Jueves 8 de febrero del 2018
Mateo 14 Nueva Versión Internacional (NVI)
Mateo 14 Nueva Versión Internacional (NVI)
Decapitación de Juan el Bautista
1 En aquel tiempo Herodes el tetrarca se enteró de lo que decían de Jesús,
2 y comentó a sus sirvientes: «¡Ese es Juan el Bautista; ha resucitado! Por eso tiene poder para realizar milagros».
3 En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
3 En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
4 Es que Juan había estado diciéndole: «La ley te prohíbe tenerla por esposa».
5 Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta.
6 En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes
6 En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes
7 que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera.
8 Instigada por su madre, le pidió: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
9 El rey se entristeció, pero, a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición,
9 El rey se entristeció, pero, a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición,
10 y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
11 Llevaron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, quien se la entregó a su madre.
12 Luego llegaron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura. Después fueron y avisaron a Jesús.
Jesús alimenta a los cinco mil
13 Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados.
14 Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.
15 Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron:
―Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.
16 ―No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer.
17 Ellos objetaron:
―No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.
18 ―Tráiganmelos acá —les dijo Jesús.
19 Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente.
15 Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron:
―Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.
16 ―No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer.
17 Ellos objetaron:
―No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.
18 ―Tráiganmelos acá —les dijo Jesús.
19 Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente.
20 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron.
21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
Jesús camina sobre el agua
22 En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud.
23 Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo,
24 y la barca ya estaba bastante lejos[a] de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.
25 En la madrugada,[b] Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
25 En la madrugada,[b] Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.
26 Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados.
―¡Es un fantasma! —gritaron de miedo.
27 Pero Jesús les dijo en seguida:
―¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
28 ―Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua.
29 ―Ven —dijo Jesús.
Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.
―¡Es un fantasma! —gritaron de miedo.
27 Pero Jesús les dijo en seguida:
―¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
28 ―Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua.
29 ―Ven —dijo Jesús.
Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.
30 Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:
―¡Señor, sálvame!
31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:
―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.
―¡Señor, sálvame!
31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:
―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.
33 Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo:
―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
34 Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret.
―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
34 Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret.
35 Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos,
36 suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.
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