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Lección 4: COMPARTIR LA MISIÓN DE DIOS | La misión de Dios: Mi misión | Libro complementario


Lección 4:

COMPARTIR LA MISIÓN DE DIOS

En una decisión sorprendente que se acaba de anunciar, en una reunión de emergencia de la junta Directiva de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, reunida en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, se acordó suspender toda la obra misionera internacional. "La actual crisis financiera ha puesto de manifiesto algo que sospechábamos desde hace mucho tiempo —dijo el tesorero de la Asociación General—, Ya no podemos permitirnos ningún tipo de programa misionero. Tenemos que reorientar urgentemente nuestras prioridades y ocuparnos de nuestras necesidades internas como iglesia".

Según el tesorero, todos los diezmos y ofrendas misioneras se quedarán ahora en el país que los recoge. Esto significa la retirada inmediata de obreros médicos misioneros, maestros, pastores, administradores y plantadores de iglesias. Más de mil misioneros internacionales serán enviados a casa. También significa el cierre de todos los hospitales, escuelas, casas editoriales y medios de comunicación misioneros.

Desde su despacho en Silver Spring, el tesorero afirma que los delegados no tienen otra opción. "Vivimos tiempos de incertidumbre económica -dijo-. Las ofrendas para la obra misionera llevan décadas disminuyendo. Dado que es imposible financiar la obra en nuevas áreas, los delegados consideraron que ha llegado el momento de fortalecer lo que queda y destinar dinero a las instituciones y estructuras existentes".

Instó a los miembros de las iglesias a verle el lado positivo: "¡Imaginen lo que pueden hacer con todo el dinero que tendrán ahora en las iglesias locales! Nuevo mobiliario, mejores equipos audiovisuales, nuevas aulas de Escuela Sabática. Nada de esto será ahora un problema, al menos para las iglesias de los países más ricos y con un nivel de vida más alto. Ahora podrán retener todas las ofrendas misioneras y donaciones que estaban enviando a Misión Global para alcanzar áreas no penetradas.

"Otra buena noticia es que vamos a poder duplicar el salario promedio de los pastores, maestros y administradores de las iglesias -dijo el presidente de la División Norteamericana-. Y cada iglesia local podrá ampliar sus instalaciones, remodelarlas y ser más representativa de nuestra elevada vocación como adventistas del séptimo día".

Ya están en marcha planes para la construcción de una nueva sede multimillonaria para la Asociación General en las afueras de Washington, D. C. "Siempre nos hemos sentido un poco envidiosos del templo mormón que hay al final de la calle -dijo el director de uno de los departamentos de la Asociación General, que prefirió permanecer en el anonimato-. Pero ahora tendremos el dinero para construir una sede mejor. Imaginen el maravilloso testimonio que este nuevo edificio dará a la comunidad".

La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene actualmente establecida su obra en 212 países, pero los expertos prevén una drástica reducción tras esta decisión. No hay muchos países en los que la iglesia sea realmente autosuficiente. Sin financiación para los líderes y las instituciones, muchos países quedarán efectivamente separados de la iglesia mundial. La mayoría espera que la membresía mundial de la iglesia caiga en picada. Pero al menos los miembros que permanezcan podrán celebrar los servicios de adoración en iglesias atractivas y cómodas.

El futuro de la sede de Misión Adventista, que se ocupa de plantar iglesias en zonas no penetradas y de aumentar la conciencia misionera, es incierto. Hay alguna esperanza de que permanezca abierta con nuevas directrices y un nuevo nombre: Oficina de Mantenimiento y Consolidación Adventista.

El director del Patrimonio de Elena de White en la Asociación General expresó su apoyo a la decisión de la iglesia y negó que fuera en contra del consejo de Elena de White. "Es cierto que la hermana White habló mucho sobre la importancia de apoyar la misión en el extranjero -dijo—. Sin embargo, debemos considerar el contexto más amplio de la sociedad de la época en la que ella escribía. Siempre debemos adaptarnos a las nuevas realidades".

El Instituto de Investigación Bíblica también ha apoyado la decisión de la junta directiva. "Estamos examinando detenidamente nuestra interpretación tradicional de Mateo 28 -dijo el director-. Es posible que hayamos entendido mal el griego original y traducido incorrectamente "a todo el mundo". Algunos eruditos sugieren que solo se refiere al mundo cercano, es decir, a la comunidad local".

Aunque admitió que la iglesia no tenía otra opción, el director de la Oficina de Archivos, Estadísticas e Investigación de la Asociación General expresó su tristeza por el hecho de que la era misionera haya llegado a su fin. "Siempre recordaremos con nostalgia los días en que la obra misionera era nuestra máxima prioridad -dijo—. En cierto modo, nuestra Iglesia ya no será la misma".

Cláusula de exención de responsabilidad

Por supuesto que ía iglesia no sería la misma. Y por supuesto, toda la historia que acabo de contar no es cierta. Ni una sola palabra. Nadie de los que mencioné dijo eso. La sugerencia de abandonar la obra misionera es contraria al pensamiento adventista del séptimo día. Pero me pregunto: ¿En qué dirección vamos? ¿Nos sigue motivando el amor de Dios a anunciar al mundo las buenas nuevas de la salvación? ¿Nos motiva a cuidar de los pobres, de los marginados? ¿A comunicarle a nuestro mundo que Dios nos ama, que la vida tiene sentido y que, algún día, acabarán el dolor, la injusticia y la crueldad?

Cuando miramos las partidas presupuestarias de nuestras iglesias locales; de nuestras instituciones; de nuestras asociaciones, uniones y divisiones; y de la Asociación General, ¿qué revelan sobre nuestras prioridades? En el momento en que detengamos nuestro apoyo financiero, nuestro apoyo en la oración y nuestra participación personal en la obra misionera, será el momento en que nuestra iglesia empiece a morir. Emil Brunner escribió: "La iglesia existe por la obra misionera, como el fuego existe por la combustión. Donde no hay obra misionera, no hay iglesia".1

Una iglesia fiel a su misión será una iglesia generosa, una iglesia hospitalaria, una iglesia que comparte las buenas nuevas de Jesús y bendice a la comunidad. Cuando Dios llamó a Abram, lo llamó a una misión especial: "Serás bendición [...]; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" (Gén. 12:2, 3). La palabra hebrea traducida como "bendición" es berajá. Jong Sung Nam, profesor de la Universidad Misionera Mundial, dice que la berajá es "la base y el núcleo de la liturgia judía" y "el alma oculta del pensamiento judío". Y concluye: "La berajá impregna casi todas las unidades del culto judío, incluyendo la shemá, las oraciones, las peticiones, la lectura de las Escrituras y la comunión".2 Nam ve que este concepto también desempeña un papel primordial en el culto cristiano primitivo, por ejemplo, en la celebración de la cena del Señor.3

Dios llama a Abram para que sea el conducto de la berajá de Dios a "todos los pueblos de la tierra" (Gén. 12:3). La berajá no es simplemente algo que se recibe de Dios o que se devuelve a Dios, sino algo que conferimos a los demás. Una y otra vez, los profetas le indicaron a Israel que ese era el tipo de culto que Dios pedía: acción, participación, servicio y misión. Mediante el profeta Amos, Dios dice que no tiene tiempo para la mera liturgia: los festejos, las asambleas, las ofrendas, los cantos; si no está conectada con la misión. En lugar de eso, dice: "Que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane como un impetuoso arroyo" (Amos 5:24, RVC). En lugar de sacrificios y holocaustos, él quiere ver misericordia (Ose. 6:6), justicia (Miq. 6:6-8), obediencia (Jer. 7:21-23) y cuidado de los oprimidos, los huérfanos y las viudas (Isa. 1:13-17).

Bendecir a todos los pueblos

A finales del siglo XIX, Georgia Burrus (más adelante la señora Burgess), una joven adventista que vivía en California respondió a este llamamiento para bendecir a los demás. Quizá el primer registro que tenemos de Burrus es una nota en la revista Signs ofthe Times de 1888. Cada semana, la revista enumeraba los donativos recibidos. Entre los textos de la página 15 de la edición del 21 de diciembre, hay un recibo para "la obra misionera en el extranjero": "Georgia Burrus, 1,50 dólares". Burrus, de 22 años, era entonces una obrera bíblica que se había hecho adventista a los 16 años.4 Su donativo no era enorme, pero sí lo bastante grande para una joven obrera bíblica con un salario bajo. Equivalía a unos 54 dólares actuales.

Su compromiso de apoyar la obra misionera en el extranjero con sus finanzas pronto se convirtió en un compromiso de apoyarla con su vida. Burrus escuchó al anciano Stephen Haskell describir los retos misioneros que planteaba la India. Hizo una petición especial de ayuda para llegar a las mujeres que vivían en zenanas, recintos cerrados solo para mujeres. "Habló de la gran necesidad que existía de mujeres misioneras que trabajaran entre las mujeres encerradas de la India -escribió ella más tarde- Sentí en el corazón el impulso de ofrecerme para la misión zenana en aquel campo tan necesitado".4

En el Congreso de la Asociación General celebrado en Battle Creek en 1893, se le pidió a Burrus que fuera a la India y ministraraba esas mujeres "encerradas". No desaprovechó la oportunidad. Para prepararse, viajó a Santa Elena para formarse como enfermera y después asistió a una clase de un año de duración en el Sanatorio de Battle Creek que formaba a misioneros para servir en el extranjero. Tras completar sus clases y después de semanas de ansiosa espera, llegó la noticia de su fecha de partida. Un grupo de misioneros se dirigiría pronto a Sudamérica, y ella viajaría con ellos hasta Inglaterra.5

El llamado a ir a la India

Podría parecer exagerado comparar a Georgia Burrus con una figura bíblica como Abraham. Hay siglos de separación entre ellos y vivieron en culturas totalmente distintas. Pero hay ecos de su llamado en la vida de Burrus. Abraham (que para ese momento se llamaba Abram) recibió el pedido de que abandone su país y su familia, y se dirigiera a una tierra que Dios le mostraría. Cuando era adolescente, Burrus se había hecho adventista del séptimo día a pesar de la oposición de su familia.6 En cierto modo, ya había dejado a su familia. Ahora se preparaba para dejar también su país. Abraham fue llamado a ser una bendición, y Georgia Burrus quería ser una bendición en la India. Por fe, Burrus partió como la primera misionera adventista a este país.

Por fin llegó el día-de tomar el tren a Nueva York. Desde allí, viajaría a Londres y luego a la India. La Asociación General ya le había pagado el pasaje de tren a Nueva York y el pasaje en barco para cruzar el Atlántico. Pero cuando llegó el momento de dirigirse a la estación de tren, se dio cuenta de que llevaba menos de 50 centavos en el bolso. No era dinero suficiente para llegar a la estación. "Después de terminar de empaquetar mi maleta -escribió unos años más tarde-, me senté sobre ella para idear alguna forma de sortear la dificultad".7

Mientras estaba sentada sobre la maleta, el Sr. Hall, propietario de la casa donde se alojaba, irrumpió en la habitación y le preguntó por qué no estaba ya en la estación. Ella le contó la desafortunada situación. Él salió rápidamente de la habitación y volvió unos minutos después. Le puso en las manos cien dólares en efectivo y le dijo: "Que el Señor te bendiga y te convierta en una bendición en la India"8 Así pues, el domingo 15 de julio de 1894, Burrus llegó por fin a la estación y subió al tren de la tarde con destino a Nueva York. En el tren también viajaban William Thurston (que se convertiría en el primer misionero oficial que trabajaría en Brasil) y Frank Westphal (el primer pastor ordenado enviado a Sudamérica), con sus respectivas familias.9

De camino a Nueva York, el tren se detuvo cinco minutos para que los pasajeros pudieran ver las cataratas del Niágara. Por desgracia, la niebla les impidió divisarlas. Continuaron el viaje y llegaron a Nueva York al día siguiente al anochecer. Pasaron un día en la ciudad antes de embarcar en el S. S. París rumbo a Londres, la víspera del vigésimo octavo cumpleaños de Burrus.10 Tras casi ocho días de navegación, llegaron a Southampton y viajaron en tren hasta Londres.11

Burrus se reunió con Dores A. Robinson y su familia en Londres. Ellos también se dirigían a servir como misioneros en la India. Pero se enteró de que planeaban quedarse un año más en Inglaterra. No eran buenas noticias para una joven impaciente por llegar a su campo misionero. Afortunadamente, la Asociación General le dio permiso para viajar sola a la India y le pagó el pasaje. Pero con la condición de que, una vez en la India, se mantuviera económicamente dando clases o vendiendo libros, mientras aprendía el idioma local.12

Tras 33 días en el barco, Burrus llegó a la India el 23 de enero de 1895. Fue la primera mujer adventista soltera que se aventuró en un país no cristiano. Burrus remontó el río Hugli hasta Kolkata (entonces conocida como Calcuta), y una lancha trajo a bordo el correo de los amigos que estaban en tierra. Estaba muy ansiosa de saber si habría alguien allí para recibirla. Pero, para su sorpresa, llegó un hombre con una carta dirigida a ella. Era de una pareja de ancianos adventistas que vendían libros, que habían arreglado su estancia en una casa de huéspedes. Sin embargo, cuando fueron al lugar, descubrieron que el alojamiento había sido ocupado por otra persona.13

Durante el resto de la tarde, buscaron por toda la ciudad, intentando encontrar un lugar donde alojarse que se ajustara al limitado presupuesto de Burrus. Finalmente, cuando el sol se ponía, encontraron una habitación. Pero era cara: 4 rupias al día (unos 1,25 dólares en esa época). Solo llevaba 40 dólares en el bolso, así que sabía que no podría quedarse mucho tiempo. Al día siguiente, encontró una habitación más barata en laYWCA,14 la Asociación Cristiana eje Mujeres Jóvenes, que resultó ser el lugar perfecto para ella.

En la India, Burrus se dedicó a aprender los idiomas locales y pronto dominó el bengalí y el indostaní. Los dos primeros bautismos de la India, incluido el primero de una persona de otra religión, fueron resultado directo de su testimonio. Durante su estancia en la India, trabajó en las zenanas y estableció escuelas y orfanatos.15 "No fue la primera, ni la última vez en nuestra obra -escribió William A. Spicer-, que una mujer con la Biblia abierta allanó el camino en un nuevo campo".16

Impulsados por la fe

Se suele decir que Abraham aceptó el llamado de Dios porque tenía fe. No se nos dan más detalles que ese. En el caso de Georgia Burrus, tenemos algo más de información. Ella escribió: "Las mujeres y los niños de la India son los que más claman por nuestra compasión, ayuda y amor. [Además], lo que la causa de Cristo necesita en la India por encima de todo son obreros cuyos corazones sean tan cálidos y estén tan llenos del amor de Dios, y del amor a las almas por las que Cristo murió, que al relacionarse con estas personas revelen en su propia vida la belleza del amor de Cristo".17 Sí, al igual que Abraham, a ella la impulsaba la fe. Pero había otra motivación estrechamente relacionada: el amor.

Un año después de que Burrus llegara a la India, la familia Robinson llegó a unirse a ella. Dores Robinson iba a dirigir la obra en la India, con base en Karmatar, Bengala. Era un trabajo pionero y no era fácil. Unos años después de su llegada, Robinson escribió:

Algunos escriben y preguntan si hace mucho calor aquí, y manifiestan que estarían encantados de venir a pasar su vida aquí si no hiciera demasiado calor. Lo único que podemos decirles es que es mejor que no vengan. Aquí hace calor. [...] Así pues, todo el que busque un lugar cómodo; libre de elementos desagradables; un lugar con aire puro, temperatura agradable y un entorno placentero; y donde, humanamente hablando, la salud no corra peligro, será mejor que no venga.

Pero la condición que existe aquí es precisamente lo que nos lleva a decir: "Ven [...] y ayúdanos", y la razón misma por la que nos alegramos de estar aquí.18

Tristemente, solo un año después de escribir estas palabras, Robinson había muerto. Él y otro misionero, el Dr. Frederick W. Brown, contrajeron la viruela y no se recuperaron. William Spicer, que en aquel momento se encontraba en la India, visitó a Robinson durante sus últimos días. "Al recibir la noticia de que el anciano Robinson parecía destinado a morir, bajé y estuve con él en sus últimas horas de conciencia -escribió Spicer-, Le dije que, si tenía que renunciar a su trabajo, quizá Dios lo utilizaría para llamar la atención sobre las necesidades de la India de una forma que ni siquiera su propia vida podría conseguir. Me contestó con los labios hinchados: "Quizá, quizá, eso espero". Realmente creo que su muerte atrajo hacia la India una atención que se dejó sentir en los años siguientes".19 Dores Robinson, de 51 años, fue enterrado en Karate, Bengala.

Tres años después de estas muertes, siete años después de llegar a la India, Burrus se casó con Luther Burgess, un compañero de misión. Más tarde, se trasladaron al norte de la India. Y he aquí un último paralelismo con Abraham, de quien sabemos que vivió en tiendas (Heb. 11:8). "Nuestra tienda es de apenas 2,5 x 3 metros -escribió en 1^07, en una carta dirigida al anciano Haskell y su esposa-, pero es bastante grande para que quepamos todos y todas nuestras posesiones terrenales, y estoy segura de que no seríamos más felices si viviéramos en una mansión".20

1  Emil Brunner, The Word and the World (Londres: Student Christian Movement Press, 1931), p. 108.

2 7 Jong Sung Nam, Roots and Tensions: Worship Patterns Developed from the Synagogue to theJerusalem Church (Tesis doctoral, FullerTheological Seminary, 2001), p. 273.

3 lbíd„ pp. 273-279.

4  Georgia Burgess, "Whyl Wentto India", Bible Training School, junio de 1916, p. 5.

5  ¡bíd.

6 1 Seventh-day Adventist Encyclopedia, s. v. "Burgess, Georgia Anna (Burrus)".

7  Ibíd., p. 5.

8  Gordon E. Christo, "Georgia Burrus, First Adventist Missionaryto India", Southern Asia Adventist Heritage (blog), 10 de septiembre de 2015, http://sudheritage. blogspot.com/2015/09/georgia-burrus-first-adventist.html.

9  Frank H. Westphal, "Journey to Buenos Ayres, Argentine Republic", Revíew and Herald, 16 de octubre de 1894, p. 5.

10  Obituario de Georgia Ann Burrus Burgess, "Obituaries", Pacific Union Recor-der, 25 de octubre de 1948, p.11.

11  Westphal, p. 5.

12  Burgess, p. 6.

13  Christo, "Georgia Burrus".

14  Georgia Burgess, "My First Night in Calcutta", Bible Training School, julio de 1916, p. 25.

15  Georgia Burgess, "Beginning School Work ¡n India", Bible Training School, noviembre de 1916, p. 99.

16  William A. Spicer, "Our First Seed Sowing in India", Review and Herald, 9 de febrero de 1950, p. 1.

17 Francis M. Wilcox, "Our Work in india", The Home Missionary, enero de 1897, p. 4.

18  Dores A. Robinson, "Calcutta, India", Revlew and Herald, 4 de octubre de 1898, pp. 10,11.

19  William A. Spicer, "Some Facts About Early Work in India", Eastern Tldings, 8 de mayo de 1941, p. 6.

20  Georgia Burgess, "Work in India", Blble TrainlngSchool, febrero de 1908, p. 139.

 

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