CBA Libro de Mateo capítulo 25
1 El reino de los cielos.
En cuanto a las circunstancias que rodearon la
narración de esta parábola, ver com. Mat. 24: 1-3, 42. Jesús y por lo menos
cuatro de sus discípulos estaban en la ladera occidental del monte de los
Olivos. El sol se había puesto y las sombras de la noche se iban intensificando
(PVGM 335). Como había ocurrido con tantas parábolas relatadas por Jesús, la
escena se estaba desarrollando ante los ojos de quienes oían la narración (PVGM
335).
Será semejante.
O, "se compara con" (ver p. 193). Esta
parábola hace resaltar la importancia de la preparación para la venida de Cristo
y destaca la importancia de estar preparado (ver com. cap. 24:44).
Vírgenes.
Al parecer, no corresponde asignarle ninguna
importancia especial al número diez, cifra que Jesús empleó en otros pasajes
como número redondo (ver com. Luc. 15: 8). En esta parábola las diez vírgenes
representan a todos los que profesan la fe pura de Jesús (PVGM 336). Creen,
además, en la pronta venida de Jesús. Cf. Apoc. 14: 4.
Lámparas.
Gr. lampás , vocablo que sirve para designar tanto una antorcha como una
lámpara; aquí, probablemente se traduzca mejor como "lámpara". Es probable que
las lámparas fueran pequeños recipientes de barro cocido, quizá montados en un
palo. En el recipiente había aceite, dentro del cual flotaba una mecha, cuyo
extremo superior se mantenía erguido por el borde del tiesto. Según PVGM 387, la
procesión nupcial avanzaba alumbrada por antorchas. Las lámparas representarían
la Palabra de Dios (PVGM 388; Sal. 119: 105).
Salieron.
Las diez
jóvenes estaban cerca de la casa de la novia esperando la llegada del novio y de
sus acompañantes; desde allí se proponían acompañar al cortejo nupcial hasta la
casa del novio donde participarían de la fiesta de bodas (PVGM 335). El hecho de
que, al despertar, las jóvenes vieron que la procesión se alejaba sin que ellas
la acompañaran (PVGM 336), podría sugerir que no eran íntimas amigas de la
novia, sino conocidas, las cuales, según la costumbre, podrían unirse a la
procesión y compartir en las festividades, pero por su propia iniciativa, no
como invitadas especiales.
2
Cinco.
Es evidente que el número
cinco no tiene mayor importancia, así como no lo tiene el número diez (ver com.
vers. 1). Simplemente, había dos clases de jóvenes en el grupo. La diferencia
entre los dos grupos se hace notar a medida que continúa el relato. Esta
diferencia es el elemento sobresaliente de la parábola.
Insensatas.
Las cinco insensatas no son hipócritas (PVGM 338). Son insensatas porque
no se han entregado a la obra del Espíritu Santo. En este sentido se parecen a
los oidores 497 representados por la tierra pedregosa (PVGM 339; ver com. cap.
13: 5) y al hombre que no se puso el vestido de bodas (ver com. cap. 22: 11-14).
El Evangelio los atrae, pero el egoísmo impide que la verdad se arraigue en su
vida y lleve el fruto de un carácter semejante al de Cristo (ver com. Eze. 33:
32; Mat. 7: 21-27). Estarán entre los que respondan a quienes claman "paz y
seguridad" " (PE 282; PP 93; ver com. 1 Tes. 5: 3; cf. Jer. 6: 14; 8: 1 l; 2 8:
9; Eze. 13: 10, 16).
3 Aceite.
El
aceite representa al Espíritu Santo (PVGM 337; Zac. 4: 1-14), del cual carecen
los miembros de iglesia representados por las cinco vírgenes insensatas. Conocen
la teoría de la verdad, pero el Evangelio no ha efectuado ningún cambio en su
vida.
4 Las prudentes.
Las vírgenes
prudentes ,de la parábola representan a aquellos cristianos que comprenden,
aprecian, y reciben el beneficio del ministerio del Espíritu Santo. Prudentes
son, en verdad, aquellos cristianos que hoy reciben al Espíritu Santo en su vida
y cooperan con él en la tarea que Dios les señala (Juan 14: 16-17; 16: 7-15).
5
Tardándose.
Gr. jronízÇ, "demorarse", ,"atrasarse". Esta parábola era una
advertencia para los que " "pensaban que el reino de Dios se manifestaría
inmediatamente" " (Luc. 19: 1 l; cf. Mat. 24: 3; Hech. 1: 6). Jesús no
regresaría tan pronto como ellos lo esperaban. Pero si Jesús hubiera dicho esto
de una manera clara y específica, se habrían desanimado (ver com. Mat. 24: 3).
Los cristianos hoy deberían recordar que la demora del Novio celestial
no se debe a que él no está preparado. Cristo podría haber venido tiempo ha si
su pueblo hubiera estado listo para recibirlo y si hubiera sido fiel en el
cumplimiento de su tarea de preparar al mundo para la venida del Señor (DTG 587-
588).
6 A la medianoche.
A la hora
cuando más sueño tenían las jóvenes, cansadas de esperar. La medianoche
representa la oscuridad espiritual. Se nos dice que una gran oscuridad
espiritual cubrirá la tierra en los últimos días (PVGM 340).
7 Se levantaron.
Las diez vírgenes
respondieron a la invitación de unirse a la procesión nupcial.
Arreglaron.
Al parecer, las lámparas no se habían atendido por
mucho tiempo. Era necesario despabilarlas para que ardieran con luz más
brillante.
8 Dijeron a las prudentes.
Las vírgenes insensatas no habían aprendido la importante lección de
aceptar la responsabilidad de lo que ellas hacían. Habían adquirido el hábito de
confiar en otros para que suplieran su falta de previsión.
De vuestro
aceite.
Es decir, "parte de vuestro aceite". La preparación de las
vírgenes insensatas no había sido cabal y sincera, sino superficial.
Se
apagan.
Había llegado el momento de prueba, pero su preparación resultó
ser superficial e inadecuada. No tenían reservas para hacer frente a la
emergencia inesperada. Habían comenzado bien, pero no estaban preparadas para
resistir hasta el fin (ver com. cap. 24: 13).
9 Comprad para vosotras mismas.
Si las vírgenes prudentes
hubieran dado a las insensatas suficiente aceite para la ocasión, se habrían
quedado sin nada. Las prudentes no fueron egoístas. Simplemente ocurre que un
cristiano no puede hacer por otro lo que éste debe hacer por sí mismo en
preparación para la crisis que se avecina. Ninguno puede recibir el Espíritu en
lugar de otro, ni tampoco puede transferirle el carácter que es fruto de la obra
del Espíritu (PVGM 338-339).
10 Iban a
comprar.
Después de que acabe el tiempo de gracia, será demasiado tarde
como para recibir el Espíritu Santo. Y sin la comunión del Espíritu, nadie puede
ser apto para participar en la celebración de la fiesta de bodas (PVGM 340).
Se cerró la puerta.
Comparar con lo que sin duda sintió Esaú
cuando descubrió que había perdido la primogenitura (ver com. Heb. 12: 17). Las
cinco insensatas habían quedado excluidas de la fiesta de bodas como resultado
de su propia y consciente elección (CS 597-598).
11 Ábrenos.
Las cinco vírgenes insensatas buscaban el
galardón de quienes habían servido fielmente, sin haber prestado un servicio
fiel (ver com. vers. 10).
12 No os conozco.
Hay evidencias de
que las cinco vírgenes insensatas no eran amigas especiales de la novia; por lo
tanto, el novio no tenía ninguna obligación para con ellas (ver com. vers. l).
Seguramente, estaban intentando entrar cuando no tenían el derecho de hacerlo.
Si hubieran estado listas para entrar cuando la puerta estaba abierta, se les
habría dado la bienvenida, pero ahora la puerta estaba cerrada. Su falta de
previsión no tenía perdón, y su pérdida era irreparable. Con referencia al
terrible chasco de quienes tienen la intención de estar entre los salvos, pero
no hacen los preparativos necesarios, ver com. cap. 7: 23; 22: 1-14. Entre todas
las tristezas posibles, no hay una mayor que la de lamentarse por algo que
podría haber sido, pero no fue.
13 Velad,
pues.
He aquí la lección principal de la parábola (ver com. cap. 24: 42,
44).
14 El reino de los cielos.
Con referencia
a parábolas, ver pp. 193-197.] En el griego, la parábola comienza directamente
con la frase "es como un hombre", emitiéndose la primera frase del versículo.
Acerca de las circunstancias que rodearon la narración de esta parábola, ver
com. cap. 24: 1-3; 25: l. En cuanto a la verdad que debía ilustrar, ver com.
cap. 24: 45-51.
Así como la parábola de las diez vírgenes (cap. 25:
1-13) destaca la preparación personal para el retorno prometido de Cristo, la de
los talentos hace resaltar la responsabilidad que tiene el cristiano de buscar
la salvación de otros. Por lo tanto, el velar (cap. 24: 42) incluye tanto
preparación personal como labor misionera.
En muchos sentidos, esta
parábola se parece a la de las minas (Luc. 19: 11-27), pero hay también muchas
diferencias.
Lejos.
Jesús volvió al cielo. El
noble de la parábola de las minas fue "para recibir un reino" " (ver com. Luc.
19: 12).
Sus siervos.
Jesús designa así a sus discípulos, a
quienes ha encomendado la atención de sus intereses en la tierra (ver com. cap.
28: 19-20). Pertenecemos a Dios en virtud de su poder creador y de su gracia
redentora. Nosotros le pertenecemos a él; y todo lo que tenemos le pertenece a
él.
Les entregó sus bienes.
El señor de la parábola tenía dos
propósitos: (1) incrementar sus bienes, (2) probar a sus siervos antes de
confiarles mayores responsabilidades. Del mismo modo, Cristo ha confiado la obra
del Evangelio a los hombres a fin de hacer progresar su reino en la tierra y de
preparar a sus siervos para llevar mayores responsabilidades. Ver com. Mat. 25:
21; Luc. 19: 13.
15 Talentos.
La
plata que había en un talento pesaba aproximadamente 34 kg (ver p. 51), y esto,
de acuerdo con la escala de sueldo que recibía un trabajador corriente,
correspondía a alrededor de 20 años de pago (ver com. Luc. 19: 13). Los talentos
representan dones especiales del Espíritu como también los naturales.
A
cada uno.
Cada uno de nosotros tiene una obra que hacer para Dios.
Aunque haya diversos grados de responsabilidad, ninguna persona está totalmente
exenta de llevar responsabilidades.
Conforme a su capacidad.
Sin
duda, el señor no confió a sus siervos más de lo que pensaba que podrían manejar
sabiamente. Por otra parte, les dio lo suficiente como para incentivar su
ingenio y habilidad, proporcionándoles así la oportunidad de adquirir
experiencia. El señor fue cuidadoso en decidir cuánto daría a cada uno, y luego
exigió fidelidad en el desempeño de la responsabilidad implicada en la atención
de sus intereses.
Luego se fue.
En el griego, la palabra
traducida como "luego" (euthús) "en seguida", podría aplicarse o a la partida
del señor o al comienzo del trabajo del siervo. La BJ lo interpreta así: " "...y
se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar".
" De esta forma, se hace resaltar la diligencia del siervo.
18 Cavó en la tierra.
En tiempos
antiguos solía considerarse que ésta era la forma más segura de preservar un
tesoro (cf. cap. 13: 44). Muchas monedas antiguas que hoy se encuentran en los
museos provienen de esta clase de tesoro enterrado.
21
Bien.
La aprobación del señor no era proporcional a la
ganancia de cada uno sino a la fidelidad demostrada (ver com. cap. 20: 8-16).
Te pondré.
El siervo había manifestado sano juicio y había
seguido principios correctos en relación con lo poco, y había razón de creer que
haría lo mismo cuando se le confiara más. El galardón por el servicio fiel había
de ser una mayor oportunidad de servicio. El uso que se le dio a la pequeña
oportunidad fue la medida de la capacidad de sacar provecho de oportunidades
mayores. En parte, el galardón por el servicio fiel se recibe en 499 esta vida,
pero Jesús se refiere aquí principalmente a la recompensa del mundo venidero
(PVGM 295).
El gozo de tu señor
Este gozo es la segunda parte de
la recompensa por el servicio fiel, y de ningún modo es menos real que la
primera parte.
24. Señor, te conocía
Ver com. Luc. 19: 21. El siervo admite abiertamente que no había actuado
por ignorancia o por falta de capacidad. Lo había hecho adrede, consciente de lo
que hacía.
Duro
Gr. skl'rós , "duro", "severo". En la parábola
de las minas, el siervo acusa a su señor de ser aust'rós , "austero",
"estricto". En ambos casos la acusación era completamente injusta.
No
sembraste
El siervo negligente sólo pensó en el provecho material, y no
tomó en cuenta la recompensa intangible, pero no menos real, que recibiría por
el servicio fiel (ver com. vers. 21). Hay comentarios adicionales en com. Luc.
19: 21.
25. Tuve miedo
El siervo
negligente había aceptado el talento, y al hacerlo había prometido, por lo menos
tácitamente, que haría algo con él. Temía que si fracasaba en su negocio, no
sólo dejaría de ganar el interés de su talento, sino que también podría perder
el capital. Supuso que cualquier ganancia sería para su señor y que cualquier
pérdida debería pagarla él. No estaba dispuesto a aceptar la responsabilidad
implicada, y si se le ofrecieran mayores oportunidades haría lo mismo.
26.
Siervo malo y negligente
Muchas personas dotadas de
grandes habilidades logran poco porque intentan poco (PVGM 265).
Sabías
El pretexto del siervo negligente se transformó en su condenación. Sus
propios labios admitieron su culpa.
27. Debías
El conocimiento que tenía el siervo le imponía
una responsabilidad de la cual no había cómo escapar. Si lo hubiera deseado,
podría haber hecho alguna cosa. No tenía excusa. Tenía la capacidad de duplicar
ese único talento. Dios acepta a los seres humanos conforme a lo que pueden
hacer, y nunca espera más de ellos que lo que su capacidad les permite (2 Cor.
8: 12). No exige del hombre ni más ni menos que lo mejor que puede hacer.
Los banqueros
Ver com. Luc. 19: 23. El siervo podría haber
invertido el dinero si temía (ver com. Mat. 25: 25) participar en un negocio
demasiado complicado. Posiblemente la ganancia podría haber sido menor, pero de
todos modos, habría sido mejor que no lograr ninguna ganancia.
28. Quitadle, pues
La recompensa
del servicio fiel era la oportunidad de prestar un servicio mayor (ver com.
vers. 21). El castigo por no servir era la pérdida de futuras oportunidades para
el servicio. Las oportunidades descuidadas pronto se pierden. Ver com. Luc. 18:
24; cf. PVGM 298.
Dadlo
Las oportunidades y las tareas que una
persona rechaza son dadas a otra que está dispuesta a aprovecharlas al máximo.
Con referencia al principio que está implicado aquí, ver com. Luc. 19: 24-25.
29. Le será quitado
Los talentos son concedidos a fin de que puedan ser empleados; si no se
los usa, es tan sólo natural que el negligente sea despojado de ellos. Por el
contrario, el aprovechar al máximo las oportunidades limitadas, muchas veces
lleva a oportunidades cada vez más amplias.
30. Echadle
El "siervo inútil" había sido remiso en el
cumplimiento de su deber, lo que él mismo admitía. Su fracaso había sido
deliberado y premeditado, y él mismo debía cargar con la responsabilidad de ese
fracaso. En el gran día final del juicio los que se hayan deslizado a la deriva
esquivando oportunidades y escapando a las responsabilidades, serán puestos por
el gran juez en la categoría de los malhechores (PVGM 299).
31.
El Hijo
del Hombre.
En cuanto a las circunstancias en las cuales se
dio esta parábola, ver com. cap. 24: 1-3; cf. com. cap. 25: 1,14. Al igual que
las parábolas de las diez vírgenes (vers. 1-13) y la de los talentos (vers.
14-30), la parábola de las ovejas y de las cabras, o sea del juicio, fue
relatada a fin de ilustrar las verdades presentadas en el cap. 24 acerca del
prometido retorno de Jesús. Con referencia a la relación de las dos parábolas
anteriores con el discurso del cap. 24, ver com. cap. 25: 14. Esta parábola, la
última de Jesús, presenta muy claramente el gran juicio final, y reduce a
términos sencillísimos y muy prácticos la norma a emplearse para realizar el
juicio. Con referencia a la expresión "Hijo del Hombre" , ver com. Mat. 1: 1;
Mar. 2: 10.
Venga en su gloria
En ocasión de su primera venida,
Jesús veló su gloria divina y vivió como hombre entre los hombres (ver com. Luc.
2: 48). El reino que estableció entonces era el reino de su gracia (ver com.
Mat. 5: 3). Sin embargo, vendrá otra vez "en su gloria" para inaugurar el reino
eterno (Dan. 7: 14, 27; Apoc. 11: 15; ver com. Mat. 4: 17; 5: 3). La segunda
venida de Jesús es el tema central de Mat. 24 y 25.
Los santos ángeles
La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de la palabra
"santos", pero de todos modos el sentido es claro. Con referencia a la
participación de los ángeles en la obra del juicio, ver com. Dan. 7: 10; Apoc.
5: 11. En cuanto a su ministerio en favor de los hombres, ver com. Heb. 1: 14.
Acerca de la presencia de los ángeles en la segunda venida de Cristo, ver com.
Mat. 24: 30-31; Hech. 1: 9-11; 1Tes. 4: 15-17.
Trono
de gloria
Es decir, "su glorioso trono". Cristo estaba en el trono del
universo antes de su encarnación (DTG 13- 14). Cuando ascendió, fue entronizado
otra vez (HAp 31) como Sacerdote y como Rey (Zac. 6: 13; HAp 32) para compartir
el trono de su Padre (DTG 771; Apoc. 3: 21). Al completar la obra del juicio
investigador, comenzada en 1844 (ver com. Apoc. 14: 6-7), Jesús recibirá su
reino (CS 479, 671-672; PE 55, 280). La coronación final y el entronizamiento de
Cristo como Rey del universo ocurrirán al final del milenio en presencia de
todos los que son súbditos de su glorioso reino y los que se han negado a serie
leales.
32. Como aparta el pastor
En forma directa o indirecta, Jesús
se comparó repetidas veces con un pastor y asemejó a su pueblo a las ovejas
(Eze. 34: 11-17; Zac. 13: 7; Mat. 15: 24; 18: 11-14; Luc. 15: 1-7; Juan 10: 1-16
).
Ovejas
Por lo general, las ovejas palestinas eran blancas,
mientras que las cabras eran negras (Sal. 147: 16; Isa. 1: 18; Eze. 27: 18; cf.
Cant. 4: 1-2). Solía un mismo pastor cuidar tanto ovejas como cabras (Gén. 30:
32-33).
33. Derecha
La derecha
representaba honor y bendición (Gén. 48: 13-14; Mar. 14: 62; 16: 19; Col. 3: 1;
etc.).
Izquierda
El lado izquierdo podía representar un honor
menor o sencillamente un rechazo. Aquí parece entenderse lo segundo (vers. 41).
34. Benditos
Aunque no se emplea la misma palabra, el ser "bendito" es también ser
"bienaventurado" " (ver com. cap. 5: 3). Aquellos que reciben la bendición de
Dios son de veras bienaventurados. En la "presencia" de Dios hay "plenitud de
gozo" y "delicias" a su "diestra para siempre" " (Sal. 16: 11).
Heredad
Heredar significa recibir
posesión de alguna propiedad. En el principio, el hombre fue designado como rey
de este mundo (Gén. 1: 28); pero, como resultado del pecado, perdió su dominio.
Daniel profetizó acerca del momento cuando una vez más los santos heredarían el
reino eterno, originalmente ideado para ellos (Dan. 7: 27).
Preparado para
vosotros
El plan original de Dios para este mundo, transitoriamente
interrumpido por la entrada del pecado, finalmente culminará con éxito y la
voluntad divina será suprema en esta tierra, así como lo es en el cielo (ver
com. cap. 6: 10; cf. Luc. 12: 32).
35. Disteis de comer
La gran prueba final tiene que ver con
el grado al cual se han aplicado los principios de la verdadera religión (Sant.
1: 27) a la vida diaria, especialmente en relación con los intereses y las
necesidades de otros.
Me recogisteis
Es decir, "me disteis
acogida", "me brindasteis hospitalidad".
37.
¿Cuándo te vimos?
El espíritu y
la práctica del servicio abnegado se habían convertido de tal modo en hábito de
los justos que respondían automáticamente a las necesidades de sus prójimos.
40. A mí
Qué
consolador es pensar que Cristo se identifica con sus escogidos a tal punto que
cualquier cosa que los afecta a ellos le afecta a él personalmente. No podemos
sentir ningún dolor o chasco, no podemos experimentar ninguna necesidad, sin que
Cristo simpatice con nosotros. Al tener en cuenta las necesidades de otros,
reflejamos este mismo aspecto del carácter divino. Cuando reflejemos
perfectamente el carácter de Jesús, sentiremos por los que tienen necesidad lo
mismo que siente él, y usándonos a nosotros él podrá confortar y socorrer a
otros. La mayor evidencia del amor de Dios es aquel amor que nos lleva a
sobrellevar "los unos las cargas de los otros" y así cumplir "la ley de Cristo"
(Gál. 6: 2; cf. 1 Juan 3: 14-19; ver com. Mat. 5: 43-48). El principio implicado
en la declaración del cap. 25 :40 se ilustra con la parábola del buen samaritano
(ver com. Luc. 10: 25-37). La mejor evidencia de que alguien ha llegado a ser
hijo de Dios es que hace las obras de Dios (cf. Juan 8: 44).
41. Fuego eterno.
También llamado
"fuego que nunca se apagará" (ver com. Mat. 3: 12) e "infierno de fuego" (ver
com. cap. 5: 22). Las tres designaciones se refieren al fuego del día final que
devorará a los impíos y todas sus obras (2 Ped. 3: 10-12; Apoc. 10, 14-15).
La palabra aiÇnios , traducida como "eterno", "para siempre", significa
literalmente "que dura un siglo" (La palabra aiÇn, "siglo", de la cual viene ai
Ç nios , se comenta en relación con Mat. 13: 39.) Ese término destaca el hecho
de que algo es continuo y no está sujeto a cambios repentinos. En los antiguos
papiros griegos hay numerosas referencias a que el emperador romano era ai Ç
nios . Se alude así al hecho de que eran emperadores para toda la vida. La
palabra "eterno" no refleja con precisión el significado de la palabra aiÇnios ,
pero es la que más se asemeja. AiÇnios , lo que dura por un largo período,
expresa permanencia o perpetuidad dentro de ciertos límites, mientras que la
palabra "eterno" implica duración ilimitada . En griego, la duración de ai Ç
nios debe siempre determinarse en relación con la naturaleza de la persona o la
cosa a la cual se aplica. Por ejemplo, en el caso de Tiberio César, el adjetivo
ai Ç nios describe un período de 23 años, desde su ascensión al trono hasta su
muerte.
En el NT la palabra ai Ç nios se emplea para describir tanto el
fin de los impíos como el futuro de los justos. Siguiendo el principio ya
enunciado de que la duración de aiÇnios debe determinarla la naturaleza de la
persona o la cosa a la cual se aplica, se deduce que el galardón de los justos
es una vida sin fin, mientras que la retribución de los impíos es muerte que no
tiene fin (Juan 3: 16; Rom. 6: 23; etc.). En Juan 3: 16 se establece el
contraste entre la vida eterna y perecer. En 2 Tes. 1:9 se dice que los impíos
sufrirán "pena de eterna perdición". Esta frase no describe un proceso que
seguirá para siempre sino un hecho cuyos resultados serán permanentes.
El castigo por el pecado es infligido por medio del fuego (Mat. 18: 8;
25: 41). El que ese fuego sea ai Ç nios , "eterno", no significa que no tendrá
fin. Esto resulta claro al considerar judas 7. Evidentemente, el "fuego eterno"
que destruyó a Sodoma y Gomorra ardió por un tiempo y después se apagó. En otros
pasajes bíblicos, se hace referencia a "fuego que nunca se apagará" (Mat. 3:
12), lo cual significa que no se extinguirá hasta que haya quemado los últimos
vestigios del pecado y de los pecadores (ver com. vers. 12). Con referencia a
'olam , equivalente hebreo de ai Ç nios , ver com. Exo. 21: 6.
Para el
diablo.
Ver 2 Ped. 2: 4; Jud. 6-7. El fin del diablo y de sus ángeles ya
se ha decidido. Estos seres que "no guardaron su dignidad" están destinados a
perecer en el fuego del día final. Todos los que sigan su ejemplo de rebelión
sufrirán el mismo fin.
44. ¿Cuándo te
vimos?
No habían aprendido la gran verdad de que el genuino amor a Dios
se revela en el amor a los hijos de Dios que sufren. La verdadera religión
comprende más que aceptar pasivamente ciertos dogmas.
CBA T5
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