: él quiere salvarnos del pecado.
Con el final de la vida llega el veredicto de nuestra relación de pacto.
1. Un pastor dijo:
“Creo en las confesiones en el lecho de muerte. Sé que Dios las acepta, pero
debo admitir que me ponen un poco nervioso. No puedo evitar preguntarme si la
confesión es totalmente auténtica”. Es natural especular sobre los motivos de
los demás. ¿Cómo ve Dios al pecador que se acerca pidiendo salvación? El hecho
de que Dios conozca el futuro ¿cómo afecta su respuesta?
2. Entablar una
relación de pacto con Dios nos limpia de culpa y remordimiento. También nos
llena de gozo. Imagínate lo que sucederá en las cortes celestiales cuando des
el primer paso hacia la eternidad en el cielo. ¿Qué crees que podría decir tu
ángel de la guarda? En el esquema celestial de las cosas, el hecho de entablar
una relación de pacto con Dios ¿cómo afecta tu acceso a la vida eterna?
3. Dos ladrones
pendían a cada lado de Jesús en la cruz. Uno se burló de él; el otro pidió
salvación. ¿Con qué confianza puede una persona reclamar la promesa de Dios
después de años de haberse apartado de él? Observa que Jesús no se dirigió al
ladrón hasta que el ladrón le habló. ¿Qué dice esto sobre el papel del Espíritu
Santo? ¿Cómo nos ayuda esto a comprender que podemos pedir la salvación sin
importar cuán desesperados pensamos que podemos estar? El ladrón vivió poco
tiempo después de aceptar a Cristo. Sin embargo, ¿qué impacto puede tener su
vida como cristiano en los demás? Entablar una relación de pacto con Dios ¿cómo
afecta nuestra respuesta a las misiones y la evangelización?
4. Alguien describió
la salvación del ladrón en la undécima hora como “literalmente una irrupción en
el Paraíso”. ¿Hay algunos que tratan de sacar ventaja de la gracia de Dios
esperando aceptar a Cristo después de haber vivido como les dio la gana, como
lo hizo el ladrón? Explica. ¿Cómo convencerías a una persona de la importancia
de aceptar a Cristo ahora, en lugar de esperar hasta la hora undécima?
5. Ambrosio, uno de
los primeros predicadores cristianos, dijo: “¡Cuánto más rica fue la gracia de
Cristo que la oración del malhechor!” ¿Por qué a veces cuestionamos nuestro
cristianismo cuando hay más que suficiente de la gracia de Dios para compensar
todos nuestros pecados? ¿Por qué ser cristiano es más que reclamar el título?
Ser cristiano ¿significa que serás salvo? Explica. ¿Qué versículos podrías
citar para confirmar tu salvación?
6. Muchos se pasan la
vida buscando la felicidad, que suele ser bastante difícil de alcanzar. El
gozo, fruto del Espíritu, es algo que debemos anhelar. ¿Cuál es la diferencia
entre la felicidad y el gozo? El gozo, como la felicidad, ¿es algo que
presumiblemente podemos lograr? ¿O es algo que recibimos, como la salvación?
Explica.
7. Somos capaces de
hacer muchas cosas que merecen sentimientos de culpa. Dios, a través de Cristo,
nos ofrece una manera de escapar de esa culpa. Esto ¿necesariamente significa
que podemos, o debemos, dejar de sentirnos culpables? ¿Es una irresponsabilidad
dejar de sentirnos culpables? Explica.
8. A menudo
escuchamos la expresión: “Deja que la conciencia sea tu guía”. Tu conciencia
¿es idéntica al corazón nuevo que Dios promete en varios lugares de la Biblia?
¿Es realmente una guía tan confiable?
9. Jesús nos promete
vida eterna mediante la fe en él. ¿Por qué es deseable la vida eterna?
¿Significa algo más que simplemente vivir un día tras otro, sin un final a la
vista? ¿Cuán cualitativamente diferente de nuestra existencia actual crees que
será la vida eterna con Cristo?
10. Nuestra tarea
actual como cristianos es difundir las buenas nuevas de Cristo al mundo.
¿Significa esto que todos los cristianos deben tener la personalidad de
vendedores persuasivos? ¿Por qué? ¿Cómo puede Cristo usar todo el espectro de
personalidades y talentos para llevar su mensaje a quienes lo necesitan?
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