DEFENSOR Y LIBERTADOR
Lee 1 Corintios 10:1 al 4. ¿Cómo describe Pablo la historia del Éxodo? ¿Qué lección espiritual busca enseñar con ella?
1Co 10:1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube,(A) y todos pasaron el mar;
1Co 10:2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
1Co 10:3 y todos comieron el mismo alimento espiritual,
1Co 10:4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.
Lee Salmo 114. ¿Cómo se describe poéticamente aquí la liberación divina del pueblo de Israel de Egipto?
Sal 114:1 Cuando salió Israel de Egipto,
La casa de Jacob del pueblo extranjero,
Sal 114:2 Judá vino a ser su santuario,
E Israel su señorío.
Sal 114:3 El mar lo vio, y huyó;
El Jordán se volvió atrás.
Sal 114:4 Los montes saltaron como carneros,
Los collados como corderitos.
Sal 114:5 ¿Qué tuviste, oh mar, que huiste?
¿Y tú, oh Jordán, que te volviste atrás?
Sal 114:6 Oh montes, ¿por qué saltasteis como carneros,
Y vosotros, collados, como corderitos?
Sal 114:7 A la presencia de Jehová tiembla la tierra,
A la presencia del Dios de Jacob,
Sal 114:8 El cual cambió la peña en estanque de aguas,
Y en fuente de aguas la roca.
En Salmo 114 se describe poéticamente la maravillosa liberación de los hijos de Dios de la esclavitud en Egipto. A lo largo de todo el Antiguo Testamento, e incluso en el Nuevo Testamento, la liberación de Egipto es considerada un símbolo del poder de Dios para salvar a su pueblo. Pablo, en estos versículos de Corintios, hace exactamente eso, al considerar toda la historia real como una metáfora, un símbolo de la salvación en Jesucristo.
Salmo 114 también describe la liberación divina mediante la soberanía de Dios como Creador sobre los poderes de la naturaleza, que fue la manera en que salvó a su pueblo en el Éxodo. El mar, el río Jordán, los montes y las colinas representan poéticamente los poderes naturales y los humanos que se oponían a Israel en su camino hacia la Tierra Prometida (Deut. 1:44; Jos. 3:14-17). Sin embargo, Dios es soberano sobre todos ellos.
Por cierto, para muchos de los hijos de Dios de todos los tiempos y los lugares, el camino hacia la Jerusalén celestial está plagado de peligros. Los salmos los animan a mirar más allá de las colinas, hacia el Creador del cielo y de la Tierra (Sal. 121:1).
El espíritu de Salmo 114 queda plasmado en el hecho de que Jesús calmó la tormenta del mar y proclamó que la iglesia no tiene nada que temer porque él ha vencido al mundo (Mat. 8:23-27; Juan 16:33).
Las grandes obras del Señor en favor de su pueblo deberían inspirar a toda la Tierra a temblar ante su presencia (Sal. 114:7). El temblor debe entenderse como reconocimiento y adoración más que como terror (Sal. 96:9; 99:1). Con Dios de su parte, los creyentes no tienen nada que temer.
¿Cuáles son algunos de los peligros espirituales a los que nos enfrentamos como creyentes, y cómo podemos aprender a apoyarnos en el poder del Señor para cuidarnos de no sucumbir a estos peligros, que son tan reales para nosotros ahora como lo fueron para el salmista?
Cómo podemos salir adelante ante todo ésto,.
ResponderEliminar