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Lección 13 | ENCUENTRO EN GALILEA | Domingo 22 de diciembre

Lección 13 | Domingo 22 de diciembre

ENCUENTRO EN GALILEA

Lee Juan 21:1 al 19. ¿Qué verdades cruciales se revelan aquí, especialmente acerca de la gracia de Dios y la humildad humana?

 Jua 21:1  Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: 

Jua 21:2  Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. 

Jua 21:3  Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.(A) 

Jua 21:4  Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. 

Jua 21:5  Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. 

Jua 21:6  El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.(B) 

Jua 21:7  Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. 

Jua 21:8  Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos. 

Jua 21:9  Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. 

Jua 21:10  Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. 

Jua 21:11  Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. 

Jua 21:12  Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. 

Jua 21:13  Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. 

Jua 21:14  Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos. 

Apacienta mis ovejas

Jua 21:15  Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 

Jua 21:16  Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 

Jua 21:17  Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 

Jua 21:18  De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. 

Jua 21:19  Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. 

Juan 20 termina con el propósito del libro. Sería, pues, el lugar lógico para concluir, pero hay un capítulo más. El capítulo 21 comienza con el regreso de algunos de los discípulos a Galilea y con la sugerencia de Pedro de pasar una noche en el lago. Parece que han vuelto los viejos tiempos, y los discípulos retoman su antiguo oficio, la pesca. Pero esa noche no pescan nada.

Por la mañana, un misterioso desconocido les dice desde la orilla que echen la red a la derecha de la barca. Entonces pescan tantos peces que no pueden recoger la red. Aquello fue un eco del comienzo de su ministerio con Jesús (ver Luc. 5:1-11). Juan reconoce inmediatamente a Jesús y se lo dice a Pedro, quien enseguida salta al agua y nada hasta la orilla.

Jesús hace tres preguntas a Pedro, todas relacionadas con el amor a su Maestro. Antes de la crucifixión, Pedro insistió en que daría su vida por Jesús (Juan 13:37). Entonces, Jesús predijo su triple negación (Juan 13:38). En este encuentro en Galilea, Pedro no se pone a sí mismo como punto de referencia, sino a Jesús: “Señor, tú sabes todas las cosas. Tú sabes que te quiero” (Juan 21:17).

Algunos observan que Jesús utiliza el verbo agapaō, que significa amar, al interrogar a Pedro (excepto la última vez), y que Pedro siempre responde con fileō, que significa amar, pero solo como amigo. Ven implícito en este juego de palabras que Pedro no ha alcanzado el tipo superior de amor.

En realidad, la respuesta de Pedro se centra en la humildad. Con el fracaso de Pedro siempre ante él, es más probable que utilice humildemente un “término inferior”, sin atreverse a reclamar demasiado para sí. Y es esta humildad la que Jesús reconoce, y la que resulta crucial para restaurar a Pedro en el ministerio. Sin duda, la humildad es una de las mejores cualidades para el ministerio, porque hace que el centro de atención sea Jesucristo, no uno mismo.

La restauración de Pedro y su papel como líder de la iglesia primitiva es una de las pruebas más contundentes de que Jesús resucitó. Sería difícil explicar la prominencia de Pedro si Jesús no lo hubiera restaurado al ministerio en presencia de los otros discípulos.

¿Por qué es tan importante la humildad para conocer al Señor? A la luz de la Cruz, ¿de qué podemos sentirnos orgullosos?

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