1. Jesucristo.
Ver
com. Mat. 1: 1 en cuanto al significado de este vocablo.
Voluntad de
Dios.
Cf. 1 Cor. 1: 1; 2 Cor. 1: 1; Col. 1: 1; 2 Tim. 1: 1; ver com. 1
Cor. 1: 1. Pablo no estaba tratando de aumentar su autoridad personal, sino de
expresar un claro sentido de vocación y obligación (cf. 2 Cor. 8: 5). Su
llamamiento procedía directamente de Dios (ver com. Gál. 1: 15-16). Su firme
convicción respecto al llamamiento divino era el secreto de su poderoso
ministerio y consagrada vida cristiana, y la raíz de su valor y fe en medio del
sufrimiento.
Santos.
Gr. hagios , " "santo" " (ver com. Rom. 1:
7; 1 Cor. 1: 2). La palabra griega denota la idea de haberse separado de todo lo
común.
Fieles.
Gr. pistós , "fiel", "creyente".
En
Cristo Jesús.
Esta frase, así como cualquiera de sus similares -"en
Cristo", "en él", "en quien", "en el Señor", "en el amado"-, puede ser
considerada como la frase clave de la epístola. Estas expresiones ocurren
frecuentemente en la epístola para señalar a Cristo Jesús como la esfera o
medio, en el cual el creyente vive y actúa. Esas palabras destacan la estrecha
unidad que existe entre el cristiano y su Señor. Todo lo que el cristiano hace
lo realiza con referencia a su Señor.
En Efeso.
Si bien la frase
"en Efeso" es omitida por algunos de los más importantes manuscritos antiguos,
la crítica textual se inclina (cf. p. 10) por su inclusión en el texto (ver p.
991). Si se omite la frase en cuestión, la última parte del versículo podría
traducirse: "a los santos quienes también son fieles en Cristo Jesús". Sin
embargo la BJ prefiere la exclusión no sólo de la frase " "en Efeso" sino
también del antecedente "que están", considerando a esta última una muy antigua
adición que se supone estaba seguida de un espacio en blanco para incluir el
nombre de la iglesia a la cual se enviaba una copia de la carta. Siguiendo este
criterio, la BJ traduce de la siguiente manera: " "a los santos y fieles en
Cristo Jesús"."
2. Gracia y paz.
En
cuanto al significado de este saludo, ver com. Rom. 1: 7.
Dios. . .
Jesucristo.
Cuando Pablo señala al Padre y al Hijo como el origen de una
bendición espiritual, puntualiza la igualdad que existe entre ellos (cf. com.
Rom. 1: 7).
3.
Bendito sea el Dios.
Esta expresión de alabanza introduce uno de los más sublimes pasajes de
la Escritura, algunas veces denominado como "el portal de la alabanza". Los
vers. 3-14 se ocupan de la manera en la cual la gracia divina es revelada, y
presentan promesas del amor redentor de Dios y los gloriosos privilegios de la
iglesia. Se puede considerar que estos versículos presentan un bosquejo del plan
de salvación.
Bendijo.
Gr. eulogéÇ , "bendecir". La flexión del
verbo es afín del adjetivo eulog'tós , "bendito".
Toda bendición
espiritual.
La bendición que pertenece o es producida por el Espíritu.
En los lugares celestiales.
Gr. en tóis epouraníois , "en los
celestiales". Esta frase, característica de Efesios, es usada cinco veces en la
epístola (cap. 1: 3, 20; 2: 6; 3: 10; 6: 12). En el cap. 6: 12 la frase se
traduce "en las regiones celestes" ; sin embargo, la palabra traducida "celeste"
" aparece en otros pasajes (Juan 3: 12; 1 Cor. 15: 48; Fil. 2: 10; etc.). En
Efe. 1: 20 la frase en tóis epouraníois es utilizada como sinónimo de cielo,
pues se refiere al lugar donde Cristo se sienta a la diestra del Padre. Este
parece ser también el significado de la frase en el cap. 2: 6. Si somos
ensalzados junto con Cristo, y estamos "en Cristo Jesús", y Cristo está a la
diestra de Dios Padre en los cielos, entonces nosotros también, en sentido
figurado, estamos sentados con Cristo en los cielos. La frase en tóis
epouraníois es también utilizada por el apóstol para describir la morada de las
potencias angélicas, refiriéndose (cap. 3: 10) probablemente a los ángeles
buenos y a los ángeles caídos (cap. 6: 12). En este pasaje la frase parece
calificar a "bendición espiritual", al designar al cielo como su fuente de
origen.
4.
Según.
Los vers. 4-6 han sido utilizados en algunas
ocasiones como una evidencia en favor de la doctrina de que algunos son elegidos
para salvación y otros para perdición, sin que nada puedan hacer las personas
involucradas para alterar el resultado final. Es cierto que estos versículos se
refieren a la predestinación o designación de ciertos elegidos desde antes de la
fundación del mundo para ser adoptados como Hijos de Dios; pero nada dice
respecto a elegidos para perdición. También se llama "nosotros" a los elegidos,
es decir a los cristianos que por la fe han aceptado al Señor Jesucristo. Cuando
se trazó el plan de salvación antes de la fundación del mundo, se decidió que
quienes se ajustaran a las condiciones de dicho plan serían considerados
nuevamente como Hijos. El deseo de Dios era que todos aceptaran el plan y fueran
salvos (1 Tim. 2: 4; 2 Ped. 3: 9). Sobre el tema de la predestinación, ver com.
Rom. 8: 29.
Nos escogió.
El comentario sobre Gén. 1: 3 del
Midrash Rabbah, dice que Dios eligió a Israel antes de la creación. Pablo
expresa aquí una idea similar con relación a la iglesia o Israel espiritual. Es
una elección general, no individual.
En él.
Toda la vida
espiritual del cristiano se centra en Cristo, por lo tanto constituye la esfera
en la cual puede hacerse la elección. El que se acerca a Cristo es elegido para
salvación, así como quien se une a un coro es elegido o escogido para cantar.
Por esta razón no hay una elección arbitraria. El propósito de Dios es salvar a
todos los que por fe aceptan a Cristo como su Redentor.
Antes de la
fundación.
El plan de salvación fije trazado antes de la fundación del
mundo. En ese momento Dios se propuso salvar a quienes aceptaran su plan (cf.
com. Apoc. 13:8).
Santos.
Gr. hágio (ver com. Rom. 1:7; cf. HAp
42). Ser santo es reflejar la imagen divina, porque Dios es santo (1 Ped. l:
16). El propósito del plan de salvación es restaurar la imagen divina en el
hombre (Ed 121).
Sin mancha.
Gr. ámÇmos , "sin mancha", "sin
culpa". La RVR siempre traduce ámÇmos como "sin mancha". En la LXX ámomos se
traduce de la palabra hebrea tamim , "completo", "intacto", "sin mancha". La
palabra tamim era utilizada en el contexto del sistema de sacrificios para
describir las víctimas que debían ser sin mancha o defecto (Lev. 1: 3; etc.).
AmÇmos es utilizada en el NT para describir el perfecto sacrificio de Cristo
(Heb. 9:14; 1 Ped. 1: 19).
5. En amor.
La sintaxis del original griego permite unir esta frase con su
antecedente, "sin mancha delante de él", y también con su conclusión,
"habiéndonos predestinado". La BJ, BC y NC siguen la primera posibilidad,
mientras que la RVR sigue la segunda. Debemos recordar que los manuscritos
griegos poco ayudan a entender la división exacta de las ideas o frases, porque
no tienen signos de puntuación ni división de palabras. De todas maneras "en
amor [caridad]" tiene significado teológico aceptable en los dos casos posibles.
Todo acto divino surge del atributo básico del carácter de Dios: el amor. En
cuanto a la idea de amor ( agáp' ), ver com. Mat. 5: 43-44; 1 Cor. 13: l.
Predestinado.
Gr. proorizÇ (ver com. Rom. 8:29; cf. com. Efe.
1:4).
Adoptados Hijos.
Gr. huiothesía , "adopción" " (ver com.
Rom. 8: 15).
Por medio de Jesucristo.
Cristo es el instrumento
del plan de salvación, es el Mediador entre Dios y el hombre (1 Tim. 2: 5). Pero
no era un Dios iracundo que exigía que lo apaciguaran, pues el Padre actúa para
lograr su propósito mediante Cristo: la salvación del hombre. Cf. Gál. 4: 3-5.
El puro afecto.
Gr. eudokía , "agrado" , " "beneplácito" , "
"buena voluntad" . " "El beneplácito" " (BJ, BC, NC) transmite mejor la idea del
original griego. Frases como "beneplácito de su voluntad", que combinan dos
ideas abstractas, son características del estilo de esta epístola. El
beneplácito de Dios fue idear y llevar a feliz término el plan de salvación,
para que todos los que ejercieran firmemente su fe en Cristo Jesús fueran
adoptados como Hijos en la familia de Dios (Juan 3: 16; Apoc. 22: 17).
6. Para alabanza.
Como resultado de
la revelación de la gracia de Dios en la adopción, el universo tendrá un
verdadero concepto del carácter y propósitos de Dios, y consecuentemente
responderá con expresiones de alabanza. Uno de los propósitos del plan de
salvación es la vindicación del carácter de Dios ante el universo (PP 55; cf.
DTG 578-580; Efe. 3: 10-11).
Gloria de su gracia.
La abundancia
y plenitud de la gracia divina es un tema sobresaliente en esta epístola, el
cual es presentado como el motivo principal de confianza y esperanza. Sobre el
concepto de gracia, ver com. Rom. 3: 24.
Hizo aceptos.
Gr.
jaritóÇ , "favorecer" , " "llenar de gracia" . " "Nos agració en el Amado" "
(BJ, BC). La idea que se expresa es la de gracia gratuitamente otorgada por
medio de la cual hemos sido enriquecidos y adornados. Aquel que entregó a su
Hijo a una muerte ignominiosa también proporciona abundantemente sus otras
riquezas (Rom. 8: 32). La misericordia, el favor y la bondadosa disposición de
Dios hacia nosotros permiten una relación con él que de otra manera sería
imposible. A Dios no se lo puede comprar, sobornar ni adular. Lo que Dios hace
es el resultado del ejercicio de su propia buena voluntad y del propósito
divino.
En el Amado.
He aquí otra forma de expresar la frase
clave de la epístola (ver. com. vers. 1). La designación del Hijo como el Amado
es apropiada en este contexto. Somos atraídos a Dios por el Amado, y como
resultado podemos ser llamados Hijos amados (cap. 5: 1), Dios ama a quienes
reciben su gracia de la misma manera como ama a su propio Hijo.
7. En quien.
La redención se
efectúa por algo más que una cierta cooperación con Cristo o una simple unión
mística con él. Cristo es la "esfera viviente" de la redención; en su persona
tiene lugar esa gran obra. Cristo es el Arquitecto, el Constructor y la Piedra
angular de la redención. El es no sólo el Pastor sino también la Puerta del
aprisco (Juan 10: 1-14).
Redención.
Gr. apolútrÇsis , "
"redención" , " "remisión" , " "liberación mediante pago de rescate" " (ver com.
Rom. 3: 24).
Por su sangre.
La vida está en la sangre (Lev. 17:
11). La sangre derramada de Cristo representa la vida que fue entregada para
redimir a la humanidad.
Perdón de pecados.
Redención es
liberación de la esclavitud en que cayó el hombre por transgredir la voluntad
divina, liberación hecha a un costo infinito. El derramamiento de la sangre de
Cristo fue "para remisión de pecados" " (ver com. Mat. 26: 28).
Riquezas
de su gracia.
Compárese con las riquezas de su benignidad (Rom. 2: 4) y
las riquezas de su gloria (Efe. 3: 16; Fil. 4: 19; Col. 1: 27), etc.
8. Sobreabundar para con nosotros.
O " "ha prodigado sobre nosotros" " (BJ); "que superabundantemente
derramó sobre nosotros" (NC); "que hizo desbordar sobre nosotros" (BC). Las
riquezas de la gracia de Dios no sólo son suficientes para cada necesidad, sino
que proporcionan además nuevos dones. Toda la creación testifica de cuán
generosamente ha dotado el Creador a sus obras. Quien suplica la gracia divina,
descubre que Dios no es menos generoso con sus dones espirituales.
En
toda sabiduría e inteligencia.
Esta frase puede unirse tanto con lo que
antecede como con lo que sigue. Si se considera como parte del vers. 8, se
refiere a la esfera en la cual la gracia de Dios nos es conferida; de esta forma
"sabiduría" e "inteligencia" son dones divinos para el hombre. Pero si se
considera como la primera parte del vers. 9, "sabiduría" e "inteligencia" se
refieren a cualidades de Dios. Ambas interpretaciones son posibles porque en los
manuscritos antiguos no hay signos de puntuación ni división de las palabras
(ver com. "En amor").
9. Misterio.
Gr. musterion (ver com. Rom. 11: 25). Había llegado el tiempo de revelar
el misterio de la voluntad de Dios. El mundo se había estado preparando durante
mucho tiempo para esta hora, y el apóstol Pablo había sido sumamente honrado al
ser uno de 998 los portadores de un secreto "que había estado oculto desde los
siglos y edades" (Col. 1: 26; cf. Efe. 3: 3). La superabundancia de la gracia de
Dios había sido un "misterio" hasta su proclamación en la vida y muerte de
Cristo, y su extensión y aplicación a los gentiles sólo comenzaba a ser conocida
ahora. Esta extensión y aplicación es el motivo principal de esta epístola de
Pablo.
Algunos han afirmado que Pablo usa en este pasaje tres palabras
de las religiones paganas dadas a lo misterioso: "misterio", "conocimiento" y
"sabiduría"; pero el uso de estas palabras y los conceptos que representan no
estaban restringidos a dichas religiones. Sus equivalentes hebreos, que
representan conceptos propios de la mentalidad judía, son utilizados tanto en el
Antiguo Testamento (cf. Job 12: 13; Sal. 73: 11; 111: 10; Isa. 11: 2; Dan. 2:
18, 28) como en los Rollos del Mar Muerto. Como el apóstol Pablo conocía bien el
Antiguo Testamento y lo consideraba como revelación divina, es muy posible que
hubiera tomado estos antiguos conceptos y los acomodara de acuerdo a la idea
sublime que el cristianismo tiene acerca de Dios.
Voluntad.
Ver
com. vers. 5. El bondadoso propósito de Dios era proporcionar esta revelación.
La entrada del pecado en el mundo no fue un dilema para Dios, ni hizo que él, de
mala gana, pusiera en marcha la sublime aunque angustiosa obra de redención.
Dios no tuvo que ser obligado ni convencido por circunstancias externas. El hace
con agrado su obra en favor de la humanidad. La idea que representa a Dios como
de carácter renuente para ceder a las súplicas del hombre o de Cristo antes de
estar dispuesto a perdonar el pecado o de auxiliar a sus criaturas que sufren,
no es ni cierta, ni reverente.
Sí mismo.
La crítica textual
establece (cf. p. 10) la lectura "él", quizá refiriéndose a Cristo. " "Que en él
se propuso de antemano" " (BJ); " "se propuso en él" " (BC, NC).
10. Reunir.
Gr. anakefalaióÇ ,
"resumir", "recapitular", "reunir". Esta palabra se usa en el NT sólo aquí y en
Rom. 13: 9, en donde Pablo presenta la ley como sintetizada en el amor.
Todas las cosas en Cristo.
Este es el propósito divino: la
restauración de la unidad perdida. Esto tiene que ser hecho necesariamente en
Cristo, pues él es el centro de todas las cosas. Todo fue hecho por él; él
sustenta el universo por el poder de su palabra; él es el centro de la iglesia y
su suprema esperanza. La vida cristiana no es una marcha solitaria hacia el
reino de Dios. El cristiano es miembro de una comunidad, el cuerpo de Cristo, la
iglesia. La unidad del universo de Dios fue rota por el pecado. El misterio de
la voluntad de Dios se refiere al plan de restaurar dicha unidad cuando la
ocasión fuera propicia, restauración que se haría mediante Cristo. Este misterio
llegará a su culminación cuando finalice el gran conflicto cósmico entre el bien
y el mal, cuando todas las cosas en los cielos y en la tierra sean reunidas en
Cristo y el carácter de la divinidad sea vindicado.
Dispensación.
Gr. oikonomía , "administración", "orden", "plan". Pablo parece
referirse al plan de salvación, el cual finalmente llevará a cabo la unidad que
aquí se describe.
Cumplimiento de los tiempos.
El plural sugiere
una sucesión de períodos u ocasiones (cf. com. 1 Cor. 10: 11). Esta expresión
parece abarcar toda la edad apostólica. Así como hay momentos apropiados para
sembrar la semilla y recoger la cosecha, también hay momentos propicios para la
actividad divina en relación con la redención de la humanidad. Hay cosas que
sólo pueden ser hechas en determinado momento, porque Dios trata con seres
morales libres a los cuales ni siquiera intentará forzar para que cumplan los
propósitos divinos. A través de los siglos ha habido continuas revelaciones de
los planes de Dios, etapas sucesivas de una marcha que conduce a la consumación
final cuando se alcanzará la unidad universal. El apóstol procederá a ampliar
este tema a medida que escribe su epístola.
11. Tuvimos herencia.
Gr. kl'róÇ , "ser llamado o elegido",
palabra que aparece únicamente aquí en el NT. Kl'róÇ contiene la idea de
"determinación" o "designación" que afecta a la naturaleza del ser humano,
incluyendo el matiz particular de significación que implica que el llamamiento
imparte "algo" al que es llamado. Ese "algo" impartido por el llamamiento al ser
humano es la meta o el propósito para la vida. Esta última connotación del texto
griego se destaca en la traducción "tuvimos herencia" " (RVR). Cada creyente se
halla en posesión de su herencia por medio de la promesa. La herencia es para el
cristiano un derecho adquirido por medio de la adopción mencionada en el vers.
5. Esta herencia es en Cristo, quien la compró por me dio de su sangre.
Habiendo sido predestinados.
Gr. proorízÇ , "predestinar" ,
"determinar de antemano" , "predefinir" (ver com. vers. 4-5). El apóstol
menciona nuevamente la predestinación, probablemente con el propósito de
recordarnos que la herencia no se obtiene por accidente o casualidad, sino que
está en armonía con el propósito que Dios predeterminó.
Designio de su
voluntad.
El hecho de que Dios actúe de acuerdo con su voluntad y no de
acuerdo con la del hombre, proporciona seguridad, pues la voluntad humana es
voluble e impredecible. Los hombres desafían o cuestionan los actos de Dios
hasta atreverse a atribuirle la misma mutabilidad propia del género humano,
olvidando que cada acto divino está respaldado por la perfección y el amor
infinito de Dios. El Altísimo no actúa bajo presión o necesidad, pues posee
sabiduría y amor infinitos y voluntad soberana.
12. Alabanza de su gloria.
Cf. com. vers. 6.
Los
que primeramente esperábamos en Cristo.
Literalmente " "quienes han
esperado antes [y aún esperan] en Cristo". "Los que ya antes esperábamos en
Cristo" " (BJ); " "los que antes habíamos esperado en Cristo" " (BC). Estas
palabras tenían una importancia especial para los judíos cristianos, quienes,
mediante sus padres, fueron los que primero participaron de la herencia
esperando al Mesías desde el tiempo de Abrahán. Para el pueblo judío constituyó
un gran privilegio el que se le diera la oportunidad de vivir y trabajar para
"alabanza de su gloria". Los cristianos, que tienen hoy la verdad evangélica
también se constituyen en los mayordomos de la gracia divina para el mundo
incrédulo.
Cuando la esperanza cristiana se fundamenta en las promesas
de Dios en Cristo, es más que un simple anhelo relacionado con el futuro. La
Escritura nos habla de la "plena certeza de la esperanza" " (Heb. 6: 11), "una
esperanza viva" (1 Ped. 1: 3), la esperanza que "no avergüenza" " (Rom. 5: 5),
"el Dios de esperanza" " (Rom. 15: 13). En el ser humano hay un instinto
profundamente enraizado, implantado por Dios mismo, que lo persuade a buscar un
final feliz para los trágicos acontecimientos de la vida.
Los judíos
conversos al cristianismo fueron los primeros que tuvieron el privilegio de
colocar su esperanza en Cristo. Pablo menciona a sus parientes Andrónico y
Junias, que llegaron a ser cristianos antes que él (Rom. 16:7). Pablo sin duda
siempre tuvo que sentir dolor por haber malgastado los primeros años de su
juventud. Felices aquellos que se acercan a Cristo desde sus primeros años para
ofrendarle su vida entera en lugar de consagrarle sólo el resto de una vida
desperdiciada. La esperanza es como una cuerda que se arroja a quien se está
ahogando. ¡ Cuán necio sería que dudara de las intenciones de quien le arroja la
cuerda o de la resistencia de ésta! El que perece se aferra de la "bendita
esperanza", y descubre que lo sostiene y lo lleva a Cristo quien le ofrece vida
eterna.
13. La palabra de verdad.
La palabra de verdad se define aquí como el "evangelio de vuestra
salvación" " (cf. Rom. 1: 16). Se nos insta a tomar en serio esta palabra (Mar.
4: 24), a recibirla con humildad (Sant. 1: 21) y con fe (Heb. 4: 2), porque es
el medio para obtener vida eterna. Existen diversas teorías filosóficas acerca
de la naturaleza de la verdad. Sin embargo, en las Sagradas Escrituras se
concibe como estrechamente vinculada con la salvación del ser humano. Según este
último concepto, "verdad" es mucho más que una simple colección de afirmaciones
que, como es obvio, no pueden tener en sí mismas la salvación. Finalmente, la
verdad debe llevarnos a Aquel que es "el camino, y la verdad, y la vida" " (Juan
14: 6).
Todo impulso noble que surge en el alma, ya sea de cristianos o
de paganos, deriva de esa Fuente. Para que haya una verdadera recepción de la
verdad, es necesaria la influencia del Espíritu Santo (1 Cor. 2: 12-15). La
palabra escrita o hablada, como la semilla que cae en tierra poco fértil, no
tiene poder para cambiar la vida a menos que esté acompañada por la Palabra
viviente.
Sellados.
Gr. sfragízÇ (ver com. 2 Cor. 1: 22; cf.
com. Juan 6: 27). El cambio en la vida del creyente se produce en forma
ordenada: primeramente es el oír, luego el creer, y finalmente el sellamiento,
que pone sobre él, por así decirlo, una marca indeleble.
El Espíritu
Santo de la promesa.
El Espíritu Santo fue prometido desde los días del
Antiguo Testamento (Isa. 32: 15; Eze. 36: 26; Joel 2: 28), y también por Cristo
(Juan 14: 16-17). El que sella o identifica a quienes pertenecen a Cristo es el
Espíritu Santo (2 Tim. 2: 19), guardándolos hasta el día de la redención final
(Efe. 4: 30). El Espíritu Santo es identificado aquí como el Ser que hace el
sellamiento. 1000 Los que son sellados reciben el testimonio espiritual interno
de que son hijos de Dios (1 Juan 5:10). El sello se coloca sobre todos aquellos
que deciden de todo corazón servir a Cristo. El Espíritu Santo nos asegura que
las promesas de Dios son verdaderas. Sobre esta base el creyente las acepta por
fe.
14. Arras.
Gr. arrabón (ver
com. 2 Cor 1: 22). La idea general de este pasaje es que el Espíritu Santo había
sido prometido en la palabra de Dios, y cuando los creyentes aceptaron esa
Palabra recibieron el Espíritu Santo y fueron sellados. Este sellamiento es a su
vez una garantía adicional del cumplimiento final de todas las promesas divinas
hechas al hombre.
El hijo de Dios tiene el privilegio de participar
inclusive en esta vida de los gozos celestiales; porque si no fuera así bien
podría uno preguntarse acerca de la autenticidad de su experiencia cristiana. El
cristiano puede gozar de una profunda certeza de la resurrección corporal, la
segunda venida de Cristo, la recepción de la inmortalidad y todas las realidades
eternas, pues han sido garantizadas personalmente por Dios mediante su Santo
Espíritu.
Redención.
Ver com. vers. 7. Se presenta la redención
como algo futuro, aunque el creyente ya ha sido salvado al aceptar a Cristo como
su Salvador personal; aunque aún esperamos ser completamente liberados del
pecado y de sus consecuencias, pues hay una gloria que se revelará.
Posesión adquirida.
Gr. peripói'sis , "adquisición", "posesión".
Peripói'sis se traduce con el mismo sentido en 1 Ped. 2: 9: "pueblo adquirido" .
Algunos comentadores sostienen que el apóstol Pablo con esta expresión se
refiere a los santos como posesión adquirida por Dios; otros opinan que está
hablando de la herencia en los santos (ver com. Efe. : 18). La última opinión
parece concordar mejor con el contexto. Los santos anticipan la posesión futura,
de la cual el Espíritu Santo es "las arras".
Alabanza de su gloria.
Ver com. vers. 6. La notable introducción de Efesios termina con esta
nota de alabanza. El pensamiento de Pablo abarca desde "antes de la fundación
del mundo" hasta "la redención de la posesión adquirida". Pablo ve a Cristo en
todo este amplio proceso como el centro de todo. Todo es "en él". Pablo no
presenta esta idea como una abstracción teológico, sino como un tema de gran
importancia práctica. No está entretejiendo una filosofía ni escribiendo un
tratado sobre el problema de la predestinación y el libre albedrío, pues
considera que Cristo resuelve cada problema moral e intelectual que el hombre
debe enfrentar.
15. Por esta causa también
yo.
Debido a las bendiciones descritas en los vers. 1-14, el apóstol
ahora expresa una oración de alabanza y agradecimiento.
Habiendo oído.
Durante su encarcelamiento Pablo frecuentemente recibía informes y
mensajes de las iglesias que había fundado, los cuales a veces lo alegraban y a
veces lo entristecían. La fe de los efesios era un gran motivo de ánimo para él.
Amor para con todos.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10)
la inclusión de la palabra "amor" en el texto. En otros pasajes Pablo relaciona
la fe y el amor (1 Cor. 13: 13; 1 Tes. 1: 3; etc.), características que
distinguen a todo verdadero cristiano. Amar a los santos es el resultado natural
de la fe en Cristo. Es imposible amar a Dios y no amar a los santos (1 Juan 4:
20) y también a los que no son tan santos. El amor que Pablo ensalza es amplio;
incluye a todos los santos y aun a aquellos a quienes nos resulta difícil amar
debido a sus hábitos y a su temperamento.
16. Dar gracias.
Declaraciones similares de agradecimiento
se encuentran en Rom. 1: 8; 1 Cor. 1: 4; Fil. 1: 3; Col. 1: 3; 1 Tes. 1: 2; 2
Tes. 1: 3; 2 Tim. 1: 3; File. 4-5. El permanente espíritu de gratitud de Pablo
encontraba muchas oportunidades para manifestarse. La frecuencia de las
expresiones de agradecimiento del apóstol es una señal de la naturaleza
rebosante de alegría y gozo de su espíritu, sin la cual nunca podría haber
soportado sus muchos padecimientos. La nota de regocijo y agradecimiento -es
triste decirlo- no vibra en la vida de muchos llamados cristianos. El remedio
puede encontrarse parcialmente compartiendo con otros las experiencias felices
de la vida religiosa.
Haciendo memoria.
Un estudio de las
oraciones de Pablo revela que sus peticiones eran mayormente en favor de sus
iglesias y de determinadas personas (Rom. 1: 9; Fil. 1: 4).
17. El Dios.
El hecho de que Dios
el Padre sea descrito como "el Dios de nuestro Señor Jesucristo", de ninguna
manera implica subordinación del Hijo al Padre (ver com. Juan 14: 28). Al orar a
Dios, nos identificamos con 1001 nuestro hermano mayor, aun cuando sólo
comprendemos parcialmente el significado de esa relación.
Padre de
gloria.
Cf. com. Hech. 7: 2. La expresión podría referirse a la gloria
que pertenece al Padre como una cualidad característica. Para un comentario
sobre el término "gloria""," ver com. Rom. 3: 23. Así como el Padre glorificó al
Hijo con la gloria que el Verbo tenía con Dios antes de la fundación del mundo
Juan 17: 24), de la misma manera el Altísimo glorificará a aquellos que se
alleguen a él por medio de Cristo (2 Cor. 3: 18).
Espíritu.
Es
obvio que en este contexto "espíritu" no se refiere al Espíritu Santo, sino que
más bien puede indicar la iluminación que el Espíritu Santo concede al cristiano
que sinceramente busca el conocimiento de Dios (cf. Luc. 12: 12; Juan 14: 26; 1
Cor. 2: 9-10).
Sabiduría.
Gr. sofía (ver com. Luc. 2: 52). Su
equivalente hebreo es jokmah cuya definición se comenta en Prov. 1: 2.
Revelación.
Probablemente Pablo no se refiere aquí a una
comunicación directa de Dios al ser humano, sino más bien a la concesión de la
capacidad necesaria para comprender lo que Dios ha revelado. La razón no es
suficiente para lograr un correcto conocimiento de Dios. Se debe poseer la ayuda
especial de la iluminación divina, por la cual el creyente obtiene la visión
espiritual necesaria para el estudio de la revelación de Dios en su Palabra.
Conocimiento.
Gr. epígnÇsis , "conocimiento pleno",
"conocimiento cabal". No se trata sólo de reconocer a Dios, sino de conocerlo
perfectamente. Este conocimiento lo poseen quienes voluntariamente aceptan la
revelación que Dios hace de sí mismo. No se trata de un conocimiento teórico o
de un mero asentimiento intelectual, sino más bien de un conocimiento íntimo de
aquellos cuyas facultades espirituales han sido vivificadas, y han llegado a ser
sensibles a las verdades espirituales. Este conocimiento es progresivo; Dios
revela cada día nuevos aspectos de su carácter, que conmueven el alma e inspiran
para una vida más santa.
De él.
Es decir de Dios, como se
presenta en los vers. 18-20.
18. OJos de
vuestro entendimiento.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) la
variante "ojos de vuestro corazón". Esta sorprendente frase sólo se usa aquí en
el NT. La palabra " "corazón" representaba para la mentalidad hebrea la sede de
los pensamientos, la voluntad y las emociones (ver com. Rom. 1: 21). Este parece
ser el sentido que Pablo le dio aquí a esta expresión. El sustantivo "ojos"
equivale a perspicacia y visión clara, conocimiento espiritual y entendimiento
moral. Las " "cosas que ojo no vio, ni oído oyó" son vistas por ojos
espiritualmente perceptivos (ver com. 1 Cor. 2: 9-10). Se experimenta una nueva
y profunda comprensión que afecta lo más íntimo de la personalidad. No es una
nueva facultad o don, sino más bien una nueva visión o perspectiva.
Sepáis.
El apóstol enumera tres aspectos del conocimiento
experimentado por aquellos cuyos ojos son abiertos a la luz (vers. 18-19).
Esperanza.
Ver com. Rom. 5: 2-5; 8: 24. Algunos comentadores
opinan que en este pasaje Pablo no se refiere a lo que se anhela, sino al
principio de esperanza que es inspirado en la vida del creyente por el
llamamiento divino. Poseer esta esperanza es una experiencia preciosa e
invalorable. Como los efesios no comprendían todavía el pleno significado del
llamamiento cristiano, Pablo anhelaba mostrarles que la esperanza del cristiano
se basa en los hechos de la redención: "Cristo, en vosotros, la esperanza de
gloria" (Col. 1: 27-28). Los efesios habían recibido el perdón de los pecados y
ahora eran hijos de Dios; sin embargo su visión espiritual aún era limitada.
Pablo quería que poseyeran la esperanza que les abriera horizontes jamás soñados
por ellos. La esperanza es una combinación de fe y seguridad que espera su
plenitud en el futuro. El creyente debe saber que si es llamado por Dios por
intermedio del Espíritu, experimentará en todos los aspectos de su vida la
bendita esperanza.
Otros comentadores sostienen que con "esperanza"
Pablo se refiere al propósito final del llamamiento divino: la cumbre de las
adquisiciones espirituales a la cual Dios llama a sus santos, y la glorificación
postrera cuando los santos serán restaurados al estado original de perfección
del cual cayó el hombre.
Llamado.
Ver com. Rom. 8: 30.
Herencia.
Se ha entendido que este término se refiere a los
santos como herencia de Dios o a los privilegios que disfrutan los santos como
herederos de Dios. En otros pasajes se habla de los redimidos como el tesoro, la
riqueza o la herencia de Dios (Exo. 19: 5). 1002 Ellos son de Dios por creación
y por redención; fueron "comprados por precio" (1 Cor. 6: 20), y por lo tanto
Dios se deleita en su herencia.
La herencia, considerada como el
privilegio de los santos, se describe en términos de " "riquezas" y "gloria" ,
pues "el que venciera heredará todas las cosas" (Apoc. 21: 7). Las riquezas de
la gracia de Dios, de su amor, poder, misericordia y reino, son compartidas con
sus hijos fieles (cf. Fil. 4: 19).
19. Poder para con nosotros.
El apóstol no sólo pide en
oración un conocimiento de la "esperanza" y de las "riquezas" (vers. 18), sino
también un conocimiento personal del poder de Dios en la vida. Al experimentar
la conversión y la santificación, nuestra débil naturaleza es revitalizada y
transformada por la energía divina. El ofrecimiento de "la esperanza" (vers. 18)
a que Dios nos ha llamado sería algo atormentador e insatisfactorio si no fuera
por el poder que la acompaña.
Los que creemos.
La fe es el medio
que hace posible que actúe el poder divino (ver com. Rom. 4: 3-5).
Según
la operación.
La característica permanente del poder de Dios consiste en
que es ejercido o realizado en Cristo (vers. 20).
Poder.
Gr.
krátos , "poder", "fuerza". Esta palabra se usa en el NT sólo en relación con
Dios o su Palabra. Cuando un pecador es transformado en santo, se manifiesta el
grandioso poder de Dios. Un cambio tan notable no es producido por
procedimientos psicológicos educativos o la realización de buenas obras, sino
que es un acto del poder divino y de la gracia de Dios.
20. Operó en Cristo.
Ver com. vers. 19.
Resucitándole.
Es maravilloso que el mismo poder que efectuó la
resurrección de Cristo sea el que obra hoy en el corazón de los creyentes. El
poder divino actuó sobre el cuerpo muerto de Cristo, y actúa siempre de nuevo en
quienes están muertos en "delitos y pecados" (Efe. 2: 1; cf. Rom. 8: 11; 2 Cor.
4: 14). Cristo resucitó con un cuerpo glorificado y recibió autoridad a la
diestra de Dios. Su resurrección es una seguridad de la resurrección de los
santos (Rom. 4: 25; 1 Cor. 15: 20-22), y su ensalzamiento es una garantía del
ensalzamiento final que tendrán los santos (cf. Efe. 1: 18).
Diestra.
La "diestra" indica una posición de autoridad. La idea de que Cristo
comparte la autoridad con el Padre está claramente expuesta en otros pasajes
bíblicos (Juan l: l; 17: 5; Hech. 7: 55; Apoc. 3: 21).
Lugares
celestiales.
Ver com. vers. 3.
21. Todo principado. . . señorío.
Generalmente se entiende
que esta enumeración se refiere a poderes angélicos (cf. com. Efe. 6: 12; Rom.
8: 38), posiblemente tanto buenos como malos. Cristo es superior a todos los
poderes celestiales y terrenales. El es Señor Soberano con autoridad suprema y
universal (ver com. Rom. 8: 38; cf. 1 Cor. 15: 24; Efe. 3: 10; 6: 12; Col. 1:
16). Pablo siempre quiere dejar en claro que Cristo no debe ser considerado como
una deidad subordinada, concepto que fácilmente podía ser aceptado debido a la
creciente influencia de la herejía gnóstica. El utiliza términos frecuentes en
las enseñanzas judías de aquella época (ver el libro pseudoepigráfico de Enoc
61: 10), y destaca la verdad de que Cristo está por sobre todos los otros seres,
no importa cuál sea su jerarquía supuesta o real.
Todo nombre.
Estas palabras abarcan todo. Están usadas para llevar a su clímax la
enumeración precedente. No hay nombre que pueda compararse con el de Cristo
porque no existe ser alguno que pueda compararse con él.
Siglo.
Gr. aión , "edad" , " "era" , "siglo" (ver com. Mat. 13: 39); "mundo"
(BJ). "Este siglo" significa el presente orden tanto en el cielo como en la
tierra, y que el siglo o "mundo" "venidero" se refiere a la era futura del
universo. Como resultado de su humillación y ensalzamiento, Cristo será
reconocido universalmente como Supremo no sólo en esta era presente sino también
en la venidera.
22. Bajo sus pies.
Ver com. 1 Cor. 15: 24-28.
Cabeza sobre todas las cosas.
Esta relación implica más que gobierno. Ser " "cabeza""," en el sentido
que se le da en la epístola, incluye las ideas de unión vital y relación (Efe.
4: 15-16; Col. 2: 19). La cabeza es el centro de todas las funciones del cuerpo.
Así destaca Pablo la idea de unidad, bien ilustrada por la estrecha relación que
existe entre la cabeza y el cuerpo.
Iglesia.
Gr. ekkl'sía (ver
com. Mat. 18: 17).
23. Su cuerpo.
Cristo, la Cabeza, es la sede de toda autoridad para la iglesia. La
analogía entre la iglesia y el cuerpo humano es muy estrecha. Así como el cuerpo
es uno y la iglesia es una, ambos están compuestos de diversos miembros, cada
uno de los cuales posee características y funciones particulares. La 1003
existencia de una gran diversidad de dones no es impedimento para la asociación
y operación armoniosas. En realidad, sólo cuando los miembros actúan en estrecha
relación pueden desempeñar las funciones propias de cada uno.
Plenitud.
Gr. pl'rÇma , "plenitud", "abundancia", "cumplimiento", también
"complemento". Esta palabra se refiere en sentido pasivo a lo que es llenado o a
la condición de plenitud de algo, una vez que se llenó (cf. com. Col. 1: 19).
Pablo ve a la iglesia como el cuerpo de Cristo rebosante de la plenitud de Dios
(Efe. 3: 19). Cristo ha obsequiado sus características y su plenitud en la
iglesia, colmándola así de vida santa y abundante. En Colosenses Pablo destaca
la naturaleza divina de la Cabeza; en Efesios, los privilegios del cuerpo.
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