1. ¡Cómo!
Heb. 'ekah (ver com. cap. 1: 1).
Al igual que los cap. 1, 2 y 3, el cap. 4 es un acróstico. Su estructura
métrica difiere de los tres primeros poemas porque cada versículo tiene dos
acentos principales y no tres. En el t. III, PP. 19-30, hay un estudio detallado
de la estructura de la poesía hebrea.
Oro.
Los símbolos del oro,
el buen oro y las piedras parecen aplicarse tanto al templo, que había sido
adornado con oro, como al pueblo mismo, lo que se sugiere en el vers. 2.
Las encrucijadas de todas las calles.
En el hebreo se emplea la
misma frase del cap. 2: 19. Ver com. allí.
2. Preciados y estimados.
Literalmente, "preciados y
pagados". Se hace referencia a la costumbre de pesar el metal precioso para
pagar por una compra (Gén. 23: 16), como se hacía antes de que se emplearan
monedas acuñadas. El que se pesara oro y no plata para concertar esta
transacción, muestra el gran valor de la compra. En Esd. 8: 25-26, 33; Job 28:
15; Jer. 32: 9; Zac. 11: 12 se presentan ejemplos de esta práctica.
Son
tenidos por.
Heb. jasab , "considerar", "estimar", "valorar". Esta
palabra también es un término comercial que se emplea en el registro de las
transacciones comerciales (2 Rey. 22: 7).
Vasijas de barro.
Las
vasijas de barro eran los utensilios más comunes y más baratos de la antigüedad.
Los miles de fragmentos de alfarería hallados por los arqueólogos demuestran que
se usaban machismo. Según este versículo, los hijos de Sión, cuyo valor sólo
podía estimarse con oro, han sido justipreciados por sus enemigos como algo casi
sin valor y así se ha registrado en su contabilidad. En verdad, es un triste
comentario del bajo nivel al cual había caído Judá en los días del profeta
Jeremías.
3. Avestruces.
Ver com.
Job 39: 13-17.
5. Estercoleros.
Lugar donde se arrojaban cenizas y desperdicios. El sentarse o acostarse
allí era un signo de completa degradación (ver 1 Sam. 2:8). La ciudad de
Jerusalén no era ya sino un vasto montón de cenizas.
6. Sin que acamparan contra ellas compañías.
"Sin que
nadie le echase mano" (VM). El texto hebreo no es claro, pero es evidente que se
refiere a que en la destrucción de Sodoma no hubo intervención humana; su
destrucción vino únicamente de lo alto. Puesto que el pecado de Jerusalén es
mayor que el de Sodoma, ¡cuán terrible no habrá de ser su castigo!
7. Sus nobles.
Heb. nazir ,
"consagrado". Este sustantivo viene del verbo hebreo nazar , "apartar",
"dedicar", y por eso se refiere al que ha sido dedicado para algún propósito. En
su sentido técnico, se refiere a la persona que ha hecho los votos de ser
nazareo (Núm. 6; Amós 2: 11-12; cf. Juec. 13: 5, 7; 16: 17). También se lo
emplea en un sentido más general en relación con José, quien había sido puesto
aparte, "apartado de entre sus hermanos" (Gén. 49: 26; Deut. 33: 16). Sin duda,
en este pasaje se emplea la palabra con este sentido genérico, por lo que se
puede aplicar a los príncipes, los dirigentes, los que ocupan elevados puestos
(ver com. Núm. 6: 2).
Nieve.
Aunque en el AT tales figuras
suelen referirse a la limpieza moral (Isa. 1: 18), aquí sólo pueden referirse al
aspecto imponente que una vez habían tenido los dirigentes de Judá.
Su
talle.
"Su figura" (BJ). Su aspecto era el de piedras hermosamente
talladas y labradas.
8. No los conocen.
No se los reconoce porque su aspecto ha cambiado tan horriblemente.
Como un palo.
Figura de sequedad y dureza.
10. Piadosas.
"Tiernas" (BJ);
"misericordiosas". Mujeres que una vez fueron madres tiernas y compasivas, en la
extrema angustia provocada por el asedio han comido a sus propios hijos (ver
com. cap. 2: 20).
12. Creyeron.
Tanto por su posición estratégica como por sus fortificaciones, se
consideraba que Jerusalén era inexpugnable. Ese concepto debe haberse
magnificado aún más ante los paganos por la destrucción sobrenatural del
ejército asirio mientras Senaquerib sitiaba la ciudad (2 Rey. 19: 35). Todo esto
fomentaba una falsa sensación de seguridad entre los impíos moradores de
Jerusalén.
13. Pecados.
Los
dirigentes religiosos de Judá eran impíos tanto de corazón como en sus hechos
(ver com. Isa. 3: 12).
Derramaron... sangre.
El hecho de que los
sacerdotes y los falsos profetas hubieran sido los primeros en pedir la muerte
de Jeremías (Jer. 26: 7-24) podría indicar que fueron los principales culpables
de la muerte de otros ,justos (Jer. 6: 13-15; 23: 11-15).
14. Titubearon.
"Vacilaron" o
"tambalearon". Quizá se refiera al estado de confusión de esos dirigentes, una
vez objeto de grandes honores, al comprender que eran desechados y puestos de
lado por todos (cf. Deut. 28: 29).
15. ¡Inmundos!
Este era el grito de los leprosos (Lev. 13:
45).
Les gritaban.
Era el pueblo que gritaba a los falsos
profetas y sacerdotes.
Se dijo.
Los paganos dijeron entre sí.
16. La ira.
Heb., el "rostro". Ver
Lev. 17: 10; Sal. 34: 16; Jer. 16: 17-18. De nuevo las letras hebreas pe' y
'áyin aparecen invertidas en este acróstico (ver com. cap. 2: 16; 3: 46).
Los apartó.
Mejor, "los dispersó" (BJ).
La presencia.
Literalmente, los "rostros'. Aquí hay un interesante juego de palabras.
Los impíos fueron dispersados por el rostro del Señor, porque ellos, a su vez,
no habían demostrado ningún respeto por el rostro de los sacerdotes.
18. Calles.
Es decir, las plazas de
la ciudad (ver com. cap. 2: 19). Durante el asedio era peligroso andar por esos
lugares abiertos, pues uno se exponía a los proyectiles disparados 592 desde las
torres levantadas por los sitiadores fuera de los muros de la ciudad (ver com.
Jer. 32:24).
19. Montes.
El
reducido territorio del reino de Judá en los últimos años de su historia
consistía en poco más que montañas y desierto.
20. El aliento de nuestras vidas.
Algunos piensan que este
versículo habla del rey Sedequías. Otros se han extrañado de que Jeremías
pudiera así honrar el recuerdo de un rey a quien en otros pasajes fustiga tan
fuertemente. Sin embargo, el profeta no habla aquí de Sedequías como hombre,
sino del rey como "ungido de Jehová" , el dirigente que había sido divinamente
designado para la nación (1 Sam. 24: 5-6; 26: 9, 11; 2 Sam. 1: 14, 16).
Tendremos vida.
Quizá los seguidores de Sedequías concibieron la
vana esperanza de que al escapar de la ciudad condenada, podrían mantenerse
independientes de alguna manera en el desierto de Judea o en la Transjordania
(ver com. Jer. 39: 4-5).
21. Hija de Edom.
Los edomitas eran descendientes de Esaú (Gén. 36: 8, 19). La animosidad
que una vez existiera entre Jacob y Esaú había sido perpetuada por sus
descendientes (Núm. 20: 14-21; Deut. 2: 4-5). Cuando los ejércitos babilonios
invadieron a Judá, los edomitas se les unieron en contra de los judíos y
aprovecharon para saquear la campiña (Eze. 25: 12-14; 35: 5; Abd. 11-14). Este
pasaje tiene un sentido irónico: "¡Alégrate ahora por tu ganancia mal habida,
porque poco te durará!"
Tierra de Uz.
Este era el país de Job
(ver com. Job 1: 1). También se lo menciona en relación con varios otros vecinos
de Judá en Jer. 25: 20.
22. Castigo.
Ver com. vers. 6.
Descubrirá.
Heb., "descubrió", o
"reveló" (cap. 2:14).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE LAMENTACIONES CAPÍTULO 4
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