Capítulo 5
Para algunos, rendirse no es fácil.
Shoichi Yokoi era esta clase de persona. Mientras otros se habían graduado de
la universidad, ayudaron a reconstruir el país, se casaron y tuvieron hijos, él
siguió en guerra, al desconocer por completo que la Segunda Guerra Mundial
había terminado. Yokoi había formado parte de las fuerzas japonesas que habían
capturado la isla de Guam en 1941. Después de tres años de ocupación japonesa,
Estados Unidos recuperó la isla. Yokoi fue dejado atrás por el ejército japonés
en retirada, y se escondió, en lugar de rendirse a los aliados. Durante los
siguientes 28 años, se escondió en la jungla, buscando comida y tratando de
sobrevivir sin ser detectado. Finalmente, en 1972, fue descubierto por
cazadores locales. Cuando lo encontraron, estaba aterrorizado y trató de luchar
contra los cazadores, todavía pensando que su vida estaba en peligro. Lograron
contenerlo y llevarlo de regreso a la civilización, donde finalmente fue dado
de alta y enviado a casa en Japón. Para Yokoi, la guerra finalmente había
terminado.1
"Ríndete para ganar", le dijeron
a James Butler en Narcóticos Anónimos. Para Butler, rendirse fue difícil. Como
adicto, sabía que el alcohol y la cocaína le estaban quitando la vida. Sabía
que pronto cualquiera de las drogas podría matarlo y, sin embargo, luchó para
rendirse. Cuando finalmente lo hizo, recuerda: "Paradójicamente, todo lo
que perdí en la rendición fue mi propia impotencia* En vez de eso, obtuve la
libertad de actuar por mi verdadero interés personal, aunque más no fuera un
día o un minuto a la vez. Día a día levantaba la bandera blanca de la rendición,
no a mi antojo sino a un programa de recuperación. Estaba aprendiendo que no
podía salvarme y que necesitaba el apoyo de una comunidad y de un poder
superior para mantenerme sobrio".2
La rendición es una de
las cosas más difíciles para los seres humanos. Nos aferramos desesperadamente
al control de nuestra vida, incluso ante la clara evidencia de que estamos
cometiendo un error irreparable. A veces, los acontecimientos de nuestra vida
nos empujan más allá de nuestros límites y luchamos desesperadamente por darnos
cuenta de que no podemos controlar el resultado. Sentimos que la rendición está
relacionada de alguna manera con la derrota y la debilidad, no obstante, solo
al rendirnos podemos encontrar descanso. Tenemos que aceptar a Jesús en su
invitación (Mat. 11:28) y dejarnos llevar por la promesa de su amor y su poder,
abandonar la lucha y entrar en su descanso.
COSMOVISIÓN: EL CAMINO A
LA SALVACIÓN
La idea de un Salvador es ajena a muchas
de las principales religiones del mundo. El Islam no propaga
la necesidad de un salvador, sino que los creyentes pueden evitar el infierno
siguiendo la guía de Alá para hacer el bien y evitar el mal.3En el hinduismo, la
salvación no se halla en la liberación de pecados particulares o de un estado
pecaminoso, sino que equivale a alcanzar un estado de iluminación y la libertad
final del ciclo de muerte y reencarnación. Hay muchas formas de alcanzar esta
libertad. Se pueden hacer buenas obras, realizar ceremonias religiosas,
meditar, usar el yoga y la mente para comprender el universo. Cada una de estas
formas requiere que una persona haga ciertas cosas.4
En el budismo, también,
el enfoque está en romper con el ciclo de nacimiento y muerte, para así obtener
la iluminación. Hallar esto requiere esfuerzo y fuerza de voluntad concentrada
durante muchas vidas.5
En contraste, Jesús simplemente nos llama
a ir a él. No tenemos que esperar hasta alcanzar un estado particular. No tenemos
que ser buenos para reunir los requisitos. Vamos como somos, aunque Jesús nunca
nos deja como estábamos. Mediante su Espíritu, Jesús nos ofrece un proceso de
transformación de por vida, para recrear en nosotros la persona que
originalmente quiso que fuéramos.
PROFUNDIZAR: "VENGAN" PUEDE
SIGNIFICAR MUCHASCOSAS
El imperativo "vengan" puede
tener muchos significados. Puede referirse a una invitación amistosa para pasar
del punto A al punto B. Cuando recibimos un mensaje de una buena amiga que nos
pide que vayamos a su fiesta de cumpleaños, entendemos de inmediato que quiere
que estemos presentes físicamente, lo que requiere movimiento. Tenemos que
salir de casa, subirnos al coche, tomar un autobús, tomar un avión o,
simplemente, caminar quince minutos para llegar físicamente a la casa de
nuestra amiga. Un simple "ven" nos mueve a la acción.
Al mismo tiempo, el "ven" de
nuestra amiga no es solamente una invitación a trasladarnos físicamente.
También es una expresión de amistad, confianza y afecto. Nos dice que somos
queridos y apreciados. Nuestra presencia hará que el evento sea un éxito. La
amistad se expresa con un "ven" amable y amistoso.
Ahora imagina un tipo diferente de
llamado. El perro se soltó de la correa y corre hacia una carretera muy transitada,
con los ojos puestos en un conejo que intenta escapar desesperadamente. El
propietario, frenético y agitado, lo persigue y sigue gritando: "¡Ven,
ahora mismo!" No necesitamos ver un video para imaginar la banda sonora.
El "ven" del dueño enojado suena muy diferente del "ven" de
la invitación al cumpleaños de nuestro amigo. El tono, la expresión facial, el
volumen y el contexto más amplio pueden marcar una diferencia significativa.
El "vengan" de Dios en las Escrituras es igualmente multifacético. Le dice "vengan" a personas y grupos. "Vengan" presupone una relación previa. Necesitamos conocer a Aquel que nos invita a ir. Dios llama a Moisés: "Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel" (Éxo. 3:10). Este "ven" aparece en el contexto de la venida de Dios (vers. 8) para liberar a su pueblo que sufre en la esclavitud después de que los clamores de Israel han venido ante Dios. Moisés inicialmente no quiere venir para ir al Faraón como líder de Israel y representante de Dios. Sin embargo, finalmente responde a la invitación de Dios y está dispuesto a ir. Vamos después de haber acudido a Jesús.
Dios en varias ocasiones le dijo
"ven" a su pueblo en los tiempos del Antiguo Testamento. A menudo,
esto significaba una decisión consciente de volver a Dios y a su adoración, en
lugar de seguir a otros dioses. Isaías 1:18 ofrece una mirada
intrigante al compromiso de Dios con su pueblo:
Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto
—dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan
blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan
blancos como la lana (NTV).
Los eruditos han reconocido las connotaciones legales del lenguaje que se utiliza en este versículo,4 y debe notarse que las formas yerbales "ven" y "resolvamos este asunto" son ambas formas plurales, dirigidas no a una persona, sino a todo el pueblo. La palabra hebrea yakakh se usa a menudo en el contexto del juicio (p. ej., Gén. 31:37; Job 23:7; Isa. 11:4). Dios expuso el accionar de Israel que anuló su pacto con el Señor, incluida la adoración pervertida de Israel y la adhesión a formas vacías que no implicaban un cambio de corazón (Isa. 1:10-15). Luego les sugiere, desde los versículos 16 y 17, una serie de imperativos para un cambio radical de corazón que implica lavarse, dejar las malas obras, dejar de hacer lo malo y, luego, aprender a hacer el bien; también buscar la justicia, reprender a los opresores, defender al huérfano, e interceder por la viuda. La invitación a ir y entablar en una conversación legal llega justo al final de la súplica apasionada de Dios.
El "ven" de Dios a menudo
requiere valor y confianza. Necesitamos salir de nuestra zona de confort y
entregarnos completamente a él en lugar de confiar en nuestras propias
habilidades. Cuando Pedro salió de la relativa seguridad de un bote en medio de
una terrible tormenta, después de que Jesús le dijo: "Ven" (Mat.
14:29), y caminó sobre el agua hacia el Maestro, por algunos momentos, debió
haber sentido júbilo y emoción. Sí, su fe vaciló cuando miró triunfalmente a
sus compañeros en la barca, porque Pedro había perdido de vista a Jesús.7 Jesús
escuchó su grito de ayuda cuando comenzó a hundirse. Mateo registra que
"al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él" (vers. 31).
Cuando respondemos al "ven" de Dios, a menudo nos enfrentamos a
decisiones críticas que requieren que nos concentremos en lo que es
prioritario. Necesitamos rendirnos.
Entre los cientos de referencias al
"ven" de Dios, debemos recordar la última mencionada en Apocalipsis
22. Aquellos que anhelan una tierra nueva y un cielo nuevo, expresan este
clamor guiado por el Espíritu: "Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el
que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua
de la vida gratuitamente" (Apoc. 22:17). El grito de la novia, amplificado
por el Espíritu, es "¡Ven!" Aquellos que tienen la capacidad de escuchar
el llamado del Espíritu, claman: "¡Ven!" Y Jesús, el Testigo fiel,
responde en el versículo 20: "El que da testimonio de estas cosas dice:
Ciertamente vengo en breve".
7 Elena de White, El Deseado
de todas las gentes (Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 2008), p. 345.
El erudito del Nuevo Testamento Gregory-Beale
ofrece estas importantes ideas: "La reafirmación de Jesús a lo largo del
Apocalipsis, 'Si, vengo pronto', sirve para confirmar la validez de su
testimonio. Es decir, les asegura a las iglesias la veracidad de la visión
completa, al garantizar que su advenimiento final, que prometió en su primera
venida, ocurrirá pronto y, por lo tanto, completará lo que ha revelado a lo
largo del libro".5 Este es el momento en que nosotros
vamos en respuesta al "ven" de Dios.
IMPLICANCIAS: EL ABC DE
LA RENDICIÓN
¡No pospongas las cosas, ven! No podemos
permitirnos el lujo de esperar para ver si podemos mejorar un poco antes de
entregar nuestra vida a Dios. Debemos renunciar a la idea de la superación
personal y acercarnos a Jesús tal como somos. Aunque "la guerra contra el
yo es la batalla más grande",6 solo rindiéndonos a Dios lograremos
alcanzar su ofrecimiento de descanso y renovación.
Entonces, en la practica, ¿cómo es la
entrega a Dios? La entrega es ese rfiomeiíto en el que nos damos cuenta de que
nuestras estrategias y mecanismos de afrontamiento son inútiles y destructivos.
La entrega es el reconocimiento de que estamos enfermos con el virus del
pecado. Rendirse es darse cuenta de que nuestros esfuerzos, estrategias y
conductas no funcionan. La verdadera entrega es la decisión consciente de
entregarnos a Dios.
Rendirse no significa que prometemos
hacerlo mejor, porque todos sabemos que no podemos controlar nuestros
pensamientos o compulsiones, gustos o anhelos profundos. Aún podemos rendirnos,
incluso si sabemos que no tenemos una fuerza de voluntad sólida o si estamos
luchando con alguna adicción o años de malos hábitos firmemente establecidos.
Rendirse es abandonar las promesas incumplidas y los intentos desesperados. Rendirse
es darnos cuenta de que no sabemos cómo hacerlo. Aunque no sabemos
cómo cambiar nuestro corazón o cómo liberarnos de las cosas que nos dominan,
podemos optar por rendirnos:
"Puedes darle tu voluntad; entonces
él obrará en ti tanto el querer como el hacer de acuerdo con su voluntad. De
este modo tu naturaleza entera será puesta bajo el dominio del Espíritu de Cristo;
tus afectos se centrarán en él y tus pensamientos estarán en armonía con
él".7
Al entregarnos a Dios, también tendremos
que examinar detenidamente todo lo que nos separa de él (Luc. 13:33). La
entrega nunca es un trato del 50 o del 75 %. Rendirse no es rendirse a menos
que sea al l00 %. Debemos abandonar todo lo que sea un ídolo en nuestra vida.
Esto puede incluir relaciones, objetos, sueños, adicciones o placeres que
alejan nuestro corazón de Jesús. Todo necesita ser entregado a Dios. Él
realmente nos ama, y nuestra entrega, aunque podría-ser una lucha dolorosa con
uno mismo, no es la monotonía que muchos de nosotros tememos. Dios no quiere
que renunciemos a nada que sea para nuestro beneficio eterno, y nos ofrece una
vida mucho mejor que cualquier otra cosa a la que tratemos de aferramos (Juan 10:10). El
misionero Jim Elliot, que dio su vida para llegar al pueblo Huaoraní de Ecuador,
entendió lo que es rendirse. En su diario, escribió lo siguiente: "No es
tonto el que da lo que no puede conservar para ganar lo que no puede
perder".8
TÓMATE UN RESPIRO: TODO
A JESÚS ENTREGO
La entrega comienza con la sumisión.
Reconocemos nuestra necesidad y entregamos voluntariamente "la llave"
de nuestro corazón y voluntad. Considera estos tres textos bíblicos, entre
cientos, que ofrecen ayuda práctica mientras luchamos con el "cómo"
de la entrega:
"Someteos, pues, a Dios; resistid al
diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros" (Sant. 4:7, 8).
Someterse a Dios inicia el proceso de entrega. Curiosamente, la palabra griega
que se utiliza aquí, hypotassó, es lo opuesto a antitassomai, "oponerse".
Santiago nos llama a dejar de resistir a Dios en todas las esferas de nuestra
vida.12 El siguiente paso es la resistencia activa al diablo.
Si bien no podemos vencerlo por ¡nuestra cuenta, cuando lo resistimos y nos
acercamos a Dios, él se acercará y Satanás huirá. La entrega a Dios comienza
con someter nuestra voluntad a nuestro Padre celestial.
"Dame, hijo mío, tu corazón, y miren
tus ojos por mis caminos" (Prov. 23:26). Cuando nos damos cuenta de que
somos hijos de Dios y de que nuestro Padre divino tiene buenas intenciones,
podemos darle nuestro corazón. La segunda mitad de esta línea poética siempre
sorprende. Cuando lo hagamos, encontraremos deleite en sus caminos. Estaremos
de pie con la boca abierta, mirando cómo nos transforma.
"Así que, hermanos, os ruego por ¡as
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Rom. 12:1). La
invitación de Pablo a los romanos usa la imagen familiar de una ofrenda. Por lo
general, las ofrendas se sacrificaban para que funcionaran como ofrenda. Pero
esta es diferente. Implica un "sacrificio vivo"; requiere una entrega
total, lo que da lugar a una verdadera adoración.
Judson Van De Venter escribió su himno más
famoso en 1896: "Salvador, a ti me rindo, obedezco solo a ti".
Resulta que estas líneas eran autobiográficas. Más tarde escribió:
"Escribí el himno mientras dirigía
una reunión en East Palestine, Ohio, en la casa de George Sebring. [...]
Durante algún tiempo, había luchado entre desarrollar mis talentos en el campo
del arte y dedicarme al trabajo evangelizador de tiempo completo. Por fin llegó
la hora crucial de mi vida y entregué todo. Un nuevo día entró en mi vida. Me
convertí en evangelista y descubrí en el fondo de mi alma un talento hasta
entonces desconocido para mí. Dios había guardado una canción en mi corazón, y
había tocado un acorde tierno; me hizo cantar".13
Salvador, a ti me rindo, obedezco solo a
ti. Mi guiador, mí fortaleza, todo encuentro, oh Cristo, en ti.
Yo me rindo a ti, yo me rindo a ti; mi
flaqueza, mis pecados, todo rindo a ti.
1 Para conocer más acerca de esta
historia, consulta: Mike Lanchin, "Shoichi Yokoi, the Japanese Soldier Who
Held Out in Guam", 24 de enero de 2012, <https://www.bbc.com/news/magazine-16681636>.
2 Ver Anderson Spickard (h.),
"Surrender", Psychology Today, 8 de mayo de 2019,
<https://www.psychologytoday.com/us/blog/
the-craving-bra¡n/201905/surrender>.
3 Ver "What Is Salvation in
Islam?", Network, actualizado el 1o de marzo de 2018, <https://network.crcna.org/ecumenical-interfaith/what-salvation-islam>.
4 Ver, por ejemplo, Alee Motyer, The Prophecy of
Isaiah (Leicester, Reino Unido: InterVarsity, 1993), pp. 47,48.
5 G. K. Beale, The Book of
Revelation: A Commentary on the Greek Text, New International Greek
Testament Commentary (Grand Rapids, MI: Eerd-mans, 1999), p. 1155.
6 Elena de White, El camino a
Cristo (Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,
2014), p. 38.
7 wlbíd„ p. 42.
8 Ver Kevin Halloran, "Jim Elliot's
Journal Entry With 'He Is No Fool...' Quote", Anchored in Christ (blog),
28 de octubre de 2013, <https://www.
kevinhalloran.net/jim-elliot-quote-he-is-no-fool/>.
Ver "History
of Hymns: 'I Surrender All' ", Discipleship Ministries, 1° de julio de
2012, <https://www.umcdiscipleship.org/resources/
history-of-hymns-i-surrender-all>.
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