1. Que se levantan contra mí.
Heb. leb qamay ,
"corazón que se levanta contra mí". Es una descripción muy apropiada de los
babilonios que se habían rebelado contra Dios. Esta expresión tiene mayor
significado porque parece ser un criptograma del tipo llamado atbash (ver com.
cap. 25: 25-26; cf. 51: 41). Según este sistema criptográfico, leb qamay
representa a kasdim , nombre que daban los hebreos a los caldeos.
2. Aventadores.
Se emplea la figura
del antiguo método de trillar el grano. Después de que los animales lo habían
pisoteado y el grano se había separado del tamo, se tiraba todo al aire para que
el viento se llevara el tamo y el grano limpio cayera al suelo. De la misma
manera los babilonios habían de ser esparcidos por el "viento destruidor" que
serían los persas.
3. Que entesa su arco.
El hebreo de este pasaje es oscuro por lo que se han hecho muchas
traducciones diferentes. Es difícil saber qué era lo que Jeremías deseaba decir
aquí. Posiblemente pueda entenderse como una descripción de la facilidad con la
cual los babilonios finalmente fueron derrotados. Al parecer, los enemigos casi
no necesitaron armarse para la batalla. En el así llamado Cilindro de Ciro (ver
t. III, la ilustración frente a la p. 64), que es un relato propersa, escrito en
cuneiforme, acerca de la toma de Babilonia, se describe el avance del ejército
medopersa de la siguiente manera: "Sus tropas [las de Ciro] esparcidas... iban
como paseando, sus armas guardadas. Sin reñir batalla alguna, él [Marduk, dios
de Babilonia] le hizo entrar en su ciudad de Babilonia" ( Ancient Near Eastern
Text , [J. B. Pritchard, ed.], p. 315). Ver com. cap. 50:43.
5. No han enviudado.
Este versículo
representa un contraste consolador con Lam. 1: 1 (cf. Isa. 50: 1-2; 54: 4-10).
Aunque.
La conjunción hebrea ki tiene varias traducciones, pero
la más lógica es la de la RVR, en la cual se afirma que Dios salva a Israel y a
todos los hombres a pesar de sus pecados, solo con la condición de que estén
dispuestos a aceptar la salvación.
Santo de Israel.
Ver com.
Isa. 1: 4.
6. Huid.
En el libro del
Apocalipsis se describe a la gran potencia anticristiana con la figura de la
antigua Babilonia (Apoc. 17; 18; ver com. Isa. 13: 4; Jer. 50: 1). Compárese
sobre todo con Apoc. 18: 4.
7. Copa.
Cf. cap. 25: 15-29, donde se invita a diversas naciones a que beban del
vino del furor de Dios, lo que representa su destrucción por el poder creciente
del Imperio Babilónico. Ahora este mismo poder debe beber la misma copa. Con la
figura de la antigua Babilonia, Juan el revelador describe el poder embriagante
y la caída final de la Babilonia espiritual (Apoc. 14: 8, 10; 16: 19-21; 17;
18).
9. Curamos a Babilonia.
Por
medio del cautiverio, Dios no sólo se proponía que los israelitas se
arrepintieran, si no que también los babilonios y otras naciones con quienes los
judíos se tratarían durante el exilio llegaran a conocer la verdadera religión.
Por medio de hombres como Daniel y Ezequiel, los babilonios tuvieron la
oportunidad de conocer a Dios y de seguirle. El que no lo hicieran contribuyó a
su caída.
Hasta el cielo.
Cf. Apoc. 18: 5.
11. Media.
Podría preguntarse por
qué tanto Isaías (Isa. 13: 17) como Jeremías mencionan a los medos como los
conquistadores de Babilonia, cuando las fuentes históricas indican que los que
tomaron a Babilonia fueron medos y persas, siendo estos últimos el poder
dominante de la coalición. Es posible que deba responderse que en tiempos de
Isaías los medos ya eran conocidos como pueblo, aunque difícilmente se los
pudiera considerar como una nación unificada, y que para los tiempos de Jeremías
constituían un poderoso imperio al norte y al oeste de Babilonia, mientras que
en los días de ambos profetas -Isaías y Jeremías- ningún lector hubiera
entendido una referencia a los persas. En cuanto a la historia antigua de los
medos y 562 los persas, ver com. Dan. 2: 39; y t. III, PP. 52-54. Sólo fue por
553 ó 550 a. C., 40 años o más después de que se dio la profecía de Jeremías,
cuando Ciro II, rey vasallo de Ansán, bajo el poder de los medos, y más tarde
rey de Persia, logró su independencia y comenzó una serie de conquistas que
culminaron antes de su muerte con el establecimiento del Imperio Persa, el mayor
que hasta ese tiempo hubiera existido. Por eso, en tiempos de Jeremías, los
medos tenían significado en el pensamiento de la gente, y se empleó el término
Media para referirse a los pueblos unidos de Media y de Persia en el tiempo de
Daniel (ver com. Dan. 6: 8).
Templo.
Los babilonios dieron una
demostración concreta de que rechazaban a Jehová destruyendo el templo de
Jerusalén. Por eso habían de sufrir la "venganza de Jehová".
13. Muchas aguas
Ver com. Jer. 50:
12, 38; cf. Apoc. 17: 1; ver com. Jer. 51: 6.
14. Juró por sí mismo.
Cf. cap. 49: 13.
Hombres.
Los ejércitos invasores que derrotaron a los babilonios.
15. El que hizo.
Los vers. 15-19
corresponden casi exactamente con el cap. 10: 12-16 (ver com. allí).
17.Artífice.
Heb. tsoref " "el que
refina [metal]", "orfebre".
19. Porción.
Los impíos heredan su porción, lo que les corresponde, en esta vida
(Sal. 17: 14), pero el Señor mismo, Hacedor de todas las cosas, es la heredad de
su pueblo (Sal. 119: 57; 142: 5).
20. Martillo.
Heb. mappets , "instrumento para romper",
"maza" (VM). Hay diferencia de opiniones en cuanto a quiénes son los que deben
recibir este mensaje de los vers. 20-23. Pareciera que la mejor deducción es que
Dios habla aquí a Babilonia, y describe las diversas formas en que los
babilonios castigarían a las naciones.
23. Jefes.
Heb. pajah . Esta palabra proviene del asirio
pahatu y significa un gobernador provincial o sátrapa (ver Neh. 2: 7; Est. 3:
12; Hag. 1: 1).
Príncipes.
Del Heb. sagan . Esta palabra
proviene del asirio shakenu y significa un magistrado inferior, un prefecto (ver
Neh. 2: 16).
24. Pagaré.
El hecho
de que las depredaciones de los babilonios hubieran sido empleadas por Dios para
castigar el mal y para llevar a su pueblo al arrepentimiento, de ninguna manera
aminoraba la responsabilidad que ellos tenían con respecto a sus maldades (ver
HAp 464). Cada hombre es responsable de sus propias malas elecciones. Aunque
Dios puede canalizar una acción impía para un buen fin (Sal. 76: 10), de ninguna
manera esto lo hace responsable por el pecado. Muchas veces Dios hace que las
obras del enemigo sirvan para cumplir sus propósitos misericordiosos (ver DTG
437).
Delante de vuestros ojos.
Este versículo está dirigido a
los judíos.
25. Monte destruidor.
Es claro que esta frase se refiere a Babilonia, pero, puesto que la
ciudad estaba situada en terrenos completamente llanos, debe entenderse que se
habla en forma figurada de su gran poder dominador. Daniel emplea una figura
similar para el reino de Dios (Dan. 2: 34-35, 44-45; cf. Apoc. 17: 9-10).
26. Piedra para esquina.
No debe
interpretarse este versículo en el sentido literal de que los materiales de
construcción de la arruinada ciudad de Babilonia nunca serían usados para
construcciones. Muchos de los escombros de la antigua ciudad fueron empleados
para construir Seleucia, y en tiempos medievales y modernos por los árabes para
construir varias aldeas que se encuentran ahora dentro de los límites exteriores
de la antigua Babilonia. Debe entenderse más bien como una afirmación figurada
de que el antiguo Imperio Babilónico nunca sería restablecido, y que la ciudad
terminaría en ruinas y nunca sería restaurada a su anterior gloria e importancia
(ver com. cap. 50: 12).
27. Ararat.
Este es el reino que en las inscripciones asirias se conoce como Urartu,
ubicado en la parte oriental de Turquía, al noroeste del lago Van. En 2 Rey. 19:
37 e Isa. 37: 38 aparece también la "tierra de Ararat". Ciajares (c. 625-585 a.
C.) incorporó a Urartu en el imperio de los medos.
Mini.
En las
inscripciones asirias dice Mannai . Era un pueblo que vivía al sur y al sureste
del lago Urmia. También se los conoce como maneos.
Askénaz.
Los
Ashkuzas , pueblo que vivía al sureste del lago Urmia (ver com. Gén. 10: 3). Los
eruditos los identifican con los escitas, pueblo feroz de origen desconocido que
invadió Mesopotamia, procedente de Asia central en el siglo VII a. C. Herodoto
(i. 95 en adelante) afirma que por espacio de 28 años (653-625 a. C.) dominaron
y saquearon a Media (George C. Cameron, History of Early 563 Iran [Historia del
primitivo Irán], PP. 176, 232). Entonces, Ciajares, rey de Media los conquistó y
se convirtieron en sus aliados. Pareciera que los medos aprendieron de los
escitas a manejar con destreza el arco, por lo cual llegaron a ser famosos (ser.
51:11). Los escitas se aliaron con los medos y los babilonios para destruir el
imperio asirio a fines del siglo VII. En el vers. 27 aparecen otra vez pero como
aliados de los medos, para destruir a Babilonia.
Capitán.
Heb.
tifsar , probablemente del asirio tupsharru , "escriba", "el que escribe en
tablillas". En todo el antiguo Cercano Oriente ser "escriba" significaba mucho
más que saber escribir. Los escribas ocupaban cargos de relativa importancia, y
en este pasaje el término significa un militar de elevada categoría.
28. Media.
Ver com. vers. 11.
Capitanes. . . príncipes.
Ver com. vers. 23.
30. Dejaron de pelear.
Tanto los
registros cuneiformes de la caída de Babilonia como el relato bíblico indican
que los babilonios no realizaron ningún esfuerzo para resistir la conquista
medopersa. El relato cuneiforme de la llamada Crónica de Nabonido, sólo registra
una verdadera batalla, la de Opis, sobre el Tigris, al norte de Babilonia. Otro
documento cuneiforme, el Cilindro de Ciro (ver en el t. III, la ilustración
frente a la p. 64), afirma que "sin batalla, él [Marduk, dios de Babilonia] hizo
que [Ciro] entrara en su ciudad, Babilonia" (J. B. Pritchard, ed., Op. cit. , p.
315). Existe alguna indicación de que Ciro, que presidía el ataque, pudo haber
tenido algún trato con los sacerdotes de Marduk dentro de la ciudad, los cuales
tenían aversión al rey Nabonido. En este caso, es posible que una traición
hubiera jugado un importante papel en fa caída de la ciudad.
El relato
bíblico dice que el rey Belsasar estaba en una orgía en la que "bebía vino" la
noche cuando la ciudad fue tomada (Dan. 5; ver com. Jer. 50: 43).
Fortalezas.
La ciudad de Babilonia estaba extraordinariamente
bien fortificada. Las excavaciones han puesto de manifiesto que había un muro
doble exterior, el ancho total de cuya base era de unos 30 m. También en torno
de la ciudad interior había otro doble muro y un foso lleno con agua desviada
del río. Dentro de este último muro estaba la ciudadela real protegida por otras
fortificaciones (ver mapa en la p. 823).
Los historiadores griegos
Herodoto (i. 190-191) y Jenofonte ( Ciropedia vii. 5. 1-36) afirman que cuando
la ciudad fue atacada por los medos y los persas, los babilonios se refugiaron
dentro de sus murallas pensando que podrían soportar un largo asedio.
Incendiadas.
Los ejércitos invasores incendiaron la ciudad.
31. Correo.
En los vers. 31-32 se
describe la confusión entre los siervos del rey cuando se enteraron de que los
atacantes habían entrado en la ciudad que ellos suponían inexpugnable.
32. Los vados fueron tomados.
Herodoto y Jenofonte (ver las referencias en "fortalezas", vers. 30)
afirman que los atacantes lograron entrar en la ciudad desviando el agua del río
que corría por el medio de la ciudad, de modo que las tropas pudieran entrar por
el lecho del río.
33. Siega.
Babilonia fue segada por sus enemigos cuando la saquearon (Isa. 17: 5;
cf. Joel 3: 13).
34. Dragón.
Heb.
tannin . Es posible que se aluda al sirrush babilonio, animal híbrido
imaginario, similar al dragón, que era consagrado al dios Marduk. Centenares de
relieves de este animal, hechos en ladrillo esmaltado, adornaban la gran puerta
de Ishtar en Babilonia (ver com. vers. 58).
Me echó fuera.
Este
verbo podría tener como raíz la palabra nadaj , "echar", "arrojar", o la palabra
duaj , "enjuagar". En cualquier caso, el sentido es lógico.
36. Mar.
Heb. yam , que algunas
veces se emplea para referirse a ríos (Isa. 19: 5; Nah. 3: 8, donde se emplea
yam para referirse al Nilo). Puesto que Babilonia se caracterizaba por su
sistema de ríos y canales (ver com. Jer. 50: 12, 38), puede deducirse que el
profeta aquí se refiere a lo mismo.
Es posible que Jeremías se refiera
aquí al desvío de las aguas del Eufrates, táctica por cuyo medio los ejércitos
medopersas lograron entrar en Babilonia (ver com. vers. 32). Además, es
interesante observar, aunque quizá no sea la intención de la profecía, que el
río Eufrates, que en tiempos antiguos pasaba por el centro de la ciudad, y la
convertía en un gran centro comercial, ahora sigue un nuevo curso a cierta
distancia al oeste de las ruinas de Babilonia. Los soportes del famoso puente
que una vez cruzaba el río en el centro de la ciudad ahora están en tierra seca.
Ver mapa en la p. 823.
37. Será Babilonia
montones.
Ver com. cap. 50: 13.
39. En medio de su calor.
Quizá se refiera al hecho de que
cuando Babilonia cayó, los dirigentes de la nación estaban entregados a la
bebida y al banqueteo (Dan. 5). Herodoto afirma (i. 191): "Según dicen los
habitantes de aquella ciudad, estallan ya prisioneros los que moraban en los
extremos de ella, y los que vivían en el centro ignoraban absolutamente lo que
pasaba, con motivo de la gran extensión del pueblo, y porque siendo, además, un
día de fiesta, se hallaban bailando y divirtiendo en sus convites y festines, en
los cuales continuaron hasta que del todo se vieron en poder del enemigo"
(Traducción de P. Bartolomé Pou).
Se alegren.
El profeta
describe la ironía de la exaltación de los babilonios ebrios en la misma víspera
de su destrucción.
Eterno.
Heb. 'olam , palabra que puede
indicar una duración eterna o un período limitado (ver com. Exo. 21: 6).
Mientras estuvieran atontados por la bebida, los babilonios serían muertos y
dormirían el "eterno sueño" de la muerte. La frase "no despierten" significa que
no despertarían como el ebrio que despierta cuando ya los afectos de la
embriaguez se están borrando. Puesto que todos los impíos serán resucitados al
fin del milenio (Apoc. 20: 5), es necesario asignarle a la 'olam de Jer. 51: 39
una duración limitada.
40. Corderos.
Los corderos, los carneros y los machos cabríos sin duda designan las
diversas clases de la población de Babilonia. Los "machos cabríos" representan a
los dirigentes (Isa. 34: 6; Eze. 39: 18).
41. Babilonia.
En hebreo sheshak . Otro criptograma (ver
com. cap. 25: 26).
42. El mar.
En
la inscripción cuneiforme del Cilindro de Ciro (ver en el t. III, la ilustración
frente a la p. 64) se presenta una afirmación sorprendentemente similar. Este
relato propersa de la conquista de Babilonia describe al ejército de Ciro camino
a Babilonia: "Sus esparcidas tropas -su número, como el del agua de un río, no
podía establecerse- iban como paseando, sus armas guardadas" (J. B. Pritchard,
ed., Op. cit. , p. 315).
43. Asoladas.
Ver com. cap. 50: 12-13.
44. Bel.
Ver com. cap. 50: 2.
Lo que se ha tragado.
Es decir, las
naciones y los despojos que se habían llevado a Babilonia. Cuando los persas
asumieron el gobierno, permitieron la repatriación de los pueblos cautivos con
sus ídolos. En la inscripción citada (vers. 42), Ciro dice: "(En cuanto a la
región) desde... hasta Asur y Susa, Agade, Esnunna, las aldeas de Zambán,
Me-Turnu, Der y la región de los gutios, yo devolví a (estas) ciudades sagradas
del otro lado del Tigris, cuyos santuarios han estado en ruinas por largo
tiempo, las imágenes que vivían allí y establecí para ellos santuarios
permanentes. Yo (también) junté todos sus (anteriores) habitantes y devolví (a
ellos) sus habitaciones. Además, restablecí por mandato de Marduk, el gran
señor, todos los dioses de Sumer y Akkad, los cuales Nabonido había traído a
Babilonia, para ira del señor de los dioses, sin daño a sus (anteriores)
capillas, los lugares que los hacen felices" (J. B. Pritchard, ed., Op. cit. ,
316).
Muro.
Ver cap. 50: 15.
46. Dominador contra dominador.
Hay evidencia de que poco
después de los tiempos de Jeremías, desde la muerte de Nabucodonosor en
adelante, hubo mucho desasosiego, tanto interno como externo, antes de que
cayera el Imperio Babilónico. El vers. 46 refleja este estado de temeroso recelo
que deben haber sentido muchos de los babilonios que veían a su propio gobierno
desgarrado por contiendas en un tiempo cuando una nueva y vigorosa potencia se
estaba levantando para dirigir y dominar el mundo (ver t. III, PP. 50-58). En
todo el decurso de la historia, siempre ha sido el pueblo común el que más ha
sufrido por las intrigas y las guerras de los malos gobernantes. Se exhorta al
pueblo de Dios para que no desmaye ni tema frente a tales calamidades.
47. Idolos.
Ver com. vers. 52.
48. Cantarán.
Compárese con Isa.
44: 23, donde, en forma poética, se invita a la naturaleza para que se regocije
por la redención de Israel.
Norte.
Ver com. cap. l: 14. Aunque
Ciro, el conquistador persa, en realidad venía de la parte occidental del Irán,
se acercó a Babilonia al frente de los ejércitos de lo que antes había sido el
vasto Imperio Medo, al norte de Mesopotamia. Muchos de los diversos pueblos que
formaban su ejército (vers. 27) eran de naciones del norte.
49. Los muertos de Israel.
El
hebreo de este versículo permite varias traducciones. La de la RVR supone el
añadido de la preposición "por" al comienzo mismo del versículo. También sería
posible traducir: "También Babilonia ha de caer, oh muertos de Israel, y en
Babilonia caerán los muertos de toda la tierra".
50. Acordaos.
El mensaje de Jeremías hace resaltar que el
pensamiento que debía primar en los judíos debía ser el de volver a Palestina en
cuanto se presentara la oportunidad. La importancia de esta amonestación se ve
porque muchos años más tarde -cuando Ciro y sus sucesores permitieron que
volvieran los judíos que así lo desearan- sólo una pequeña parte de la nación
respondió a esa invitación. Aunque en tiempos de Jeremías los exiliados
anhelaban volver a su patria, al cabo de dos o tres generaciones, hacia el final
de los 70 años decretados por Dios para su cautiverio (cap. 29: 10), se habían
establecido en Babilonia, y debido a la mediana prosperidad que disfrutaban, la
mayoría se negó a volver a los cerros escabrosos de Palestina, con sus aldeas y
ciudades en ruinas.
52. Idolos.
Los
babilonios se habían burlado de los judíos y los habían despreciado porque el
templo del Señor estaba en ruinas. Ya no podrían seguir haciéndolo porque sus
ídolos serían destruidos.
53. Suba. . .
hasta el cielo.
Es posible que se haga referencia a los elevadísimos
muros de Babilonia y a la gran torre-templo que estaba en el centro de la
ciudad. Debido a que quedan hoy sólo restos de cimientos, es imposible calcular
la altura que tuvieron en su apogeo los muros de Babilonia. Herodoto (i. 178)
afirma que el muro de la ciudad tenía 200 codos reales de alto (unos 100 m).
Aunque esto sin duda es exagerado (ver la Nota Adicional de Dan. 4), indica que
los muros deben de haber tenido una altura notable. El zigurat, o sea la
torre-templo de Babilonia, según una inscripción cuneiforme de la época, tenía
unos 100 m de altura.
55. La mucha
jactancia.
Literalmente, "el gran ruido" (BJ), o sea quizá el estruendo
de la gran población de Babilonia. También podría traducirse como "gran voz", lo
que se referiría a la voz de autoridad con la cual hablaba Babilonia en su
apogeo.
Sus olas.
Literalmente, "las olas de ellos", no de los
babilonios, sino de los ejércitos atacantes.
56. Dios de retribuciones.
Literalmente, "Dios de
retribuciones es Jehová".
57. Sus
príncipes.
Aquí se enumeran las diferentes clases de funcionarios
babilonios (ver com. vers. 23).
Sueño eterno.
Ver com. vers. 39.
58. El muro ancho.
Cf. cap. 50: 15;
ver com. cap. 51: 30, 53.
Altas puertas.
Según una descripción
cuneiforme de Babilonia, la ciudad se ufanaba de ocho puertas principales,
además de varias otras secundarias. Otra inscripción cuneiforme de Nabucodonosor
(la así llamada Inscripción de la Casa de las Indias Orientales) afirma que las
hojas de las puertas eran de cedro y recubiertas de cobre. Entre las más
impresionantes ruinas que se han descubierto en Babilonia. están las de la
puerta de lshtar, en el muro norte, por la cual pasaba una de las principales
avenidas de la ciudad. En los ladrillos esmaltados de esta puerta había altos
relieves en tamaño natural de toros (consagrados al dios Adad) y sirrush
(monstruos mitológicos semejantes a dragones, consagrados a Marduk). Estas
imágenes eran de color amarillo o blanco sobre fondo azul. En total, los
excavadores estimaron que había en esta puerta un mínimo de 575 imágenes de
animales.
Para el fuego.
Compárese con Hab. 2: 13.
59. Hijo de Nerías.
Evidentemente
Seraías era hermano de Baruc, amanuense y ayudante de Jeremías (cap. 32: 12). Al
entregar su mensaje a Seraías, Jeremías sin duda lo estaba confiando a un amigo
de confianza que simpatizaba con él.
Iba con Sedequías.
En vista
de la intranquilidad que existía en la parte occidental del imperio y que
amenazaba con convertirse en abierta rebelión contra Babilonia, no sería
irrazonable suponer que Nabucodonosor hubiera llamado a su vasallo para que
fuera a la capital a fin de que renovara su juramento de lealtad (ver PR 329).
Podría suponerse -aunque sin ninguna prueba- que esta visita del rey de
Judá a Babilonia hubiera tenido el propósito de asistir a la dedicación de la
gran imagen de Nabucodonosor (ver com. Dan. 3: 1) en la llanura de Dura. Sin
embargo, esta posibilidad debe considerarse como una mera especulación.
Cuarto año.
Es decir, 594/593 a. C. Esta profecía fue dada en el
año de la controversia de Jeremías con el falso profeta Hananías (cap. 28).
Principal camarero.
Heb. sar menujah , "príncipe del lugar de
descanso", o sea la persona encargada de hacer los arreglos para 566 que el rey
pudiera descansar por el camino. La BJ dice "jefe de etapas". Otra sugerencia se
basa en la idea de que algunas veces menujah significa lo opuesto de "guerra" (1
Rey. 8:56; 1 Crón. 22:9). De acuerdo con esto, Seraías habría sido el caudillo
del partido pacífico de Judá, y, en ese sentido habría sido favorable a los
babilonios.
60. En un libro.
"Un"
no es aquí artículo indefinido, sino adjetivo numeral. Puesto que no se perdió
el registro cuando el libro fue arrojado al Eufrates (vers. 63), es claro que no
era la única copia. El profeta, o su amanuense Baruc, sin duda hicieron una
copia en otro rollo de la parte de las profecías referentes a Babilonia, y se la
dieron a Seraías cuando se presentó la oportunidad de mandarla a Babilonia.
62. Asolado.
Ver com. cap. 50:
12-13.
63. Lo echarás.
Con
frecuencia Jeremías ilustró objetivamente sus profecías (cap. 13: 1-11; 19:
1-13; 27: 2-3;43: 9- 10).
64. Hasta aquí.
La profecía de Jeremías concluye con este versículo. El último capítulo
es un epílogo histórico (ver com. cap. 52:1).
COMENTARIOS DE
ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE JEREMÍAS CAPÍTULO 51
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