Miércoles 29 de diciembre | Lección 1
AVANZAR JUNTOS
¿Qué les aconsejó el apóstol a los lectores que hicieran en vista de su situación? ¿Qué podemos aprender de Hebreos para nuestro propio beneficio? Analicemos de qué manera Dios ayudó a Elías a recuperarse de su desánimo.
Lee 1 Reyes 19:5 al 18. ¿Qué hizo Dios para restaurar la fe de Elías, su siervo?
1Re 19:5 Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.
1Re 19:6 Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.
1Re 19:7 Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.
1Re 19:8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
1Re 19:9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?
1Re 19:10 El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.(A)
1Re 19:11 El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.
1Re 19:12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.
1Re 19:13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?
1Re 19:14 El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.(B)
1Re 19:15 Y le dijo Jehová: Vé, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.(C)
1Re 19:16 A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel;(D) y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.
1Re 19:17 Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.
1Re 19:18 Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal,(E) y cuyas bocas no lo besaron.
La historia de la interacción de Dios con Elías después del Carmelo es fascinante porque muestra el tierno cuidado y la sabiduría con la que Dios suple las necesidades de quienes están en peligro y que luchan por recuperar la fe. Dios hizo varias cosas por Elías. En primer lugar, se preocupó por sus necesidades físicas. Le proveyó comida y lo dejó descansar. Luego, en la cueva, amablemente lo reprendió: “¿Qué haces aquí, Elías?”, y lo ayudó a entender más en profundidad cómo él obra y cumple sus propósitos. Dios no estaba en el viento, en el terremoto ni el fuego, sino en una voz suave y apacible. Entonces, Dios le dio a Elías una obra que hacer y lo tranquilizó.
Lee Hebreos 2:1; 3:12 al 14; 5:11 a 6:3; y 10:19 al 25. ¿Qué sugirió Pablo que deberían hacer los creyentes?
Heb 2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
Heb 3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;
Heb 3:13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Heb 3:14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,
Heb 5:11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.
Heb 5:12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.
Heb 5:13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;
Heb 5:14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Heb 6:1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
Heb 6:2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Heb 6:3 Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.
Heb 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
Heb 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,
Heb 10:21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
Heb 10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Heb 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Heb 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
Heb 10:25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
En todo Hebreos, podemos encontrar varias instrucciones que el apóstol les dio a los lectores para ayudarlos a recuperar su fuerza y su fe originales. El autor insiste en que atiendan las necesidades físicas de sus hermanos en la fe. Sugiere que debían practicar la hospitalidad y visitar a los presos, lo que implicaba atender sus necesidades. El apóstol exhorta a los lectores a ser generosos, recordando que Dios no los abandonará (Heb. 13:1-6). Pablo también los reprendió y los animó. Les advirtió que no “perdieran el rumbo” (Heb. 2:1, NVI) y que no tuvieran “un corazón pecaminoso e incrédulo” (Heb. 3:12, NVI), y los animó a crecer en su conocimiento de la fe (Heb. 5:11–6:3). También señaló la importancia de la asistencia constante a las reuniones de la iglesia (Heb. 10:25). En resumen, sugirió que avanzaran juntos, que se animaran unos a otros y que se motivaran a tener amor y hacer buenas obras, pero también exaltó a Jesús y su ministerio en el Santuario celestial en favor de ellos (Heb. 8:1, 2; 12:1–4).
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