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CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 51


CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 51

1. Que se levantan contra mí.

Heb. leb qamay , "corazón que se levanta contra mí". Es una descripción muy apropiada de los babilonios que se habían rebelado contra Dios. Esta expresión tiene mayor significado porque parece ser un criptograma del tipo llamado atbash (ver com. cap. 25: 25-26; cf. 51: 41). Según este sistema criptográfico, leb qamay representa a kasdim , nombre que daban los hebreos a los caldeos.

2. Aventadores.

Se emplea la figura del antiguo método de trillar el grano. Después de que los animales lo habían pisoteado y el grano se había separado del tamo, se tiraba todo al aire para que el viento se llevara el tamo y el grano limpio cayera al suelo. De la misma manera los babilonios habían de ser esparcidos por el "viento destruidor" que serían los persas.

3. Que entesa su arco.

El hebreo de este pasaje es oscuro por lo que se han hecho muchas traducciones diferentes. Es difícil saber qué era lo que Jeremías deseaba decir aquí. Posiblemente pueda entenderse como una descripción de la facilidad con la cual los babilonios finalmente fueron derrotados. Al parecer, los enemigos casi no necesitaron armarse para la batalla. En el así llamado Cilindro de Ciro (ver t. III, la ilustración frente a la p. 64), que es un relato propersa, escrito en cuneiforme, acerca de la toma de Babilonia, se describe el avance del ejército medopersa de la siguiente manera: "Sus tropas [las de Ciro] esparcidas... iban como paseando, sus armas guardadas. Sin reñir batalla alguna, él [Marduk, dios de Babilonia] le hizo entrar en su ciudad de Babilonia" ( Ancient Near Eastern Text , [J. B. Pritchard, ed.], p. 315). Ver com. cap. 50:43.

5. No han enviudado.

Este versículo representa un contraste consolador con Lam. 1: 1 (cf. Isa. 50: 1-2; 54: 4-10).

Aunque.

La conjunción hebrea ki tiene varias traducciones, pero la más lógica es la de la RVR, en la cual se afirma que Dios salva a Israel y a todos los hombres a pesar de sus pecados, solo con la condición de que estén dispuestos a aceptar la salvación.

Santo de Israel.

Ver com. Isa. 1: 4.

6. Huid.

En el libro del Apocalipsis se describe a la gran potencia anticristiana con la figura de la antigua Babilonia (Apoc. 17; 18; ver com. Isa. 13: 4; Jer. 50: 1). Compárese sobre todo con Apoc. 18: 4.

7. Copa.

Cf. cap. 25: 15-29, donde se invita a diversas naciones a que beban del vino del furor de Dios, lo que representa su destrucción por el poder creciente del Imperio Babilónico. Ahora este mismo poder debe beber la misma copa. Con la figura de la antigua Babilonia, Juan el revelador describe el poder embriagante y la caída final de la Babilonia espiritual (Apoc. 14: 8, 10; 16: 19-21; 17; 18).

9. Curamos a Babilonia.

Por medio del cautiverio, Dios no sólo se proponía que los israelitas se arrepintieran, si no que también los babilonios y otras naciones con quienes los judíos se tratarían durante el exilio llegaran a conocer la verdadera religión. Por medio de hombres como Daniel y Ezequiel, los babilonios tuvieron la oportunidad de conocer a Dios y de seguirle. El que no lo hicieran contribuyó a su caída.

Hasta el cielo.

Cf. Apoc. 18: 5.

11. Media.

Podría preguntarse por qué tanto Isaías (Isa. 13: 17) como Jeremías mencionan a los medos como los conquistadores de Babilonia, cuando las fuentes históricas indican que los que tomaron a Babilonia fueron medos y persas, siendo estos últimos el poder dominante de la coalición. Es posible que deba responderse que en tiempos de Isaías los medos ya eran conocidos como pueblo, aunque difícilmente se los pudiera considerar como una nación unificada, y que para los tiempos de Jeremías constituían un poderoso imperio al norte y al oeste de Babilonia, mientras que en los días de ambos profetas -Isaías y Jeremías- ningún lector hubiera entendido una referencia a los persas. En cuanto a la historia antigua de los medos y 562 los persas, ver com. Dan. 2: 39; y t. III, PP. 52-54. Sólo fue por 553 ó 550 a. C., 40 años o más después de que se dio la profecía de Jeremías, cuando Ciro II, rey vasallo de Ansán, bajo el poder de los medos, y más tarde rey de Persia, logró su independencia y comenzó una serie de conquistas que culminaron antes de su muerte con el establecimiento del Imperio Persa, el mayor que hasta ese tiempo hubiera existido. Por eso, en tiempos de Jeremías, los medos tenían significado en el pensamiento de la gente, y se empleó el término Media para referirse a los pueblos unidos de Media y de Persia en el tiempo de Daniel (ver com. Dan. 6: 8).

Templo.

Los babilonios dieron una demostración concreta de que rechazaban a Jehová destruyendo el templo de Jerusalén. Por eso habían de sufrir la "venganza de Jehová".

13. Muchas aguas

Ver com. Jer. 50: 12, 38; cf. Apoc. 17: 1; ver com. Jer. 51: 6.

14. Juró por sí mismo.

Cf. cap. 49: 13.

Hombres.

Los ejércitos invasores que derrotaron a los babilonios.

15. El que hizo.

Los vers. 15-19 corresponden casi exactamente con el cap. 10: 12-16 (ver com. allí).

17.Artífice.

Heb. tsoref " "el que refina [metal]", "orfebre".

19. Porción.

Los impíos heredan su porción, lo que les corresponde, en esta vida (Sal. 17: 14), pero el Señor mismo, Hacedor de todas las cosas, es la heredad de su pueblo (Sal. 119: 57; 142: 5).

20. Martillo.

Heb. mappets , "instrumento para romper", "maza" (VM). Hay diferencia de opiniones en cuanto a quiénes son los que deben recibir este mensaje de los vers. 20-23. Pareciera que la mejor deducción es que Dios habla aquí a Babilonia, y describe las diversas formas en que los babilonios castigarían a las naciones.

23. Jefes.

Heb. pajah . Esta palabra proviene del asirio pahatu y significa un gobernador provincial o sátrapa (ver Neh. 2: 7; Est. 3: 12; Hag. 1: 1).

Príncipes.

Del Heb. sagan . Esta palabra proviene del asirio shakenu y significa un magistrado inferior, un prefecto (ver Neh. 2: 16).

24. Pagaré.

El hecho de que las depredaciones de los babilonios hubieran sido empleadas por Dios para castigar el mal y para llevar a su pueblo al arrepentimiento, de ninguna manera aminoraba la responsabilidad que ellos tenían con respecto a sus maldades (ver HAp 464). Cada hombre es responsable de sus propias malas elecciones. Aunque Dios puede canalizar una acción impía para un buen fin (Sal. 76: 10), de ninguna manera esto lo hace responsable por el pecado. Muchas veces Dios hace que las obras del enemigo sirvan para cumplir sus propósitos misericordiosos (ver DTG 437).

Delante de vuestros ojos.

Este versículo está dirigido a los judíos.

25. Monte destruidor.

Es claro que esta frase se refiere a Babilonia, pero, puesto que la ciudad estaba situada en terrenos completamente llanos, debe entenderse que se habla en forma figurada de su gran poder dominador. Daniel emplea una figura similar para el reino de Dios (Dan. 2: 34-35, 44-45; cf. Apoc. 17: 9-10).

26. Piedra para esquina.

No debe interpretarse este versículo en el sentido literal de que los materiales de construcción de la arruinada ciudad de Babilonia nunca serían usados para construcciones. Muchos de los escombros de la antigua ciudad fueron empleados para construir Seleucia, y en tiempos medievales y modernos por los árabes para construir varias aldeas que se encuentran ahora dentro de los límites exteriores de la antigua Babilonia. Debe entenderse más bien como una afirmación figurada de que el antiguo Imperio Babilónico nunca sería restablecido, y que la ciudad terminaría en ruinas y nunca sería restaurada a su anterior gloria e importancia (ver com. cap. 50: 12).

27. Ararat.

Este es el reino que en las inscripciones asirias se conoce como Urartu, ubicado en la parte oriental de Turquía, al noroeste del lago Van. En 2 Rey. 19: 37 e Isa. 37: 38 aparece también la "tierra de Ararat". Ciajares (c. 625-585 a. C.) incorporó a Urartu en el imperio de los medos.

Mini.

En las inscripciones asirias dice Mannai . Era un pueblo que vivía al sur y al sureste del lago Urmia. También se los conoce como maneos.

Askénaz.

Los Ashkuzas , pueblo que vivía al sureste del lago Urmia (ver com. Gén. 10: 3). Los eruditos los identifican con los escitas, pueblo feroz de origen desconocido que invadió Mesopotamia, procedente de Asia central en el siglo VII a. C. Herodoto (i. 95 en adelante) afirma que por espacio de 28 años (653-625 a. C.) dominaron y saquearon a Media (George C. Cameron, History of Early 563 Iran [Historia del primitivo Irán], PP. 176, 232). Entonces, Ciajares, rey de Media los conquistó y se convirtieron en sus aliados. Pareciera que los medos aprendieron de los escitas a manejar con destreza el arco, por lo cual llegaron a ser famosos (ser. 51:11). Los escitas se aliaron con los medos y los babilonios para destruir el imperio asirio a fines del siglo VII. En el vers. 27 aparecen otra vez pero como aliados de los medos, para destruir a Babilonia.

Capitán.

Heb. tifsar , probablemente del asirio tupsharru , "escriba", "el que escribe en tablillas". En todo el antiguo Cercano Oriente ser "escriba" significaba mucho más que saber escribir. Los escribas ocupaban cargos de relativa importancia, y en este pasaje el término significa un militar de elevada categoría.

28. Media.

Ver com. vers. 11.

Capitanes. . . príncipes.

Ver com. vers. 23.

30. Dejaron de pelear.

Tanto los registros cuneiformes de la caída de Babilonia como el relato bíblico indican que los babilonios no realizaron ningún esfuerzo para resistir la conquista medopersa. El relato cuneiforme de la llamada Crónica de Nabonido, sólo registra una verdadera batalla, la de Opis, sobre el Tigris, al norte de Babilonia. Otro documento cuneiforme, el Cilindro de Ciro (ver en el t. III, la ilustración frente a la p. 64), afirma que "sin batalla, él [Marduk, dios de Babilonia] hizo que [Ciro] entrara en su ciudad, Babilonia" (J. B. Pritchard, ed., Op. cit. , p. 315). Existe alguna indicación de que Ciro, que presidía el ataque, pudo haber tenido algún trato con los sacerdotes de Marduk dentro de la ciudad, los cuales tenían aversión al rey Nabonido. En este caso, es posible que una traición hubiera jugado un importante papel en fa caída de la ciudad.

El relato bíblico dice que el rey Belsasar estaba en una orgía en la que "bebía vino" la noche cuando la ciudad fue tomada (Dan. 5; ver com. Jer. 50: 43).

Fortalezas.

La ciudad de Babilonia estaba extraordinariamente bien fortificada. Las excavaciones han puesto de manifiesto que había un muro doble exterior, el ancho total de cuya base era de unos 30 m. También en torno de la ciudad interior había otro doble muro y un foso lleno con agua desviada del río. Dentro de este último muro estaba la ciudadela real protegida por otras fortificaciones (ver mapa en la p. 823).

Los historiadores griegos Herodoto (i. 190-191) y Jenofonte ( Ciropedia vii. 5. 1-36) afirman que cuando la ciudad fue atacada por los medos y los persas, los babilonios se refugiaron dentro de sus murallas pensando que podrían soportar un largo asedio.

Incendiadas.

Los ejércitos invasores incendiaron la ciudad.

31. Correo.

En los vers. 31-32 se describe la confusión entre los siervos del rey cuando se enteraron de que los atacantes habían entrado en la ciudad que ellos suponían inexpugnable.

32. Los vados fueron tomados.

Herodoto y Jenofonte (ver las referencias en "fortalezas", vers. 30) afirman que los atacantes lograron entrar en la ciudad desviando el agua del río que corría por el medio de la ciudad, de modo que las tropas pudieran entrar por el lecho del río.

33. Siega.

Babilonia fue segada por sus enemigos cuando la saquearon (Isa. 17: 5; cf. Joel 3: 13).

34. Dragón.

Heb. tannin . Es posible que se aluda al sirrush babilonio, animal híbrido imaginario, similar al dragón, que era consagrado al dios Marduk. Centenares de relieves de este animal, hechos en ladrillo esmaltado, adornaban la gran puerta de Ishtar en Babilonia (ver com. vers. 58).

Me echó fuera.

Este verbo podría tener como raíz la palabra nadaj , "echar", "arrojar", o la palabra duaj , "enjuagar". En cualquier caso, el sentido es lógico.

36. Mar.

Heb. yam , que algunas veces se emplea para referirse a ríos (Isa. 19: 5; Nah. 3: 8, donde se emplea yam para referirse al Nilo). Puesto que Babilonia se caracterizaba por su sistema de ríos y canales (ver com. Jer. 50: 12, 38), puede deducirse que el profeta aquí se refiere a lo mismo.

Es posible que Jeremías se refiera aquí al desvío de las aguas del Eufrates, táctica por cuyo medio los ejércitos medopersas lograron entrar en Babilonia (ver com. vers. 32). Además, es interesante observar, aunque quizá no sea la intención de la profecía, que el río Eufrates, que en tiempos antiguos pasaba por el centro de la ciudad, y la convertía en un gran centro comercial, ahora sigue un nuevo curso a cierta distancia al oeste de las ruinas de Babilonia. Los soportes del famoso puente que una vez cruzaba el río en el centro de la ciudad ahora están en tierra seca. Ver mapa en la p. 823.

37. Será Babilonia montones.

Ver com. cap. 50: 13.

39. En medio de su calor.

Quizá se refiera al hecho de que cuando Babilonia cayó, los dirigentes de la nación estaban entregados a la bebida y al banqueteo (Dan. 5). Herodoto afirma (i. 191): "Según dicen los habitantes de aquella ciudad, estallan ya prisioneros los que moraban en los extremos de ella, y los que vivían en el centro ignoraban absolutamente lo que pasaba, con motivo de la gran extensión del pueblo, y porque siendo, además, un día de fiesta, se hallaban bailando y divirtiendo en sus convites y festines, en los cuales continuaron hasta que del todo se vieron en poder del enemigo" (Traducción de P. Bartolomé Pou).

Se alegren.

El profeta describe la ironía de la exaltación de los babilonios ebrios en la misma víspera de su destrucción.

Eterno.

Heb. 'olam , palabra que puede indicar una duración eterna o un período limitado (ver com. Exo. 21: 6). Mientras estuvieran atontados por la bebida, los babilonios serían muertos y dormirían el "eterno sueño" de la muerte. La frase "no despierten" significa que no despertarían como el ebrio que despierta cuando ya los afectos de la embriaguez se están borrando. Puesto que todos los impíos serán resucitados al fin del milenio (Apoc. 20: 5), es necesario asignarle a la 'olam de Jer. 51: 39 una duración limitada.

40. Corderos.

Los corderos, los carneros y los machos cabríos sin duda designan las diversas clases de la población de Babilonia. Los "machos cabríos" representan a los dirigentes (Isa. 34: 6; Eze. 39: 18).

41. Babilonia.

En hebreo sheshak . Otro criptograma (ver com. cap. 25: 26).

42. El mar.

En la inscripción cuneiforme del Cilindro de Ciro (ver en el t. III, la ilustración frente a la p. 64) se presenta una afirmación sorprendentemente similar. Este relato propersa de la conquista de Babilonia describe al ejército de Ciro camino a Babilonia: "Sus esparcidas tropas -su número, como el del agua de un río, no podía establecerse- iban como paseando, sus armas guardadas" (J. B. Pritchard, ed., Op. cit. , p. 315).

43. Asoladas.

Ver com. cap. 50: 12-13.

44. Bel.

Ver com. cap. 50: 2.

Lo que se ha tragado.

Es decir, las naciones y los despojos que se habían llevado a Babilonia. Cuando los persas asumieron el gobierno, permitieron la repatriación de los pueblos cautivos con sus ídolos. En la inscripción citada (vers. 42), Ciro dice: "(En cuanto a la región) desde... hasta Asur y Susa, Agade, Esnunna, las aldeas de Zambán, Me-Turnu, Der y la región de los gutios, yo devolví a (estas) ciudades sagradas del otro lado del Tigris, cuyos santuarios han estado en ruinas por largo tiempo, las imágenes que vivían allí y establecí para ellos santuarios permanentes. Yo (también) junté todos sus (anteriores) habitantes y devolví (a ellos) sus habitaciones. Además, restablecí por mandato de Marduk, el gran señor, todos los dioses de Sumer y Akkad, los cuales Nabonido había traído a Babilonia, para ira del señor de los dioses, sin daño a sus (anteriores) capillas, los lugares que los hacen felices" (J. B. Pritchard, ed., Op. cit. , 316).

Muro.

Ver cap. 50: 15.

46. Dominador contra dominador.

Hay evidencia de que poco después de los tiempos de Jeremías, desde la muerte de Nabucodonosor en adelante, hubo mucho desasosiego, tanto interno como externo, antes de que cayera el Imperio Babilónico. El vers. 46 refleja este estado de temeroso recelo que deben haber sentido muchos de los babilonios que veían a su propio gobierno desgarrado por contiendas en un tiempo cuando una nueva y vigorosa potencia se estaba levantando para dirigir y dominar el mundo (ver t. III, PP. 50-58). En todo el decurso de la historia, siempre ha sido el pueblo común el que más ha sufrido por las intrigas y las guerras de los malos gobernantes. Se exhorta al pueblo de Dios para que no desmaye ni tema frente a tales calamidades.

47. Idolos.

Ver com. vers. 52.

48. Cantarán.

Compárese con Isa. 44: 23, donde, en forma poética, se invita a la naturaleza para que se regocije por la redención de Israel.

Norte.

Ver com. cap. l: 14. Aunque Ciro, el conquistador persa, en realidad venía de la parte occidental del Irán, se acercó a Babilonia al frente de los ejércitos de lo que antes había sido el vasto Imperio Medo, al norte de Mesopotamia. Muchos de los diversos pueblos que formaban su ejército (vers. 27) eran de naciones del norte.

49. Los muertos de Israel.

El hebreo de este versículo permite varias traducciones. La de la RVR supone el añadido de la preposición "por" al comienzo mismo del versículo. También sería posible traducir: "También Babilonia ha de caer, oh muertos de Israel, y en Babilonia caerán los muertos de toda la tierra".

50. Acordaos.

El mensaje de Jeremías hace resaltar que el pensamiento que debía primar en los judíos debía ser el de volver a Palestina en cuanto se presentara la oportunidad. La importancia de esta amonestación se ve porque muchos años más tarde -cuando Ciro y sus sucesores permitieron que volvieran los judíos que así lo desearan- sólo una pequeña parte de la nación respondió a esa invitación. Aunque en tiempos de Jeremías los exiliados anhelaban volver a su patria, al cabo de dos o tres generaciones, hacia el final de los 70 años decretados por Dios para su cautiverio (cap. 29: 10), se habían establecido en Babilonia, y debido a la mediana prosperidad que disfrutaban, la mayoría se negó a volver a los cerros escabrosos de Palestina, con sus aldeas y ciudades en ruinas.

52. Idolos.

Los babilonios se habían burlado de los judíos y los habían despreciado porque el templo del Señor estaba en ruinas. Ya no podrían seguir haciéndolo porque sus ídolos serían destruidos.

53. Suba. . . hasta el cielo.

Es posible que se haga referencia a los elevadísimos muros de Babilonia y a la gran torre-templo que estaba en el centro de la ciudad. Debido a que quedan hoy sólo restos de cimientos, es imposible calcular la altura que tuvieron en su apogeo los muros de Babilonia. Herodoto (i. 178) afirma que el muro de la ciudad tenía 200 codos reales de alto (unos 100 m). Aunque esto sin duda es exagerado (ver la Nota Adicional de Dan. 4), indica que los muros deben de haber tenido una altura notable. El zigurat, o sea la torre-templo de Babilonia, según una inscripción cuneiforme de la época, tenía unos 100 m de altura.

55. La mucha jactancia.

Literalmente, "el gran ruido" (BJ), o sea quizá el estruendo de la gran población de Babilonia. También podría traducirse como "gran voz", lo que se referiría a la voz de autoridad con la cual hablaba Babilonia en su apogeo.

Sus olas.

Literalmente, "las olas de ellos", no de los babilonios, sino de los ejércitos atacantes.

56. Dios de retribuciones.

Literalmente, "Dios de retribuciones es Jehová".

57. Sus príncipes.

Aquí se enumeran las diferentes clases de funcionarios babilonios (ver com. vers. 23).

Sueño eterno.

Ver com. vers. 39.

58. El muro ancho.

Cf. cap. 50: 15; ver com. cap. 51: 30, 53.

Altas puertas.

Según una descripción cuneiforme de Babilonia, la ciudad se ufanaba de ocho puertas principales, además de varias otras secundarias. Otra inscripción cuneiforme de Nabucodonosor (la así llamada Inscripción de la Casa de las Indias Orientales) afirma que las hojas de las puertas eran de cedro y recubiertas de cobre. Entre las más impresionantes ruinas que se han descubierto en Babilonia. están las de la puerta de lshtar, en el muro norte, por la cual pasaba una de las principales avenidas de la ciudad. En los ladrillos esmaltados de esta puerta había altos relieves en tamaño natural de toros (consagrados al dios Adad) y sirrush (monstruos mitológicos semejantes a dragones, consagrados a Marduk). Estas imágenes eran de color amarillo o blanco sobre fondo azul. En total, los excavadores estimaron que había en esta puerta un mínimo de 575 imágenes de animales.

Para el fuego.

Compárese con Hab. 2: 13.

59. Hijo de Nerías.

Evidentemente Seraías era hermano de Baruc, amanuense y ayudante de Jeremías (cap. 32: 12). Al entregar su mensaje a Seraías, Jeremías sin duda lo estaba confiando a un amigo de confianza que simpatizaba con él.

Iba con Sedequías.

En vista de la intranquilidad que existía en la parte occidental del imperio y que amenazaba con convertirse en abierta rebelión contra Babilonia, no sería irrazonable suponer que Nabucodonosor hubiera llamado a su vasallo para que fuera a la capital a fin de que renovara su juramento de lealtad (ver PR 329).

Podría suponerse -aunque sin ninguna prueba- que esta visita del rey de Judá a Babilonia hubiera tenido el propósito de asistir a la dedicación de la gran imagen de Nabucodonosor (ver com. Dan. 3: 1) en la llanura de Dura. Sin embargo, esta posibilidad debe considerarse como una mera especulación.

Cuarto año.

Es decir, 594/593 a. C. Esta profecía fue dada en el año de la controversia de Jeremías con el falso profeta Hananías (cap. 28).

Principal camarero.

Heb. sar menujah , "príncipe del lugar de descanso", o sea la persona encargada de hacer los arreglos para 566 que el rey pudiera descansar por el camino. La BJ dice "jefe de etapas". Otra sugerencia se basa en la idea de que algunas veces menujah significa lo opuesto de "guerra" (1 Rey. 8:56; 1 Crón. 22:9). De acuerdo con esto, Seraías habría sido el caudillo del partido pacífico de Judá, y, en ese sentido habría sido favorable a los babilonios.

60. En un libro.

"Un" no es aquí artículo indefinido, sino adjetivo numeral. Puesto que no se perdió el registro cuando el libro fue arrojado al Eufrates (vers. 63), es claro que no era la única copia. El profeta, o su amanuense Baruc, sin duda hicieron una copia en otro rollo de la parte de las profecías referentes a Babilonia, y se la dieron a Seraías cuando se presentó la oportunidad de mandarla a Babilonia.

62. Asolado.

Ver com. cap. 50: 12-13.

63. Lo echarás.

Con frecuencia Jeremías ilustró objetivamente sus profecías (cap. 13: 1-11; 19: 1-13; 27: 2-3;43: 9- 10).

64. Hasta aquí.

La profecía de Jeremías concluye con este versículo. El último capítulo es un epílogo histórico (ver com. cap. 52:1).


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4

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