Lección 1 | Martes 28 de septiembre
EL LLAMADO DE ABRAM
Abram (que posteriormente se llamó Abraham) aparece por primera vez en la genealogía de Génesis 11, que viene inmediatamente después de la mención de la dispersión de Babel.
Lee Génesis 12:1 al 3, el llamado de Dios a Abram. Hoy, mirando hacia atrás después de la Cruz, después de la muerte de Jesús y la difusión del evangelio, ¿cómo entendemos lo que Dios prometió hacer a través de Abram?
Gén 12:1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Gén 12:2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Gén 12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Muchos siglos después, el apóstol Pablo, al tratar de oponerse a la herejía que estaba afectando a los Gálatas, señaló el llamado de Abraham, mostrándolo como una expresión temprana de lo que siempre habían sido las intenciones de Dios: el evangelio para el mundo. “Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gál. 3:7-9).
El llamado de Abraham se expresó por primera vez en Génesis 12; el resto del Génesis es mayormente la historia de sus descendientes directos, una simiente disfuncional tras otra, que creaba una familia desordenada tras otra; y sin embargo, a través de ellos, la promesa finalmente se cumplió al llegar el momento crucial con el llamado de Moisés.
Lee Hechos 7:20 al 36, la descripción que hizo el mártir Esteban acerca Moisés y el Éxodo. ¿Cómo encaja esto con la promesa inicial de Dios a Abraham?
Hch 7:20 En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre.
Hch 7:21 Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo.
Hch 7:22 Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.
Hch 7:23 Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.
Hch 7:24 Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido.
Hch 7:25 Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así.
Hch 7:26 Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro?
Hch 7:27 Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros?
Hch 7:28 ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio?
Hch 7:29 Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián,(AB) donde engendró dos hijos.
Hch 7:30 Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza.
Hch 7:31 Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor:
Hch 7:32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar.
Hch 7:33 Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.
Hch 7:34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.
Hch 7:35 A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza.
Hch 7:36 Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo,(AF) y en el desierto por cuarenta años.
En un mundo inmerso en la ignorancia, el error y una generalizada falta de conocimiento de la verdad (las cosas no han cambiado mucho en más de tres mil años, ¿verdad?), el Señor llamó a un pueblo –a su pueblo–, la simiente de Abraham, a salir de Egipto. En él buscó no solo preservar el conocimiento de la verdad –es decir, el conocimiento de Jehová, y el plan de salvación– sino también difundir ese conocimiento al resto del mundo.
Hoy, ¿cómo nos vemos los Adventistas del Séptimo Día en relación con el resto del mundo? Es decir, ¿qué paralelismos existen entre nosotros y el antiguo Israel? Más aún, ¿qué responsabilidad nos asigna individualmente este paralelismo?
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