1. ¡Cómo!
Heb. 'ekah (ver com. cap. 1: 1).
Este capítulo es un poema acróstico similar al del cap. 1 (ver com. cap.
1: 1). En la BJ y la VM, en los cap. 1 y 2, aparecen los nombres de las letras
hebreas con las cuales comienzan los diferentes versículos.
Su furor.
Nuevamente en los vers. 3, 6, 21-22 se hace referencia al furor de Dios.
El tema de este capítulo es la furia de la ira divina.
La hermosura de
Israel.
"Gloria" o "esplendor" (BJ) de Israel. Posiblemente se refiera
al templo (ver com. Isa. 60: 7; 63: 15).
Estrado de sus pies.
Es
decir, el santuario (Sal. 99:5; 132:7), y de un modo particular, el arca (1
Crón. 28:2; ver com. Eze. 43:7).
2. El
Señor.
Ampliando la idea del cap. 1: 12-15, el profeta atribuye a Jehová
toda la aflicción de Judá, que describe detalladamente. Muchas veces se afirma
que el Señor hace lo que no impide (ver com. 2 Sam. 24: 1). De este modo el
profeta hace resaltar el aspecto ético de la angustia de Judá.
Tiendas.
Heb. naweh , "morada" o "campo de pastoreo". Repetidas veces se emplea
esta palabra para referirse a la morada de los pastores y a sus campos de
pastoreo (Sal. 23: 2; 65: 13; Jer. 9: 19; 23: 10; 251: 37; Amós 1: 2). En este
pasaje es evidente que la palabra se refiere a los lugares no fortificados de
Judá, en contraste con las "fortalezas" que se mencionan a continuación.
Humilló al reino.
0 "profanó". Esta era la nación que Dios había
destinado para que fuera "reino de sacerdotes, y gente santa" (Exo. 19: 6).
3. Poderío.
En la RVA y la BJ se
traduce como "cuerno". Es una traducción literal y correcta. Pero en la RVR se
ha empleado una traducción equivalente, pues el "cuerno" era símbolo de fuerza,
poder o gloria (Deut. 33: 17; Job 16: 15; Sal. 75: 4; Jer. 48: 25; Amós 6: 13).
Retiró.
En lo pasado, Dios había empleado su mano protectora
para defender a su pueblo (Exo. 6: 6; Sal. 98:1-3). Ahora se había quitado de
los enemigos todo freno (cf. Sal. 74: 11).
4. Como enemigo.
El profeta no podía llegar al punto de
decir que el Señor era el enemigo de Judá, porque en verdad no lo era. Cuando
empleó a los enemigos de los judíos para castigarlos, Dios parecía ser un
enemigo, pero derramaba sus castigos a fin de que su pueblo pudiera volverse a
él.
Su mano derecha.
Ver com. vers. 3. La mano derecha de Dios
no sólo había dejado de proteger al pueblo de Judá, sino que se la presenta como
si se hubiera vuelto activamente contra él.
tienda de la hija de Sión.
La puntuación tradicional hebrea indica que esta frase pertenece al
final del versículo.
5. Sus palacios.
En los vers. 5-8 se describen las etapas sucesivas de la destrucción de
la ciudad: los palacios, las fortalezas, el templo, el altar, y los muros.
Cuatro semanas después de haber tomado la ciudad de Jerusalén, Nabuzaradán, el
comandante babilonio, había quemado el templo, el palacio real y las principales
residencias y había derribado el muro (Jer. 52: 12-14).
Sus fortalezas.
En el hebreo, el dueño de los palacios es alguien del género femenino,
mientras que quien posee las fortalezas es un ser masculino. Es posible que los
palacios pertenecieran a Jerusalén, la "hija de Judá", mientras que las
fortalezas, o ciudades fortificadas (entre ellas, Jerusalén) pertenecían al
país, a Israel.
La tristeza y el lamento.
Heb. ta'aniyyah
wa'aniyyah . Palabras sinónimos, ambas de la raíz 'anah , "lamentar", son muy
efectivas en la poesía hebrea. "Lamentos y ayes" (VM); "gemidos y gemidos" (BJ).
Las mismas palabras hebreas aparecen en Isa. 29: 2.
6. Tienda.
Sin duda se refiere a la rapidez con la cual
fue destruido el templo.
Ha hecho olvidar.
Los castigos de Dios
sobre Judá -la destrucción del templo y la deportación de la población- habían
resultado en la interrupción de los servicios sabáticos y de días de fiesta en
el templo (cap. 1: 4). El profeta contempla la situación imperante desde el
punto de vista de la ciudad arruinada y no insinúa que Dios había determinado
que su pueblo de dejara de observar el sábado (Jer. 17: 27; Sof. 3: 18).
7. Su voz.
"Gritos" (BJ). El
tumulto de los soldados babilonios victoriosos que saquean el templo es
comparado con el canto, el clamor y la danza de los israelitas en sus grandes
fiestas anuales (Sal. 42: 4; 74: 3-8; Isa. 30: 29).
8. Extendió el cordel.
Debe entenderse que se habla de un
cordel para medir. Esta expresión aparece en Zac. 1: 16 en relación con la
reconstrucción del templo. En 2 Rey. 21: 13 e Isa. 34: 11, se la emplea como
aquí, en relación con castigo y destrucción. Significa que así como el
arquitecto construye con precisión, así también obra Dios en la destrucción.
Su mano.
Ver com. vers. 3-4.
9. No hay ley.
Aunque el hebreo permite traducir esta
frase así como lo hace la RVR, también podría traducirse como lo hace la BJ: "Su
rey y sus príncipes están entre las gentes; ¡ya no hay Ley!" El hebreo emplea la
palabra torah , "ley", que es muy abarcante, pero cuyo sentido básico es
"instrucción" (ver com. Deut. 31: 9; Prov. 3: 1). Dentro del con texto de este
pasaje, no parecería irrazonable entender que torah se refiere a todo el sistema
de consejo y dirección que ya no existía más en Judá por causa del exilio de su
gobierno, de sus sacerdotes (a los cuales les había sido encomendada
específicamente la instrucción de la torah ), y de sus profetas.
Sus
profetas.
Ver Sal. 74: 9; Eze. 7: 26. Se trata de una referencia a tan
grupo de profesionales que constituían la clase o partido de los profetas en
Judá, los cuales habían sido desleales a su vocación (Jer. 18: 18; 28: 1-17). En
esta clasificación no se incluye a los profetas fieles, tales como Jeremías,
Ezequiel y Daniel, quienes recibieron revelaciones divinas después de la caída
de Jerusalén (Jer. 42: 4, 7; Eze. 32 al 48; Dan. 5 al 12).
10. Polvo. . . cilicio.
Manifestaciones de luto (los. 7: 6; 2 Sam. 13:19; Neh. 9: 1; Job 2: 12).
11. Mis entrañas.
Ver com. cap. 1:
20.
Hígado.
El hebreo dice literalmente "mi pesado". Los
antiguos creían que el hígado era el más pesado de los órganos abdominales. Por
cuanto se pensaba que la sede de las emociones estaba en las vísceras, el
derramamiento del hígado indica un gran trastorno emotivo.
12. A sus madres.
Aquí se alude al
aspecto más triste de toda esa guerra: el clamor de los niños hambrientos en
brazos de sus padres desvalidos.
El trigo y el vino.
Estos dos
alimentos representan todos los alimentos, sólidos y líquidos en general (Deut.
11: 14).
Derramando sus almas.
Cuando morían de hambre junto al
pecho de su madre (ver com. Sal. 16: 10; 1 Rey. 17: 21).
13. ¿A quién te haré semejante?
La idea de este versículo
es que nadie más ha sufrido tanto como Jerusalén, cuyo caso podría servirle de
consuelo. Su castigo resulta tanto 583 más duro puesto que nunca antes ha
sufrido alguien tanto como ella debe sufrir.
14. Vanidad.
Los profetas infieles de Judá habían inventado
visiones que agradaban al pueblo (Lam. 2: 9; Miq. 3: 5).
Descubrieron.
"Revelaron" (BJ); ver cap. 4: 22.
Extravíos.
Esta
palabra aparece únicamente aquí en el AT y no se sabe a ciencia cierta cuál debe
ser su traducción. Algunos han propuesto "seducciones", otros, "repudio". En
todo caso, la vigorosa condenación lanzada contra los falsos profetas sirve de
advertencia a todos los que hablan en nombre de Dios (Eze. 12: 24; 13: 6-9; 22:
28). Quienes hicieron descarriar a Judá empleando el nombre del Señor son
responsables en buena medida por el sufrimiento de la nación.
15. Silbaron.
Ver com. Jer. 18: 16.
Movieron despectivamente sus cabezas.
Gesto de burla (Mat. 27:
39; Mar. 15: 29).
16. Todos.
En el
hebreo, al comienzo de los vers. 16 y 17 están invertidas las letras pe' y 'áyin
. Debería aparecer primero áyin , y luego pe' , en el orden establecido del
alfabeto hebreo (ver com. cap. 1: 1). No hay ninguna explicación satisfactoria
para este cambio, que también aparece en los cap. 3: 46, 49; 4: 16-17. Se
entiende como una característica del autor de Lamentaciones.
Abrieron
contra ti su boca.
A fin de devorar (Sal. 22: 13).
Crujieron los
dientes.
En actitud de odio y desprecio (Sal. 35: 16; 37: 12).
17. Tiempo antiguo.
Muchos siglos
antes, Dios había advertido a Israel de las calamidades que le sobrevendrían si
persistía en desobedecerle (Lev. 26: 14-39; Deut. 28: 15-68). Una larga sucesión
de profetas había repetido estas advertencias. Ahora se habían cumplido.
18. El corazón de ellos.
Aunque no
se da el antecedente de este pronombre, resulta lógico entender que se refiere
al pueblo de Judá.
Oh hija de Sión.
El hebreo dice "muros de la
hija de Sión". Aquí, al igual que en el vers. 8, los muros representan la ciudad
de Jerusalén.
Las niñas de tus Ojos.
Es decir, las pupilas.
19. Levántate.
Heb. qum (ver com.
Mar. 5: 41). Puesto que el pasaje se refiere a la noche, se habla de hacer
levantar a alguien de la cama.
Al comenzar las vigilias.
En
tiempos del AT, los judíos solían dividir la noche en tres partes, o "vigilias":
desde la puesta del sol hasta aproximadamente las 22 horas, la primera; la
"guardia de la medianoche" (Juec. 7: 19), desde las 22 horas hasta las 2 de la
madrugada; y la "vigilia de la mañana" (Exo. 14: 24; 1 Sam. 11: 11), desde las 2
hasta la salida del sol. Aquí parece decirse que a todas las horas de la noche
-al oscurecer, a medianoche, en las primeras horas de la madrugada, cuando todos
duermen- se debía instar al pueblo de Jerusalén a levantarse de la cama a fin de
buscar al Señor en su situación de extrema necesidad.
Derrama.
Ver com. vers. 11.
Alza tus manos.
En la antigüedad, era
común orar con las manos alzadas (Sal. 28: 2; 63: 4; 119: 48; 134: 2; 1 Tim. 2:
8).
Las entradas de todas las calles.
Ver Lam. 4: 1; Isa. 51:
20; Nah. 3: 10. Las ciudades antiguas por lo general no tenían calles trazadas a
la usanza actual. Sus callejuelas eran algunas veces meros callejones tortuosos
que llevaban a las plazas o a algún otro centro público. Las "entradas" de las
calles serían estas plazuelas o intersecciones de los callejones.
20. Mira.
Los vers. 20-22
constituyen una oración con la cual Judá implora al Señor en respuesta al clamor
del vers. 19.
Considera.
Jerusalén no procura instruir a Dios en
cuanto a lo que él debería hacer sino que, con espíritu de verdadera oración y
genuino arrepentimiento, sólo ruega que él le conceda su atención, reconociendo
que el Padre sabe mejor que ella lo que más le conviene.
A quien.
Las espantosas escenas que se han pintado no habían transcurrido en una
nación pagana, sino en medio del pueblo escogido de Dios, a quien habían sido
prometidas una vez las más ricas bendiciones divinas con la condición de que
Israel le obedeciera (Gén. 12: 2-3; 15: 5; 18: 18; 26: 3- 4; 28: 14; Deut. 28:
1-13; 30: 1-10; 33). De modo que los que pretenden recibir las riquísimas
promesas de Dios se hacen responsables de permitir que la justicia de Cristo
cubra sus vidas, a fin de que no sean hallados indignos de las bendiciones que
desean recibir.
La enormidad del sufrimiento de Israel indica la
inconmensurable riqueza de las bendiciones que esa nación habría recibido si
hubiera permanecido fiel al Señor.
El fruto.
Es decir, sus hijos
(cap. 4: 10). En 584 Deut. 28: 53; Jer. 19: 9 se profetizó que en tiempos de
gran angustia las madres comerían a sus hijos. El relato de 2 Rey. 6: 28-29
confirma que esto ocurrió.
22. Día de
solemnidad.
Ver com. cap. 1: 15
COMENTARIOS DE ELENA
G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE LAMENTACIONES CAPÍTULO 2
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