1. Clama a voz en cuello.
En el cap. 57:15-21,
Isaías presenta el mensaje celestial de reconciliación y paz. En el cap. 58,
instruye en cuanto a lo que implica el arrepentimiento y lo que debe hacerse
antes de que puedan recibirse las bendiciones prometidas. Una exhortación al
arrepentimiento no puede ser efectiva si no expone claramente lo que los hombres
deben hacer con el pecado que existe en su vida (Eze. 13:10-16). Una exhortación
a una reforma es un llamado a una acción decisiva. Compárese con el mensaje de
Joel 2:12-13.
Anuncia a mi pueblo.
Los dirigentes que no trazan
una clara línea divisoria entre lo correcto y lo erróneo, a fin de que el pueblo
pueda comprender los principios implicados, son "ciegos guías de ciegos" (Mat.
15:14; Luc. 6:39; ver com. Mat. 23:16).
2. Me buscan cada día.
En lo externo, la nación de Judá
profesaba seguir a Jehová, pero en lo íntimo estaban lejos de él. Se aferraban a
las formas externas de la religión, pero descuidaban sus principios básicos.
Ayunaban y oraban, observaban el sábado, guardaban las fiestas sagradas,
llevaban sus ofrendas al templo, asistían a las asambleas solemnes, pero al
mismo tiempo participaban en toda suerte de iniquidades (cap. 1: 11-15).
Realizaban un esfuerzo inconsecuente para servir tanto a Dios como a Mamón (ver
com. Mat. 6:24-34). Profesando amar la luz, escogieron vivir en las tinieblas
(ver com. Mat. 6:19-23). Deseaban disfrutar de todo lo que el mundo les ofrecía,
y además gozar del cielo. Querían gozar de los privilegios de la obediencia, sin
cargar con las responsabilidades de ella (ver pp. 34-36; com. Mat. 12: 28-32).
3. Ayunamos.
La hipocresía había
saturado su vida religiosa (ver com. Mat. 6:2). Esos hipócritas creían que
podrían ser aceptados ante Dios si se sometían a diversas formas de penitencias.
Pensaban que el ayuno expiaría su iniquidad. Su mente entenebrecida no
comprendía que Dios es justo y que requiere rectitud de sus hijos. Olvidaban que
la esencia de la verdadera religión es la práctica de la justicia, la
misericordia y la humildad (Miq. 6:8; ver com. Isa. 57:15).
Buscáis
vuestro propio gusto.
Esos hipócritas ayunaban porque pensaban que con
eso ganarían la aprobación divina. No captaban el sentido espiritual de cosas
tales como el ayuno y la observancia del sábado, y creían que con cumplir las
formas de la religión quedaban libres para complacer sus pasiones y para oprimir
a los pobres y desvalidos.
Oprimís a todos vuestros trabajadores.
Ver Lev. 19:13; Sant. 5:4.
4. Para
contiendas y debates ayunáis.
Se cumplía religiosamente con las formas
del ayuno, pero el espíritu del verdadero ayuno (vers. 6) estaba ausente. Las
prácticas rigurosas sólo servían para excitar los nervios e irritar el genio. El
ayuno que Dios había mandado (vers. 6) los habría inducido a una vida más
virtuosa. 344
5. ¿Es tal el ayuno?
Su ayuno no era el que había sido ordenado por Dios, y por lo tanto le
era absolutamente inaceptable. Ayunaban sólo para ganar el favor de Dios y para
conseguir la aprobación divina para sus malas acciones, como si a la vista de
Dios fuera más importante abstenerse de alimento que de cometer iniquidad. Ver
com. Mat. 6:16.
6. Desatar las ligaduras.
El verdadero ayuno tenía el propósito de purificar los motivos de la
vida para reformarla. Pero entre los judíos, las prácticas religiosas se habían
convertido en un manto para ocultar la opresión de los débiles, el robo a las
viudas y los huérfanos, y todo tipo de cohecho, engaño e injusticia (Isa. 1: 17,
23; Ose. 4:2; Amós 2:6; 3: 10; 4:1; 5: 11; 8:4-6; Miq. 6:11-12). El verdadero
propósito de la religión es liberar a los hombres, su carga de pecado, eliminar
la intolerancia y la opresión, y promover la justicia, la libertad y la paz.
Dios deseaba que los israelitas fueran libres, pero los dirigentes de Israel los
estaban convirtiendo en esclavos y mendigos.
Las cargas de opresión.
Literalmente, "deshacer las coyundas del yugo" (BJ).
7. Que partas tu pan.
La verdadera
religión es práctica. Sin lugar a dudas, incluye los ritos y las ceremonias de
la iglesia, pero la presencia o la ausencia de la verdadera religión se
manifiesta en la vida que se vive delante del prójimo. No se trata tanto de
abstenerse de alimentos como de compartirlos con los hambrientos. La piedad
práctica es la única clase de religión que se reconocerá en el juicio divino
(Mat. 25:34-46).
8. Tu luz.
Ver
com. cap. 60: 1.
Tu salvación se dejará ver pronto.
Mejor, "tu
herida se curará rápidamente" (BJ). Lo que hacemos para promover el bienestar de
otros redunda para nuestro propio beneficio. Nuestro propio bienestar está
íntimamente ligado con el de nuestros prójimos.
Tu retaguardia.
Cf. cap. 52:12. Compárese con las vicisitudes de Israel en el desierto
(Exo. 14:19-20). Cuando andemos por los caminos que Dios ha escogido, podremos
estar seguros de que su presencia protectora nos acompañará.
9. Invocarás.
Las promesas de Dios
dependen de la obediencia. Isaías hace resaltar la diferencia entre la oración a
la cual Dios puede responder, y el culto que no le es aceptable (cap. 1: 11-17;
58: 2-4). Si Dios derramara favores sobre quienes no se allegan a él
sinceramente, esos hipócritas serían confirmados en sus malos caminos.
Si quitares.
Mediante la crítica, la censura, los chismes y las
insinuaciones, muchos profesos cristianos hacen que las cargas de sus prójimos
sean casi intolerables. Muchos nobles cristianos han sido aplastados y enviados
a la tumba, desanimados y derrotados, por haber sido objeto de las burlas y las
críticas de algún otro cristiano. Dios no puede acercarse a su pueblo mientras
esté ocupado en criticar y oprimir a sus prójimos.
10. Si dieres tu pan.
El hebreo dice "si pues extendieras
tu alma al hambriento" (VM). Dios desea que tengamos un interés personal en los
necesitados. Si la iglesia viviera a la altura de sus oportunidades y
responsabilidades, si sus miembros fueran cristianos en espíritu y no sólo en
nombre, su tarea pronto sería completada y el Señor volvería en gloria. Una vida
de servicio abnegado en favor de otros esparce la luz de la gloria de Dios (cap.
9:2; 60:1-2).
11. Jehová te pastoreará.
El hebreo dice: "Te guiará Yahveh de continuo" (BJ). Dios no puede
conducir a los que son tercos, arrogantes y egoístas. Los cristianos que quieran
ser guiados por Dios, en primer lugar deberán dejar el yo a un lado, y
entregarse plenamente a la obra del Maestro. Muchos hoy tienen una experiencia
cristiana fría y árida porque les falta el amor hacia sus prójimos.
En
las sequías.
En tiempos de sequía espiritual, Dios promete vivificar a
los que han procurado con toda sinceridad ser una bendición par sus prójimos.
12. Las ruinas antiguas.
Cuando
finalmente los judíos volvieran del cautiverio, hallarían a Jerusalén en ruinas.
Pero el edificio moral de la nación también estaba arruinado, y debía ser
reconstruido. Aquí se describe una gran obra de reavivamiento, reforma y
restauración. Se había abierto una brecha en el muro, por así decirlo, debido a
que no se había practicado la verdadera religión (vers. 3-5). Sin embargo, los
cimientos permanecían, y sobre ellos debía levantarse un nuevo edificio. En los
vers. 6-10 se presenta la forma en que debían reconstruirse las "ruinas
antiguas" . Eso debía realizarse mediante el reavivamiento de la religión
práctica. En el vers. 13 se señala el punto de partida de la reforma.
Calzadas para habitar.
Es decir, conducta correcta. Se deben
restaurar los antiguos 345 caminos por los cuales una vez anduvo el pueblo de
Dios (ver Jer. 6:16). Deben honrarse y seguirse los principios correctos en
todas las relaciones de la vida. En todo el mundo se está realizando la obra de
restauración. El sábado está siendo restaurado a su debido lugar en la ley de
Dios y en la vida de los hombres. Otra vez se está enseñando a hombres y mujeres
a andar en los caminos del Señor. Se los está invitando a entrar en la ciudad de
Dios y a ocupar su lugar en el templo viviente que se está construyendo (1 Cor.
3:9-11, 16; Efe. 2:20-22; 2 Tim. 2: 19; 1 Ped. 2:4-9).
13. Si retrajeres.
La obra de restauración debe comenzar
con un reavivamiento de la verdadera observancia del sábado, cuya esencia es la
comunión con Dios, y la conmemoración de su poder creador y redentor en el día
que él mismo santificó. El destino de Israel como nación fue determinado por su
proceder ante el santo día de Dios (Jer. 17:24-27). Nunca fue el propósito
divino que el sábado fuera un fin en sí mismo, sino un medio por el cual el
hombre pudiera conocer mejor el carácter y los propósitos de su Creador (ver
com. Exo. 20:8).
De hacer.
Si bien la preposición "de" no
aparece en el texto masorético, está en el rollo 1QIsª de los Manuscritos del
Mar Muerto, en la LXX y en las versiones siríacas.
Tu voluntad.
La esencia del pecado es el egoísmo: hacer lo que a uno le place, sin
tener en cuenta ni a Dios ni al hombre. El día sábado proporciona al hombre la
oportunidad de dominar el egoísmo y cultivar el hábito de hacer lo que agrada a
Dios (1 Juan 3:22) y lo que contribuye al bienestar de otros. Bien comprendido y
correctamente observado, el sábado es la clave de la felicidad del hombre, tanto
aquí como en el mundo venidero. La verdadera observancia del sábado conducirá a
la obra de reforma descrita en Isa. 58:5-12. Los que no participan del espíritu
del sábado, tal como fue ordenado por Dios, no comprenden lo que pierden. El
sábado es una de las mayores bendiciones que el amante Creador ha dispensado a
los hombres.
Delicia.
La mera formalidad de la observancia del
sábado aprovecha poco. Los que consideran que el Sábado es una carga, no han
descubierto su verdadero sentido y valor.
Santo.
Ver com. Gén.
2:1-3.
Lo venerares.
He aquí la prueba decisiva para determinar
lo que se debe hacer en el día sábado: ¿Es para honra de Dios? Cualquier
actividad que tenga el propósito de proporcionar un conocimiento más cabal del
carácter de Dios, de sus obras, de sus caminos o de su voluntad, o que sirva de
conducto por medio del cual el amor divino pueda llegar al corazón y a la vida
de nuestros semejantes, es una honra para Dios.
14. Te deleitarás.
Quienes hacen del sábado lo que Dios
quería que fuera, participan de una relación íntima con Dios que no puede ser
conocida por quienes no la comparten. Compárese con Sal. 40:8; ver com. Eze. 20:
12, 20.
Las alturas de la tierra.
Se prometen bendiciones tanto
materiales como espirituales a los que participan de todo corazón del espíritu
del sábado (ver com. Mat. 6:33).
La heredad de Jacob.
Ver en las
pp. 29-30 un resumen de las diferentes bendiciones comprendidas en la "heredad
de Jacob".
CBA T4
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