Capítulo 6
COMO HALLAR
DESCANSO EN LOS LAZOS FAMILIARES TURBULENTOS
Los héroes de la
fe de las Escrituras no siempre tuvieron relaciones ideales. Incluso nuestros
pioneros adventistas tuvieron sus luchas. El matrimonio y los hijos de James y
Elena de White no fueron perfectos. Edson White, el segundo hijo de James y
Elena, resultó ser particularmente difícil.1 El
joven se casó temprano y parecía tener una relación muy inconstante con la
incipiente Iglesia Adventista del Séptimo Día, que sus padres habían ayudado a
fundar. Uno de sus mayores problemas era la forma en que empleaba el dinero.
Era descuidado y a menudo se endeudaba, por lo que luego recurría a formas
rápidas de ganar dinero. Tuvo una disputa pública con la iglesia por derechos
de autor. Su comportamiento les causó mucha vergüenza a sus padres y tensó su
relación con ellos, especialmente con su padre.
Después de la
muerte de James en 1881, al parecer Edson se desentendió de la iglesia y le
escribió a su madre que "no tenía ninguna inclinación religiosa".2 Con
el corazón roto, Elena le escribía a menudo a su hijo, suplicándole que
entregara su vida a Dios, aparentemente con poco éxito. Elena de White siguió
orando y escribiéndole cartas, sin dejar de manifestar amor y tierna
preocupación por su hijo pródigo. Finalmente, a la edad de 43 años, Edson
entregó completamente su vida a Jesús. Diseñó un bote de vapor llamado The
Morning Star y viajó por el río Mississippi para llevar la educación y
el conocimiento de Jesús a los ex esclavos empobrecidos del sur.
Podemos elegir
algunas relaciones en la vida, pero no podemos elegir a muchas de las personas
más cercanas a nosotros, como nuestros padres y hermanos. Si bien en algunos
lugares del mundo hay varias congregaciones para elegir a cuál asistir, la
mayoría de los lugares no tienen ese lujo y, a menudo, tenemos que vivir con
algunas personas difíciles en la familia dé nuestra iglesia. Al ver que
servimos a un Dios perfectiva todos nos gustaría reflejar esta perfección en
nuestra familia y en la familia de la iglesia; pero la verdad es que, en este
mundo pecaminoso, nadie es perfecto y ninguno de nosotros tiene familias
perfectas ni relaciones perfectas. Algunos contamos con la bendición de tener
padres, hermanos y otros miembros de la familia que reflejan el amor de Dios,
pero muchos de nosotros tenemos que conformarnos con relaciones que dejan mucho
que desear. Las relaciones familiares y eclesiásticas suelen ser complicadas y
dolorosas. En el caso de las familias de nuestra iglesia, muchos resolvemos
este problema simplemente dejando de asistir a la iglesia. Pero esta no es una
solución, y nadie es una isla, especialmente en el ámbito espiritual. Nos
necesitamos unos a otros, tan imperfectos como somos, en nuestro peregrinaje de
fe.
Aunque los
problemas de relación pueden dejarnos inquietos, heridos y con un montón de
bagaje emocional, queremos encontrar descanso y evitar convertirnos en un
conducto de dolor y disfunción para los demás. Lo bueno es que incluso cuando
otros intentan manipularnos o vernos como "objetos", podemos negarnos
a tratarlos del mismo modo, porque nos damos cuenta de que Dios nos conoce, que
somos amados, que tenemos valor.
Dios tiene
ideales elevados para nuestras relaciones, y nosotros también deberíamos
adoptarlos, pero deberíamos ser realistas al respecto. Debemos aceptar y
trabajar con lo real, no con lo ideal. Debemos estar listos para bajar las
pretensiones y las fachadas con las que nos protegemos, especialmente en la
familia de nuestra iglesia, y mostrarnos vulnerables y dispuestos a pedir
ayuda.
Es bueno recordar
que nuestros problemas reales no son con otras personas, sino con el que está
detrás de todo dolor y malentendido, el que se especializa en causar el máximo
dolor. Debemos recordar que nuestras relaciones son modelos en miniatura del
gran conflicto entre Dios y Satanás que se ha estado librando a lo largo de los
siglos. Toda relación debe tener una dinámica de crecimiento, y Satanás
constantemente provoca situaciones inesperadas en nuestras relaciones. Cuando
recordemos esto, estaremos mejor preparados para apoyarnos en Dios y ver
nuestras relaciones como oportunidades de crecimiento. No seremos tan rápidos
en echarnos para atrás cuando nos demos cuenta de que no alcanzamos el ideal.
Algunos de
nuestros problemas de relación tienen su origen en nuestras malas decisiones,
mientras que otros son causados por circunstancias que exceden nuestro control.
Mientras leemos la Biblia, es reconfortante notar que los campeones de la fe a
menudo no alcanzan sus expectativas ni las de Dios. Los que figuran en la
galería de la fama de la fe de Hebreos 11 no están allí debido a sus
desordenadas relaciones familiares, sino a pesar de ellas. Estas personas
aprendieron, a menudo por las malas, sobre la fe, el amor y la confianza en
Dios mientras luchaban con los problemas de relación.
COSMOVISIÓN: ENTRE LO IDEAL Y LO REAL
Las cosas eran
muy fáciles al principio. Adán y Eva debían cuidar la tierra y el huerto en el
que fueron puestos. Dado que habían sido creados a imagen y semejanza de Dios,
reflejarían la bondad de Dios, su santidad y, en última instancia, su carácter
a toda la creación que los rodeaba.3
Nunca sucedió. El
pecado separó a la familia humana de Dios. La Caída trajo dolor, muerte, abuso,
celos, violencia, hambre de poder y dominio y muchas otras actitudes malvadas
en este mundo. Los descendientes de Adán y Eva se convirtieron en sus peores
enemigos.
Dios
tenía un plan para hacer que sus hijos perdidos regresaran al huerto. Llamó a
un pueblo para que lo represente y haga brillar su luz en un mundo oscuro (Isa. 49:6). Les dio señales e ilustraciones de
su plan de salvación (piensa, por ejemplo, en el sábado o en el Santuario). Has
leyes reflejaban su carácter e ilustraban los valores de su reino de manera
práctica: cómo deben relacionarse los hijos con sus padres y viceversa; que la
fidelidad da como resultado matrimonios felices; que el asesinato, el robo, el
chisme y la codicia son destructivos para la estructura social. Dios los
amonestó a cuidar de las viudas, los huérfanos, los forasteros y los débiles, y
a administrar justicia de forma correcta. Deuteronomio 10:12 al 22 ofrece un buen resumen de estos principios de la Ley
de Dios (ver Éxo. 22:16 al 31).
No obstante, la
realidad se veía diferente en el Israel bíblico. Durante cientos de años, los
profetas de Israel se pronunciaron en contra de los abusos y el comportamiento
antiético. La relación entre Dios e Israel a menudo era disfuncional.
Sus jefes [de
Judá] juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas
adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros?
No vendrá mal sobre nosotros (Miq. 3:11).
Dios habló
repetidamente por medio de sus profetas en contra de las actitudes y el
accionar de su pueblo.
Pero si [Judá]
mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad
hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al
extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre
inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos, para mal vuestro, os haré
morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
(Jeremías 7:5-7)-
Israel
evidentemente luchó con la idolatría (ver 1 Rey. 12:25-33; 16:29-33; y otros), pero las
acusaciones más recurrentes de Dios involucraban sus errores éticos y la
creencia de que el comportamiento poco ético podía compensarse con abundantes
sacrificios (Ose. 6:4-6; Miq. 6:6-8). No se puede manipular al Dios de las
Escrituras con un despliegue piadoso de prácticas religiosas o de generosidad.
Escucha la ráfaga de su voz que resuena directamente en el siglo XXI:
Aborrecí, abominé
vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me
ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni
miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. Quita de mí la
multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo (Amos
5:21-24).
PROFUNDICEMOS: EL PODER DEL PACTO
Hoy, cuando dos
grandes empresas quieren fusionarse, necesitan ejércitos de abogados que pasen
meses redactando documentos legales, que van desde una carta de intención hasta
el acuerdo final de adquisición. Deben ocuparse de las regulaciones gubernamentales
que afectan la fusión, trabajar con los sindicatos sobre cuestiones laborales,
considerar la financiación de las obligaciones de jubilación y mucho más.
En los tiempos
bíblicos, dos partes concertaban un pacto mediante la promulgación de un ritual
que involucraba un animal de sacrificio que se cortaba en dos mitades.
Encontramos un buen ejemplo de este ritual en Génesis 15, que acompaña el pacto
entre el Señor y Abraham. Los elementos de los rituales del pacto bíblico
incluían una presentación de ambas partes, una revisión de las interacciones
pasadas, las condiciones del pacto y las consecuencias ("bendiciones y
maldiciones") que le ocurrirían a la parte que rompiera el pacto.
Curiosamente, los
pactos bíblicos siempre se basan en la iniciativa de Dios. Él inicia todos los
pactos, ofrece la seguridad del pacto y también destaca las consecuencias
futuras del pacto. En el caso de Génesis 15, Dios inicia la conversación con
Abraham (todavía se llama Abram en el capítulo) y le asegura al hombre que dejó
Ur para vivir como un forastero indefenso en Canaán (vers. i): "No temas,
Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande" (comparar
con el vers. 7). Hacemos bien eh recordar que el pacto de Dios con Abraham y
sus descendientes no se basa en la respuesta de fe de Abraham (aunque se
requiere fe), sino que siempre comienza con la promesa de Dios. En el caso de
Abraham, esta promesa incluía descendencia y tierra (vers. 4,5; 18-21). Otros
pactos importantes incluyeron el que realizó con Noé (Gén. 8:20-9:17), el pacto
de Dios con Israel en el monte Sinaí (Éxo. 19:5, 6; 20-23) y el pacto de Dios
con David (2 Sam. 7:1-17).
Sin embargo, en
la base de todas estas expresiones del deseo de Dios de salvar a la humanidad,
se encuentra su pacto eterno. La frase "pacto eterno" aparece solo
una vez en el Nuevo Testamento, en Hebreos 13:20. El teólogo adventista Peter
van Bemmelen señala: "Sin embargo, es evidente que el pacto eterno que
Dios estableció con Abraham y su simiente, con el pueblo de Israel y con el rey
David, encuentra su cumplimiento en la persona de Jesús de Nazaret".4 Este
pacto eterno se fundó en el acuerdo dentro de las tres personas de la Deidad,
establecido antes de la fundacióri'üel mundo, para salvar a la humanidad caída.
Esto también lo confirma Elena de White, quien escribió en 1901: "El pacto
de misericordia fue establecido antes de la fundación del
"Peter M.
van Bemmelen, "The EverlastingCovenant",PerspectiveOigest 19,
N8 4 (1o de octubre de 2014), <https://www.perspectivedigest.org/
archive/19-4/the-everlasting-covenant>.
mundo. Ha
existido desde toda la eternidad y se llama pacto eterno. Tan ciertamente como
que nunca hubo un momento en el que Dios no existiera, nunca hubo un momento en
el que no fuera el deleite de la Mente Eterna manifestar su gracia a la
humanidad".2
El teólogo
sistemático adventista Norman Gulley ofrece este útil resumen de la teología
del pacto bíblico:
La intención de
Dios era que los pactos entre él y la humanidad reflejaran el amor recíproco
dentro del ser interior trinitario de Dios. Por parte de Dios, el amor por los
seres humanos nunca ha cambiado, pero los seres humanos en su mayor parte no
han respondido a este amor. Es solo dentro del contexto del amor eterno de Dios
manifestado en su pacto eterno que podemos comprender mejor el pacto antiguo y
el nuevo (o ver la compatibilidad entre el Sinaí y el nuevo pacto) [...].
Por motivos; lingüísticos y teológicos, los pactos posteriores son una renovación del pacto original de Dios con los seres humanos. El nuevo pacto es una renovación del pacto del Sinaí, que en sí mismo es una renovación del pacto con Abraham, y todos los pactos son una renovación del pacto original de la creación.3
La realidad del
pueblo del pacto de Dios, como ya se señaló anteriormente, estaba muy alejada
del ideal de Dios. La disfunción reinaba suprema, tanto en el pueblo del pacto
del Antiguo Testamento como en la iglesia cristiana primitiva
posterior (ver, por ejemplo, algunas de las narraciones de Hechos que describen
tensiones raciales entre cristianos judíos y cristianos gentiles, o los
conflictos teológicos ilustrados por Pedro y el enfrentamiento de Pablo en
Antioquía como se indica en Gál. 2:11-21). Sin embargo, a pesar de estas disfunciones
y desafíos, el compromiso de Dios de salvar a la humanidad caída (incluido su
pueblo y, posteriormente, su iglesia) ha sido inquebrantable. El amor y la
gracia de Dios se encuentran en el corazón de su pacto fiel, eterno e
inmutable, que nos ofrece un camino de regreso a casa.
IMPLICANCIAS: ENTABLAR RELACIONES A LA MANERA DE DIOS
¿Cómo podemos
hallar descanso cuando los más cercanos a nosotros parecen empeñados en
hacernos la vida imposible? ¿Cómo podemos sobrevivir a familias disfuncionales
y una cultura que enfatiza el "yo" y no el "nosotros"?
Tendremos que aprender a hacer algo aparentemente contraproducente. Debemos
aplicar los principios bíblicos a todas nuestras relaciones, incluso cuando
otros no luchan de manera justa. La vida en la Tierra no es justa. Y aunque
podemos salvarnos de muchos desvíos dolorosos al seguir los principios bíblicos
en nuestras relaciones, es posible que no siempre veamos los resultados que
queremos ver, aunque esto no nos-exime de comportarnos e interactuar como Dios
quisiera.
Practicar los
principios bíblicos en nuestras relaciones y aceptar relaciones que no son
ideales no significará que podamos o debamos aceptar ningún tipo de abuso
(incluido el abuso sexual) o cualquier violencia física o emocional.
Esto nunca debe
formar parte de ninguna dinámica relacional. No es solo un asunto privado que
debe resolverse internamente. Se necesita ayuda e intervención externas para romper
el ciclo. Por favor, ¡consigue ayuda!
Además, no
podemos controlar las decisiones de los demás. Sin embargo, podemos elegir
vivir, amar y tratar a quienes nos rodean de una manera que honre a Dios. Ser
un cristiano nominal o un adventista cultural no nos ayudará a encontrar
descanso en nuestras relaciones. Para encontrar descanso, cada uno de nosotros
debe tomar una decisión personal de seguir a Dios. Incluso si nuestros
antepasados fueran gigantes espirituales, esto no se transmite genéticamente.
Recuerda: Dios solo tiene hijos, no nietos.
TÓMATE UN RESPIRO: PODEMOS ELEGIR
No existe una ley
natural que sugiera que la disfunción automáticamente genera más disfunción.
Tenemos opciones, y la Palabra de Dios nos invita a tomar buenas decisiones.
"A los
cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte,
la bendición y la maldición; escoge,' pues, la vida, para que vivas tú
y tu descendencia" (Deut. 30:19). Dios no nos creó como robots.
Podemos elegir entre el bien y el mal. Tenemos el poder de elegir la vida. En
las últimas palabras de Moisés a su pueblo, que estaba a las puertas de la
tierra prometida, los invita a escoger "la vida, para que vivas tú y tu
descendencia" (vers. 19). Nuestras decisiones tienen consecuencias
duraderas.
"Ahora,
pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre
vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del
río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová,
escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros
padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos
en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová" (Jos. 24:14,15). Al final de la larga campaña militar, Josué llama a
los líderes de Israel a Siquem para renovar el pacto con el Señor. Él sabe que,
cuando las cosas van bien, tendemos a relajarnos en nuestra relación con Dios.
En primer lugar, les recuerda la historia del llamado inicial de Dios a Abraham
y sus descendientes, y su liberación de Israel de la esclavitud en Egipto.
Luego le presenta al pueblo dos opciones: Pueden servir a los dioses de
nuestros antepasados o pueden servir al Señor. Pero eso no es todo.
Josué conoce el poder del ejemplo, y por eso continúa: "Pero yo y mi casa
serviremos a Jehová" (vers. 15). Cuando elegimos a Dios, ya hemos comenzado a romper la
esclavitud de la disfunción.
1 El
siguiente relato se basa en P. B. Ricchiuti, Four Boys in the White
House: The Children of James and Ellen White (Grantham, Reino Unido:
Stanborough Press, 2008).
Ver la carta de
James Edson White a Elena de White, del 18 de mayo de 1893.
Esta sección se basa en Gerald A. Klingbeil,
"Between the Ideal and the Real: We Often Struggle to Live God's Kingdom
Valúes", Adven-tist World, marzo de 2020, p. 11, <https://www.adventlstworld.org/
between-the-ldeal-and-the-real/>.
2 Elena de
White, "Spiritual Growth", TheSigns ofthe Times, 12
de junio de 1901.
3 Norman
R. Gulley, "The Two Covenants of Scripture Are Really One and the
Same", Perspective Digest 19, N51 (1o de
enero de 2014), <https://www.
perspectivedigest.org/archive/19-1/gods-everlasting-covenant>.
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